El baile del uniforme

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25 de mayo de 2020
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12:47 am
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El baile del uniforme

Por: PG. Nieto
Asesor y Profesor CISI

Se tiene la percepción de que los cambios producidos en la humanidad son debidos a los descubrimientos científicos, las guerras, pandemias… Lo que sucede es que cuando un modelo de vida pierde sus anclajes la sociedad afectada se transforma. Progresa como hace la crisálida para convertirse en mariposa, o se radicaliza y enquista. Las creencias cuanto más arraigadas más encarcelan el pensamiento. Una creencia es una regla de vida, una convicción que sustenta un comportamiento moral. Decía Ortega y Gasset: “Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar sobre lo que enseñes”. Educación, formación, y pensamiento crítico para desarrollar una sociedad, no hay otro camino.

Días pasados se produjo el siguiente suceso: un soldado, vistiendo el uniforme militar, estando de facción, se grabó realizando unos pasos de baile subiendo el video a la Internet. La autoridad competente finalmente le sancionó dándole la baja del Ejército. El asunto, masivamente abordado por los medios de comunicación y redes sociales, generó críticas contra la cúpula militar y simpatías al sujeto, incluso hubo periodistas y políticos -necesitados de afecto- que intentaron imitar el baile. Decía Ortega y Gasset: “Hay tantas realidades como puntos de vista. El punto de vista crea el panorama”. En la certeza de nadar contracorriente, expondré un punto de vista sobre “el baile del uniforme”.

Corolario: Indubitada la importancia y capacidad de convocatoria que tiene el uniforme militar. Su portador ha conseguido masiva atención mediática, numerosas entrevistas, un trabajo, una moto… incluso que un político “cazatalentos” lo fichase para su movimiento. Realidad kafkiana ejemplo de algunas debilidades sociales que expuse la semana pasada. Imaginemos que el protagonista hubiese sido un profesional con uniforme de otro sector cualquiera: empleado de banca, empresa de seguridad, un sanitario… ¿La respuesta hubiese sido la misma? Evidentemente no. ¿Por qué?

El baile del uniforme

El protagonista de la noticia no fue el sujeto sino el uniforme militar. Calderón de la Barca escribió un poema dedicado a los soldados de los Tercios de Flandes, sus estrofas están en monumentos y frontispicios de academias militares por todo el mundo. Refiriéndose al uniforme militar escribe: “No adorna el vestido el pecho, que el pecho adorna al vestido”. Para cada militar el uniforme debe ser su santuario. La respuesta mediática evidencia la ignorancia generalizada sobre los símbolos y emblemas, lo que encarna, el alto respeto que merecen. Un símbolo es una alegoría, la representación física de una idea por la que incluso se entrega la vida, ejemplo, la bandera nacional.

Algunas televisoras emitieron videos de militares de otros países bailando, para darle al hecho apariencia de normalidad. Comparación imposible porque: 1.- Ignoramos el contexto en el que se realizaron esos videos, el contexto determina su interpretación; 2.- Desconocemos los reglamentos que observan esos militares, para poder equiparar comportamientos; 3.- Criticamos que extranjeros quieran imponernos sus costumbres, pero ahora las aceptamos hipócritamente porque interesa; 4.- Un hecho punible no se convierte en loable según el número de personas que lo realicen. Finalmente, el propio exmilitar en sus declaraciones confiesa: “Acepto que cometí una falta”, cerrando cualquier debate. Entonces ¿qué hay detrás de esa crítica insidiosa desde algunos medios a las autoridades militares? Humm.

Atención a las palabras del exsoldado en un medio: “Honor, lealtad y sacrificio, es lo que me enseñaron en las FFAA. Nunca voy a emitir una mala expresión contra esa Institución que me abrió sus puertas”. Es probable que fuera inducido en algunas entrevistas para que criticase al Ejército. Aplaudo su comportamiento. Como dice Calderón de la Barca: “La milicia no es más que una religión de hombres honrados”.

En 2010, durante el 234 aniversario de la Independencia, el presidente Barack Obama rindió homenaje al soldado: “Es el soldado y no el periodista, quien nos ha dado la libertad de prensa. Es el soldado, no el poeta, quien nos ha dado la libertad de expresión. Es el soldado, no los políticos, el que garantiza nuestro derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Es el soldado quien saluda a la Bandera, el que sirve bajo la Bandera y cuyo ataúd está envuelto en la Bandera”. Una lección sobre liderazgo para próceres fracasados y pesebristas que insultan, denigran, y detestan a nuestras Fuerzas Armadas.

“Si no creemos en la libertad de expresión de las personas que despreciamos, no creemos en ella en absoluto”. -Noam Chomsky-.

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