DEPORTADOS Y “LOS ALIADOS”

ZV
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23 de mayo de 2020
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12:13 am
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DEPORTADOS Y “LOS ALIADOS”

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

ANDRÉS López Obrador, como gesto solidario de su gobierno, durante la pandemia que a todos golpea, mandó un avión repleto desde México con 138 migrantes hondureños deportados. En este crítico período de peligroso contagio, cuando los vuelos aéreos están restringidos o sujetos a un protocolo de bioseguridad, la aeronave repleta de expulsados, aterrizó en el aeropuerto internacional Toncontín. A su llegada las autoridades hicieron las pruebas clínicas correspondientes para enterarse que varios de los regresados resultaron positivos de coronavirus y los mandaron a tratarse al Hospital del Tórax, contiguo a la colonia Lara. ¿Cuántos deportados contagiados de coronavirus han llegado a Honduras de distinta procedencia? Ni la humanidad tuvieron allá de detectar el contagio y atender a los enfermos. La suerte que corren nuestros compatriotas migrantes, y los que se quedaron estancados en otros lugares mientras no sean escándalo internacional como que a nadie interesa. Pocos hemos quedado abogando por sus derechos y abordando la zozobra que atraviesan en su calvario. Mientras no sea motivo de escándalo internacional que rinda rédito político en lo doméstico, el tema es ignorado.

Nada dicen las “chatarras” de los chats, ni los twitis de los “likes”, ni los filibusteros del FB, ni los zombis hipnotizados en sus pantallas digitales. Los retornos desde los Estados Unidos están amparados en los acuerdos de “cooperación de asilo” que los gobiernos del triángulo norte suscribieron con Washington. Sin embargo, no se sabe que con México haya un acuerdo suscrito para que en tiempos de crisis mande tendalada de deportados. Más bien AMLO se ufanaba a inicios de su gestión que México iba a demostrar que se “puede atender la migración con humanismo”. La vía para enfrentar las masivas peregrinaciones –decía AMLO en aquellos días–es con desarrollo, empleo y bienestar, ya que él dizque “valora el derecho de la gente de buscarse la vida y el respeto a los derechos humanos”. Para el plan propuesto por México para atacar las causas de la migración en sus raíces –falta de empleo, pobreza, violencia, miedo– entregó a Honduras la miserable suma de $20 millones, orientados a un programa de siembra de palos. Una cantidad igual, del mentado proyecto “Sembrando Vidas”, con la misma pomposidad que se le hizo entrega al gobierno hondureño, fue dada a El Salvador y a Guatemala. No se volvió a recibir ningún otro desembolso de recursos para financiar el ilusorio plan.

Ahora bien, allá en Guatemala, Jimmy dejó tremendo legado a su sucesor. La sede diplomática en Jerusalén y el tratado de “tercer país seguro” con el imperio. En su momento el candidato presidencial ganador, rechazó el arreglo. Pero una vez que asumió el cargo no se le volvió a escuchar palabra sobre haber roto con Washington lo acordado. Varios días atrás en conferencia de prensa dijo que “su gobierno está luchando con fuerza contra el coronavirus, pero los contagios les están llegando desde Estados Unidos, en los vuelos de inmigrantes deportados que no han parado a pesar de la emergencia que viven los países latinoamericanos por la pandemia”. Con aplomo anunció: “Quedan en suspenso los vuelos de deportados”. Varios allá en Guatemala aplaudieron que el mandatario se había “amarrado los pantalones”. Sin embargo, lo vuelos siguieron llegando. Guatemala ha recibido a 102 migrantes deportados contagiados de coronavirus procedentes de EE. UU. Su más reciente declaración fue una de resignación: «Eso de aliados con Estados Unidos no es cierto. Guatemala es aliado de los Estados Unidos, Estados Unidos no es aliado de Guatemala», dijo a manera de reclamo durante un diálogo virtual con el académico Centro de Latinoamérica del Atlantic Council, con sede en Washington.

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