CABUYA CHINGA

MA
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27 de mayo de 2020
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12:53 am
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CABUYA CHINGA

NO es que hayamos olvidado lo que aprendimos en las clases de economía internacional en la universidad ni lo que enseñamos en la Escuela Superior Bancaria Centroamericana. La libertad de comercio es beneficiosa para todos, ya que el conjunto gana de los intercambios, mientras cada uno de los participantes explota sus ventajas comparativas y se especializa en la producción y exporta los bienes producidos a un coste menor relativo a los demás. El principio aplica, siempre y cuando se trate de un mercado perfecto. Pero cuando otros –con árbitros ciegos– meten carnudos y tecolillas, mientras uno juega limpio el partido, lo que seguramente sucede es que lo saquen del campo lesionado. Eso le ha sucedido al país. Ha sido el más integracionista de todos, aunque le ha tocado resignarse con la cabuya chinga de los beneficios en la distribución. Durante el mercado común C.A. –dizque un modelo para la sustitución de importaciones– Honduras fue mercado de los demás.

Todos desarrollaron su complejo industrial, mientras aquí los consumidores se atoraban –en el mercado cautivo, con la vigencia del arancel común centroamericano– malos artículos a precios más altos, de los que pudo haber obtenido más barato y de mejor calidad, traídos de otros proveedores fuera del área. Aquí apenas prosperaron las ensambladoras, condenadas a la quiebra cuando abrieron los mercados y disminuyó el arancel impuesto arbitrariamente. Ya en otra etapa posterior, cuando acordaron el TLC con los Estados Unidos, el negociador hondureño –becado hoy en un alto cargo de la SIECA– condenó las actividades del campo a la ruina. Una vez agotadas las cláusulas de salvaguarda, y esos artículos puedan entrar libres de gravamen de los Estados Unidos, se amoló la producción agropecuaria. Por ello, y por el malestar de POTUS con los chinos, es que planteamos aprovechar esta crisis para revisar ese tratado de libre comercio. Para enmendar lo que el negociador hondureño entregó y potenciar la posibilidad que aquí vengan a instalarse las fábricas de lo que el mercado norteamericano dejará de comprar a China, o de lo que no podrá ingresar allá si no es con cuotas y pagando altos impuestos de introducción. La Unión Aduanera, otro parto del SG de SIECA para al Triángulo Norte, quedó a medio palo, por renuencia de gobiernos harina de otro costal. Solo como ejemplo. Como en Guatemala las cargas impositivas son distintas a las nuestras y operan con otros costos de producción, sale mejor hacer las cosas allá y meterlas al país que localmente. Los chapines meten repuestos, maquinaria y otros bonitos, exonerados al cruzar la frontera.

Esos sistemas funcionan mejor –como en la Unión Europea– con condiciones, políticas fiscales y monetarias, parejas para todos los socios. Pero ni tanto. Ya que los ingleses barajustaron con su Brexit. Por ello hemos dicho que esta crisis impone la necesidad de repensar estrategias. No pecar de babosos. Otra cosa que debiesen hacer, ahora que el país va a quedar desvencijado del cataclismo, es elevar el sentido de autoestima por lo propio. Comprar lo esencial y la materia prima afuera, pero privilegiar lo nacional. Ese papel de boca abierta –por ser tan integracionistas y generosos con los que hacen trampa y hasta “dumping”– le reporta al tesoro hondureño un déficit comercial con sus vecinos de 851.7 millones de dólares. Porque aquí los alucinados prefieren ir a comprar afuera que adquirir lo hecho en casa, en desdeño del trabajo hondureño y de la generación de empleo local. Muchas de las grandes empresas se mudaron del país a la vecindad –o siguen llevándose las maletas empacadas– y aquí solo dejaron sucursales distribuidoras para aprovecharse del consumo. Poca es la renta que dejan ya que todo lo mandan de afuera y hasta los anuncios que pautan para sus negocios los meten en redes desde allá. Igual sucede con otras empresas –de la anhelada inversión extranjera– que explotando el mercado de ávidos consumidores domésticos están haciendo clavos de oro de la pandemia. ¿En qué momento pondrán su cuota de contribución para beneficiar la sociedad afligida por los contagios, que los acoge; ah y a la campaña que la empresa privada diseña para la reapertura gradual de la economía?

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