Epidemias: Honduras entre Escilas y Caribdis

MA
/
15 de mayo de 2020
/
01:05 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Epidemias: Honduras entre Escilas y Caribdis

La necesidad de neutralizar la infodemia

PREVENCIÓN Y SEGURIDAD

Coronel ® José Antonio Pereira Ortega

No cabe duda que, en lo que a seguridad humana se refiere, la mayoría de los hondureños estamos experimentando una situación crítica extrema, como refiere el dicho popular “la están viendo color de hormiga”, ya que cuando apenas se había logrado un ligero progreso en la contención a la criminalidad, con sustanciales logros en la disminución de muertes violentas, teniendo para diciembre 2019, 43 homicidios por cada 100 mil habitantes, que según parámetros de la OMS, una tasa superior a 10 homicidios por cada 100 mil habitantes constituye un hecho epidemiológico, lo cual nos dice que ya veníamos sufriendo una epidemia por criminalidad, y apenas comenzaban a emprender nuevos programas, cuando nos sorprende una nueva epidemia, convertida en pandemia mundial materializada en el COVID-19 y malogrando los avances alcanzados en esas desgastantes luchas.

Lo sucedido tiene a Honduras y su población entre Escilas y Caribdis, una frase que da el título al artículo de hoy, referida de la mitología griega y hace alusión al estar entre dos peligros simultáneos y que vuelven difícil el sortear uno sin caer en el otro que supone un peligro mayor, sin descuidar atacar otras epidemias como el dengue, el SARS, H1-N1 (La INFLUENZA), MERS, etc.

De tal suerte, vivimos una realidad inobjetable con un enemigo que es invisible al ojo humano y otros detectables, pero por el COVID-19 los delincuentes circulan libremente enmascarados, con la rienda suelta para cometer sus fechorías, tomando ventaja que las autoridades están muy empeñadas, controlando la población por los desatinos ante el COVID-19.

El peligro aumenta dado que una sociedad con este panorama, puede sufrir un shock social y por ende buscar culpables y no dudarán en señalar al gobierno, que cada día pierde más la confianza de su pueblo; para el caso en este momento se vive una gran incertidumbre ante la monumental pachorra, por ejemplo de La SESAL, que a siete semanas de crisis ni siquiera puede montar una campaña efectiva vía pruebas para identificar los contagios, sus diferentes equipos en el norte y el centro no definen concretamente un tratamiento eficaz, cuando hace 5 semanas se les ha estado orientando con especialistas, pierden más tiempo queriendo sumar la participación de un Colegio Médico politizado y contra el gobierno, lo cual exhibe la poca seriedad de unos y de otros.

Vista así la situación, debemos convencernos que tenemos una responsabilidad compartida con el gobierno, entender que cada persona debe por lo tanto asumir responsabilidades por sus propios medios y talentos, en un ambiente caótico y con un gobierno limitado en su proceder por diversas razones, o sujeto a las decisiones por la OPS, debemos entender que no podemos echarnos a morir ante tanta ineficiencia y tomar responsabilidades por nosotros mismos y nuestras familias para darles protección contra la epidemia y contra la criminalidad.

Es necesario y útil entender, que cada persona natural o jurídica acepte que deben hacerse sacrificios, debe darse una reorientación en los procesos previa reeducación respecto al cuidado personal y colectivo, enfrentando la condición insegura, tomando como base estudios de expertos nacionales e internacionales que consideran dos aspectos correlacionados: los riesgos y las vulnerabilidades tanto en la criminalidad como la epidemia sanitaria.

Como bien señalan los expertos y analistas de seguridad, en situaciones confusas como estas y conscientes de los problemas que nos acosan, conviene asumir que no podemos dejarle al gobierno o a los cooperantes todo el trabajo, podemos empezar con los factores comunes en estos males, comenzando por identificar los peligros y las medidas potenciales, como lo plantea David Lee, partir de las similitudes en base a dos posibilidades: evaluar los riesgos y las vulnerabilidades.

1. En el problema de la epidemia sanitaria del COVID-19 refiere el de contagiarse del virus como el mayor riesgo y ponderar la magnitud de ese riesgo, es decir, elaborar por ejemplo una lista de chequeo relacionado con ese riesgo de contaminarse, que contenga como mínimo: por qué debo salir a la calle, qué lugares voy a visitar, cuál es el ambiente en ese lugar, qué personas son asiduas en ese lugar, las estadísticas de contagio en esa área (mercado, supermercado, bancos, ferreterías, etc.

2. Lo mismo debe plantearse con la criminalidad, en este caso el sufrir un hecho delictivo, debiendo hacer un análisis que pondere la magnitud de ese riesgo, determinando qué vulnerabilidades lo exponen a sufrir el mismo, la frecuencia de ese delito en su entorno social, laboral y familiar, hacer públicos sus estados financieros, exhibir sus riquezas, etc.

De igual manera en ambos casos, determinar qué herramientas o medidas puede implementar bajo su propia responsabilidad; en caso de contagio compenetrarse del cumplimiento de las medidas, como uso de mascarillas, distanciamiento social, lavado de manos, etc. En el caso de sufrir una extorsión, puede tomar medidas pasivas y activas, como evitar los malos hábitos en seguridad, no hacer rutinas en sus actividades, no exponerse en redes sociales comprometedoras, implementar medidas de seguridad en el hogar, llevar una vida frugal, controlar sus finanzas, etc. Todo lo que le ayude a endurecer el blanco.

3. Apelar al sentido común y tomar previsiones de seguridad en todo su entorno.

Más de Columnistas
Lo Más Visto