La reactivación bajo incertidumbre

MA
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26 de mayo de 2020
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12:10 am
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La reactivación bajo incertidumbre

Rafael Delgado

Hay situaciones con impactos severos en la vida de las naciones. No hay cosa más cruel por ejemplo que las guerras. Sus efectos devastadores se manifiestan en las muertes, en la destrucción de sus ciudades, de su infraestructura y de todo lo útil, generando así una situación de postración para todos. Hay otras situaciones más complicadas y veladas en cuanto a su origen y evolución, pero igualmente con nefastos efectos. Estas crisis no se producen debido a la destrucción física de los activos de un país, pero con los complicados mecanismos del sistema económico operando deficientemente, inutilizan todo, condenando a la población igualmente a situaciones sumamente precarias. Están también las crisis severas como la que actualmente vivimos producidas por un microscópico virus. Ante esto la parálisis es la respuesta inmediata, pese a que allí están los recursos productivos, las fábricas y las ciudades intactas.

Ahora, tras dos meses y un par de semanas de paralización de amplios espacios de la economía, corresponde iniciar lo que se ha llamado la reactivación. La infraestructura, los equipos y en general los activos del país están listos para iniciar. Con una particularidad. El reinicio se dará con el limitado diagnóstico que tenemos de la pandemia y sus efectos. Al menos la poca información con que se cuenta sugiere que todavía estamos antes del pico de la curva. Un punto sumamente importante que considerar y muy diferente a otros países, sobre todo algunos de los europeos, que se preparan a un retorno al menos con la certeza que ya remontaron la primera ola. No cabe duda entonces que la incertidumbre y la poca confianza derivada de esa situación marcarán este retorno de la hibernación de muchos sectores a la actividad normal. Fatal para el consumo, empleo y la inversión.

Es ahora cuando el país requiere de datos, de información actualizada, de análisis riguroso. Si bien es cierto que no es todo, pero forma parte de las condiciones básicas tener datos reales, para partir de allí con un análisis de los diferentes escenarios que pueda tomar la pandemia y diseñar las acciones que se implementarían en cada uno de ellos. Ojalá pudiéramos tener en el país un sistema de información real que indique cómo se modifica el contagio con la reactivación económica para así identificar focos de infección y reaccionar de manera diferenciada.

El apoyo de una institucionalidad pública fuerte y capaz; comprometida únicamente con los objetivos del país es lo que se requiere para ir impulsando un programa único en las últimas décadas. Pero allí también fallamos terriblemente ya que además que la información y el análisis faltan, nos encontramos con una institucionalidad pública postrada. Es un gran problema ya que la reactivación no puede ir solamente sostenida por los manuales de bioseguridad que cada empresa e institución deberá implementar. Definitivamente que requerimos de los instrumentos de la política pública que deben ver el escenario completo y el juego individual de las iniciativas que cada empresa y cada rubro aplique. Allí están las exitosas experiencias de Corea del Sur, Taiwán y Alemania que bajo un liderazgo creíble y sólido lograron alinear los recursos del país para dar una respuesta efectiva y rápida, remontando la curva de contagio en dos meses. Pasado eso, el país con menores miedos y con la seguridad de contar con autoridades capaces, reinicia la actividad.

Cuando se escucha a la camarilla gobernante hablar de una nueva Honduras, saltan las alarmas en todo el país. Es lógico. Su reputación está sumamente deteriorada ante tanta cosa torcida que ha sido impulsada en el país. Pero eso es el punto: ya no están en capacidad de ejercer en función de la gente. Son muchas las consideraciones particulares que los mueven, que cada vez que abren la boca nuevamente inunda la mente de la gente con más dudas e incertidumbres que en nada contribuyen a la reactivación económica.

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