Pandemia: excusa para abusar de ancianos

MA
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29 de mayo de 2020
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12:31 am
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Pandemia: excusa para abusar de ancianos

“No reprendas al anciano, sino persuádelo como padre, y a la anciana como madre”.
I Timoteo 5:1

Se han encendido las alertas en muchos hogares de Honduras, NO por la presencia del COVID-19, sino por la afectación emocional de los adultos mayores y ancianitos, ante los embates de miembros de su familia, hijos que asumen una autoridad exacerbada en su machismo, mientras las hijas ejercen un dominio dictatorial, amparados en la excusa de la pandemia abusan en el supuesto de protegerlos, esta población ahora más que nunca vulnerable, sufren en el silencio, la impotencia e indefensión, los malos tratos, gritos, palabras soeces, confinamiento no en casa, sino en lúgubres habitaciones a manera de cárceles, y en casos extremos agresiones físicas, que violenta la dignidad de seres humanos.

En respuesta a tantos vejámenes hacia los que clasifican como “tercera edad”, no obstante deberían ser una joya en su núcleo familiar, estar en primer lugar, pero su categoría los mantiene en un marginamiento social, es así que, solo pueden hacer uso del grito de angustia con la esperanza que alguien los escuche, sin embargo su voz ya debilitada no tiene eco, su cuerpo frágil por el paso de los años, no pueden resistir al agresor, así que alzar la voz o llorar es una de las formas de sacar ese dolor, aunque este quede en unas paredes.

Este mecanismo de autodefensa en respuesta a los ultrajes, se manifiesta en agresividad, irritabilidad, angustia, intranquilidad, dolores de cabeza, insomnio o simplemente se desploman en una depresión que los inmoviliza en sus camas, ya no quieren hablar ni comer, pero nadie los entiende; no cruza por nuestra mente la intensidad del sufrimiento infringido sobre tan bellos seres humanos, no tenemos idea del daño irreversible que se hace a nuestros adultos mayores, amparados en la pandemia u otra razón, han vivido un doble aislamiento social, ya que antes del COVID-19, la mayoría han estado en el anonimato, todo esto ha acelerando el deterioro a nivel corporal, emocional y mental.

Antes del aislamiento, muchos de ellos ya presentaban múltiples dolencias, enfermedades, algunas de difícil manejo, pero el encierro obligatorio, más el trato nada digno de familiares, sin duda ha malogrado su condición de vida, un mayor estancamiento de su salud, ruptura de las relaciones sociales, y en los casos más extremos desear cerrar sus ojitos para siempre, hastiados de agachar la cabeza ante sus agresores.

Sin duda que la pandemia ha dejado entre otras cosas, una crisis de gran magnitud para los adultos mayores, no se debe ver con simpleza, requiere una respuesta a ese nivel, que incluya la reflexión y cambio de actitud de las familias para que el confinamiento junto a los malos tratos no destruya la dignidad de esta población, su salud y deseo de vivir.

Y por si fuera poco, el único nexo con el mundo exterior es un aparato de televisión que está controlado por alguien en la familia, si estos son asiduos televidentes de espacios noticiosos amarillistas, sin duda la recepción de mensajes sobre las estadísticas de muerte a nivel mundial de esta población, se convierte en un látigo para su ya debilitada inmunidad emocional.
Espero nuestros lectores consideren esta reflexión para que sus padres o abuelos vivan sus últimos días por lo menos en paz, y no olviden que Dios todo lo ve y que lo que se siembra, se recoge!!

Lourdes Chávez
[email protected]
Tegucigalpa, M.D.C.

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