El lenguaje plastilina

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1 de junio de 2020
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12:45 am
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El lenguaje plastilina

Por: PG. Nieto
Asesor y Profesor C.I.S.I.

La forma como se utiliza el lenguaje muestra el nivel intelectual del emisor y receptor, locutor y población que recibe el mensaje. Pueblo es la sociedad, población es el grupo social, una parte de ese pueblo. Deberían recordarlo los próceres fracasados para no hacer el ridículo arrogándose la titularidad de la sociedad hondureña cuando profetizan desde su agujero negro: “Tómenme la palabra”; “Más pronto que tarde”. Así llevan veintinueve meses. Mejor cambien de bola de cristal.

El uso masivo de las redes obligaron a los medios a integrarlas en sus modelos de trabajo. El periodista ya no necesita salir a la calle a buscar la noticia, el protagonista, el testigo, desde el foco informativo le remite imágenes y narrativa. Existe tanta información sobre un asunto que no da tiempo a procesarla antes de difundirla. Aparece una nueva patología, la infoxicación, afectando la calidad informativa y credibilidad del medio.

The Post es una película de 2017 que describe la historia de la publicación de los documentos secretos sobre la guerra de Vietnam (1955-1975) que implicó a cuatro presidentes, los “Papeles del Pentágono”, y las presiones que la Casa Blanca ejerció sobre la prensa para impedir la difusión. El asunto terminó en la Corte Suprema que dio la razón al Washington Post y New York Times. En la resolución final aparece una apostilla del juez Blake: “Los padres fundadores le dieron a la prensa libre la protección que debe tener para realizar su función esencial en nuestra democracia. La prensa sirve a los gobernados no al gobernante”. Lenguaje plastilina, moldeable a conveniencia. Como decía Peter Drucker lo más importante de una comunicación es escuchar lo que no se dice.

«Prensa libre» y «libertad de prensa» no es lo mismo. La libertad de prensa es un pilar de la democracia, prensa libre es una ficción. Quien se crea libre es un iluso ignorante de los límites de su jaula: materiales, emocionales, intelectuales. Limitaciones que alumbran sus vulnerabilidades, debilidades que marcan la frontera de su libertad. Debilidad y limitación no son sinónimos. Las debilidades son internas mientras las limitaciones son externas. El alcoholismo es una debilidad, la sordera una limitación. ¿Qué sería la ignorancia? La libertad termina donde comienza la necesidad. Nadie es libre mientras se encuentre sometido a la naturaleza humana. Todos sangramos.

El lenguaje plastilina

Digamos que utópicamente los entes de comunicación son libres, conformados por empresarios, accionistas, profesionales, trabajadores… que no lo son. El derecho a la información es un derecho humano, las empresas dedicadas a tan loable fin son también negocios, que legal y legítimamente obtienen beneficios procedentes de sus ventas y publicidad contratada según la importancia del medio, respaldado por sus infraestructuras y el prestigio de la pluma de sus profesionales, conocedores del pensamiento corporativo que alumbra el enfoque de la información. No existe una sola realidad porque no existe una sola interpretación de ella.

Un ejemplo del lenguaje plastilina utilizado por los medios es la reciente noticia: “En Costa Rica ya es legal el matrimonio igualitario”, como pie de fotografías que mostraban la ceremonia del enlace entre dos mujeres. Esto es neolenguaje. George Orwell lo utiliza en su novela 1984 donde, por ejemplo, llama “crimental” al delito cometido con el pensamiento. Consiste en crear palabras y modificar el significado de otras, no para mejorar la comprensión del hecho, sino establecer una plataforma ideológica que controle el pensamiento apropiándose del lenguaje. «Matrimonio igualitario»: ante la ley el matrimonio siempre es igualitario en derechos y deberes, pero aquí la igualdad se refiere al sexo. Etimológicamente “matrimonio” significa “madre” y también “matriz”, define la unión entre hombre y mujer para formar una familia y procrear. Al emparejamiento entre dos personas del mismo sexo la ley podrá llamarlo como quiera, pero conceptualmente nunca será un matrimonio, es otra cosa. Los medios tienen la responsabilidad de aplicar las medidas de bioseguridad al lenguaje.

Algunos quieren llevar el asunto al terreno de los derechos humanos, perfecto. Los derechos de una minoría no pueden prevalecer sobre los de la sociedad mayoritaria cuyo criterio es contrario y siente amenazado su modelo de vida. Legalidad no implica moralidad, tampoco justicia. Lo que no es no puede ser, y además es imposible. En democracia una persona es un voto, la suma de votos y consensos establecen las mayorías, en definitiva, las reglas del juego.

“Utilizaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia”.

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