Apertura inteligente

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27 de mayo de 2020
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12:33 am
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Apertura inteligente

Rodolfo Dumas Castillo

Transcurre otra semana de toque de queda absoluto. El propósito del cierre, desde hace más de dos meses, era combatir la pandemia aplicando pruebas de laboratorio en forma masiva, estableciendo cercos epidemiológicos y mejorando la infraestructura sanitaria nacional. Muy poco de eso se ha logrado por la manifiesta negligencia gubernamental en el manejo de la crisis, a tal grado que el nuevo lema oficial es “ahora depende de vos”. Así, con esa confesión de incapacidad, pretenden evadir responsabilidades.

El sector productivo nacional ahora clama por la reactivación y el gobierno responde ofreciendo una apertura “inteligente”. Siendo evidente que la pandemia aún tiene atolondrados a nuestros burócratas; aprovechamos estas líneas para compartir una alternativa que podría servir para superar ese destructivo ciclo de parálisis, sobre todo porque la pandemia no desaparecerá hasta que se desarrolle una vacuna efectiva y segura.

Uri Alon y Ron Milo, ambos profesores de biología computacional y de sistemas en el Instituto de Ciencias Weizmann de Israel, y Eran Yashiv, profesor de economía de la Universidad de Tel Aviv y del London School of Economics, publicaron recientemente un artículo en el New York Times donde exponen lo que ahora se conoce como el “Modelo 10-4”. Este propone atacar el COVID-19 en su punto más débil que es su período de latencia, es decir, el que transcurre desde que una persona se infecta y el momento en que puede infectar a otros. Sus autores exponen lo siguiente: “Las personas pueden laborar en ciclos de dos semanas, ir al trabajo durante cuatro días y después, para cuando pueden volverse infecciosos, pasar diez días confinados en casa. Los modelos que creamos en el Instituto Weizmann de Israel predicen que este ciclo de dos semanas puede reducir el número reproductivo del virus -el número promedio de personas infectadas por cada persona infectada- por debajo de uno. Por lo tanto, un ciclo 10-4 podría suprimir la epidemia al tiempo que permite una actividad económica sustentable”.

Adicionalmente proponen que los días laborables tengan jornadas más extensas, con lo que se garantizaría una mayor productividad. También sugieren dividir a la población en dos grupos, así cuando un grupo inicia su tiempo de aislamiento el siguiente estaría incorporándose al trabajo, con lo cual se mantendría una actividad casi permanente. Este mecanismo también podría utilizarse para las escuelas con los consecuentes beneficios para ese sector y está siendo considerado por países eficientes en el manejo de la pandemia como Nueva Zelanda.

Por supuesto que este mecanismo tendría que acompañarse necesariamente de los elementos que permiten controlar ese feroz patógeno: pruebas de laboratorio masivas, rastreo de contactos y aislamiento de pacientes infectados y grupos vulnerables.

Complementariamente requiere el apoyo de la población, cumpliendo las normas de distanciamiento y las medidas de bioseguridad (uso de mascarillas, lavado de manos, etc.).

Honduras debe derrotar la pandemia para salvar vidas, pero también debe salvaguardar la economía para no perder más vidas por la calamidad económica que ahora golpea con mayor brutalidad al pueblo. Tal como lo plantean los autores del “Modelo 10-4”, estas metas no son mutuamente excluyentes y se deben atender con igual sentido de urgencia y responsabilidad.

Twitter: @RodolfoDumas

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