Estigmatización por coronavirus es una amenaza para todos

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21 de mayo de 2020
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12:22 am
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Estigmatización por coronavirus es una amenaza para todos

Por: José Rolando Sarmiento Rosales

La estigmatización por el padecimiento de la pandemia de COVID-19, se hizo sentir en nuestra capital cuando ocurrió el primer traslado en ambulancia hacia el Hospital Cardiopulmonar, a cuya entrada se escuchó una voz masculina no identificada gritando ´´mátenla, mátenla´´, refiriéndose seguramente a la mujer infectada llevada para su tratamiento al hospital de referencia, designado por las autoridades de la Secretaría de Salud, afortunadamente el paso rápido por el portón de ingreso, permitió que la paciente llegara a su destino sin mayores problemas.

Sin embargo, en medios de prensa internacional nos hemos enterado de casos de estigmatización a personal de salud que labora en hospitales europeos, cuando al ingresar a centros comerciales, farmacias o supermercados para efectuar alguna compra, al ser identificados por vestimenta de trabajo, han sido agredidos verbalmente por algunas personas, supuestamente porque su presencia puede llegar a contagiarlos de la enfermedad, hecho que resulta desagradable al ´´culpar y avergonzar a ciertos grupos por una pandemia que es una amenaza para todos´´. En los Estados Unidos y en Europa, por ejemplo, los descendientes de asiáticos han sido tratados con sospecha, y culpados por COVID-19, aunque ellos tengan la misma probabilidad de contagiar el virus que el resto de la población en general.

Culpar y avergonzar a algunos grupos de esta manera puede herir, y puede ser peligroso. Hace que estas personas se conviertan en blancos para un enojo y una hostilidad sin fundamento. También crea dificultades y divisiones que entorpecen la respuesta a la pandemia. El estigma puede hacer que las personas se sientan aisladas, y hasta abandonadas. Quizás se sientan deprimidas, heridas, y enojadas cuando los amigos y otros en la comunidad los eviten por miedo a contagiarse con COVID-19. Por ello los organismos internacionales de la salud y las autoridades nacionales ven con desagrado la estigmatización de los pacientes del coronavirus y del personal de salud que les atiende en los centros asistenciales designados para su tratamiento.

Lo que quizás preocupe aún más es que el estigma daña la salud y el bienestar de la gente de muchas maneras. Los grupos estigmatizados con frecuencia pueden verse privados de acceso a recursos que necesitan para cuidarse y cuidar a sus familias durante una pandemia. La investigación de epidemias pasadas ha demostrado que el estigma perjudica los esfuerzos para hacer pruebas de detección y para tratar la enfermedad. Si hay personas que están preocupadas por el rechazo, o algo peor, es menos probable que se hagan pruebas de detección o que busquen atención médica, lo que aumenta los riesgos de infección para ellos y para los otros.
Recuerda, esta situación nos afecta a todos. La pandemia de COVID-19, terminará antes si los temores y los rumores se reemplazan con información verdadera, acción adecuada, y nos demostramos apoyo uno al otro. Por ello preocupa la situación difícil que viven miles de inmigrantes, entre ellos hondureños, tanto en Estados Unidos como en los estados fronterizos de México, donde el gobierno de Tamaulipas confirmó que 16 migrantes están contagiados de coronavirus, cerca del 10% de los positivos registrados en ese estado fronterizo. Entre ellos están los 14 casos reportados en un albergue de Nuevo Laredo, un brote vinculado a un deportado de Houston (Texas) que llegó a ese centro sin saber que era portador de la enfermedad.

“El problema es que los casos asintomáticos son muy complejos de detectar”, asegura Ricardo Calderón Macías, responsable del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes en la ciudad de Reynosa. Según explica, ese organismo ha puesto carpas en los cruces fronterizos donde toman la temperatura y hacen un cuestionario a todos los deportados para tratar de identificar si han estado expuestos al coronavirus, una práctica extendida en toda la frontera. Precisamente los centros de detención donde están retenidos unos 32,000 migrantes están en el centro de la polémica en EEUU en medio de la pandemia de coronavirus.

Diversas organizaciones han exigido al gobierno de Donald Trump liberar a los detenidos de esas cárceles, donde más de 200 personas han dado positivo a la prueba de coronavirus y donde los reclusos viven hacinados y sin los insumos necesarios para cumplir las medidas de higiene que eviten la propagación de la enfermedad. Ahora, junto al pesar de no haber conseguido su objetivo de llegar o quedarse en EEUU, a los retornados les acompaña el temor de contagiarse de un virus invisible y la posibilidad de ser rechazados en sus propias comunidades de origen.

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