Inmunidad de rebaño

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1 de junio de 2020
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12:44 am
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Inmunidad de rebaño

Por: Rodolfo Dumas Castillo

Para el nuevo coronavirus no existen fronteras de ninguna naturaleza. Ningún país estaba preparado para enfrentar este feroz patógeno, pero encontramos que la respuesta de la mayoría fue proporcional a su letalidad y notamos que la mayoría de líderes mundiales establecieron que su prioridad era aplanar la curva de contagios y así limitar los daños a la población. Casi todos se expresaron en términos similares: “Vamos a derrotar este virus”. Una notable excepción fue Honduras, donde resignadamente se declaró: “Esto nos va a pegar a todos”. Posición que ahora es repetida constantemente por burócratas de todo nivel y que sugiere que la posición oficial con relación al COVID-19 (aunque el gobierno no lo reconozca públicamente) es lograr la inmunidad comunitaria, también conocida como “inmunidad de rebaño”, que se alcanza cuando suficientes personas se contagian, evitando la contaminación del resto de la comunidad. Algunos países desarrollados coquetearon con esa opción y han descubierto que con el COVID-19 esa es una elección catastrófica. Por ejemplo, el Reino Unido lo hizo y a esta fecha lleva cerca de 40,000 muertes. Suecia también optó por esa ruta y ya sufre un costo humano muy superior a lo pronosticado, estando aún muy lejos de lograr esa anhelada protección comunitaria. Algunas particularidades de este virus aún no se comprenden totalmente, su sintomatología varía y evoluciona, se desconocen a cabalidad las secuelas en el organismo a largo plazo y existen dudas hasta sobre el grado y duración de la inmunidad que logran las personas que ya fueron infectadas. La comunidad médica incluso teme nuevas olas de contagio en el futuro. Conforme estudios científicos fidedignos, la inmunidad comunitaria del COVID-19 se logra al contagiarse entre el 70% y 90% de la población. Teniendo en cuenta la realidad de nuestro sistema sanitario y el estado de salud de la mayoría de la población, eso desencadenaría en un desastre humanitario sin precedentes.

Inmunidad de rebaño

Entendemos que nuestro país ha recibido significativas cantidades de pruebas para detectar el virus que no están utilizándose, eliminando con ello la posibilidad de establecer cercos epidemiológicos para confinar los niveles de contagio. Se informa de 85,000 donadas por la OMS y de 250,000 adquiridas a través del BCIE, entre otras, pero a esta fecha apenas se han utilizado unas 16,000. Los pretextos sobran: que están en aduanas, que faltaron los “kits”, en fin, la incompetencia en todo su esplendor.

Mientras el resto del mundo busca controlar el contagio con la aplicación de pruebas de laboratorio en forma masiva y con resultados rápidos, identificación de los contactos y el aislamiento de casos sospechosos y grupos vulnerables, entre muchas otras medidas, en Honduras, donde se hace muy poco de eso, se contempla una “apertura inteligente”. Esto es motivado, en parte, por la notable incapacidad del gobierno de responder a la crisis económica derivada de la epidemia, sin ningún asomo de sacrificios fiscales o medidas de alivio, abandonando al aparato productivo nacional que ahora enfrenta una hecatombe económica. Deseamos que esta aflicción termine, pero la realidad es que este virus ha probado ser insaciable y que su fin probablemente llegará hasta que se produzca una vacuna. Una apertura económica desatendiendo los requisitos anteriormente señalados aumentará las fatalidades, pues existe consenso en la comunidad médica mundial que estos son indispensables para el reinicio de actividades. Lo anterior sin perjuicio de los notables avances logrados por médicos hondureños en el tratamiento de la enfermedad, sin los cuales la situación sería aún más calamitosa. Para ellos nuestra eterna gratitud y admiración.

Cuando la pandemia pase, los académicos del mundo revisarán cuáles fueron las estrategias más exitosas para combatirla. Se escribirán textos que servirán para enfrentar la próxima, pues seguramente esta no será la última. Muchos utilizarán como ejemplos a Nueva Zelanda, Taiwán, Costa Rica u otras naciones que actuaron con responsabilidad y transparencia para derrotar a esta mortal enfermedad. Seguramente incluirán a Honduras, pero como manual de lo que no se debe hacer.

Twitter: @RodolfoDumas

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