¿CONTRA LA CORRIENTE?

ZV
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25 de mayo de 2020
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12:14 am
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¿CONTRA LA CORRIENTE?

ESA excitativa hondureña, reclamando a Nicaragua y a Costa Rica que “detener el transporte de carga atenta contra la integración” quizás sea al influjo de la vocación integracionista que siempre ha tenido Honduras, y hasta cierto punto Guatemala por haber sido la capitanía general en tiempos de la corona española. ¿Pero, quién les ha dicho que los demás socios regionales sean integracionistas? Si por querer apelmazar individualidades en una gran nación fusilaron a Morazán. Para no remontarse a época tan lejana, examinemos lo más reciente. El gobierno nicaragüense ha preferido relacionarse más a los bloques suramericanos como el ALBA y orbitar alrededor de las políticas revolucionarias del siglo XXI del finado y ahora del autócrata heredero a la silla perpetua, que caminar de la mano de sus vecinos. Los ticos han preferido desvincularse de sus hermanos regionales, para lucir frente a terceros como algo distinto a “las cenicientas” de la región.

Promocionar su país como la Suiza de C.A. — explotando sus diferencias en niveles de educación, desempeño democrático y bienestar social– y sacar ventajas de la diferenciación. Raras veces buscan el trabajo conjunto como cuando escogieron negociar y suscribir tratados comerciales con el mundo por separado a hacerlo como grupo. Si bien son miembros del BCIE porque allí se reparte el financiamiento, no lo son de otros foros regionales. Ellos miran más hacia el club de los 38 países congregados en OCDE –que los acaba de aceptar como socios– que a los intereses compartidos de la región. En lo que respecta a los salvadoreños –con los que somos más parecidos– los millennials creen ser harina de otro costal. Si bien SICA reúne a los cancilleres para tomar resoluciones que a nada llegan, no volvió a haber reunión de jefes de Estado del Triángulo Norte. Ni siquiera para tratar el tan delicado tema migratorio que a todos atañe y a todos afecta. Pero eso del “juntos pero no revueltos” no solo es parecer del presente. Otros gobiernos por igual, son reiterativos en sacar conejos del sombrero, en el afán de reavivar conflictos fronterizos ya resueltos por la Corte Internacional de La Haya, ratificando el derecho hondureño a su franja de soberanía en el mar Pacífico. Por iguales razones no hay explotación conjunta en las aguas mancomunadas del Golfo de Fonseca. El gobierno salvadoreño y el guatemalteco –excluyendo a Honduras–acaban de firmar una declaración para desarrollar sus facilidades portuarias y su infraestructura vial, con miras a ningunear Puerto Cortés.

Aunque la integración pasó a ser una quimera, nosotros en esta columna editorial siempre hemos sido integracionistas. Por el solo sentimiento de hermandad. De identidades históricas y culturales. La debilidad de las individualidades se compensa con el ahínco del trabajo en conjunto, con la suma de los mercados, con políticas compartidas del bloque para enfrentar los demás. Sin embargo, resulta cansado, y en algún momento el pueblo se fatiga, de tanto nadar contra la corriente. Por su vocación integracionista Honduras reportaba el año pasado, antes que golpeara la pandemia, un déficit comercial con sus vecinos de 851.7 millones de dólares. ¿No les parecería que desde ya –calculando cómo la pandemia va a dejar al país despanzurrado y que la vida después de la calamidad va a exigir reglas distintas del juego– para proteger el empleo local y a los trabajadores hondureños, deberían ir ideando forma de privilegiar las compras de lo hecho en casa? ¿Romper esa manía de comprar al exterior –todo lo que no sea esencial o materia prima– lo que perfectamente se puede obtener en el mercado nacional? Deberían comenzar por incluir una cláusula que obligue a ello en las disposiciones generales del presupuesto. Incluso –a propósito de la competencia desleal– ¿cómo es eso que el fisco no percibe nada de lo que empresas pautan en las redes externas, a veces anuncios colocados por sus matrices en el exterior para que se vean localmente, mientras la publicidad en medios nacionales sí paga todo tipo de impuestos? Piensen, incluso, ya en el ámbito mundial, para aprovechar el malestar del imperio con los chinos, negociar otro TLC con los Estados Unidos. Como de ser creativos se trata, otro día, a las anteriores, vamos a agregar otras ideas. Siquiera para que queden en papel, aunque, como de costumbre, no hagan caso.

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