Elote desgranado

MA
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2 de junio de 2020
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12:20 am
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Elote desgranado

Adiós 2020

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Un director de área regional de salud de Tegucigalpa, muy valientemente ha efectuado dos denuncias serias sobre el manejo y negligencia de la pandemia del COVD-19, que tiene de rodillas al mundo entero, pero de pie a quienes están en primera línea de combate de la enfermedad, y pese a que muchos de ellos se han contagiado por falta de equipos de bioseguridad.

Una de las denuncias confió, que en el almacén central del Ministerio de Salud se vencieron el 30 de abril pasado 50,000 dosis de hidroxicloroquina que habían sido donadas por organismos internacionales y que son vitales para el tratamiento efectivo de pacientes atacados por el mortal virus.

La segunda denuncia fue efectuada a finales de la semana pasada y se refiere a que por órdenes de a saber quién del Ministerio de Salud le fueron retirados a toda la región que él dirige, todos los equipos biomédicos y de protección personal para evitar la contaminación de su personal al contacto directo con pacientes sintomáticos y asintomáticos y ya cuando su actividad tenía casi controlada la pandemia en su región.

El médico denunciante señaló que en los hospitales y centros de salud públicos, el tratamiento MAIZ consistente en spray de microdazyn, atromicina, ivermectina y zinc no es más que un “elote desgranado”, pues no se encuentra completo y a veces solo acetaminofén hay para recetarle a los pacientes.

También denunció que el sistema hospitalario nacional se encuentra ya al borde del colapso por la gran cantidad de pacientes que rebasan el número de camas disponibles, especialmente en las unidades de cuidados intensivos, y debido a ello el número de decesos se ha multiplicado en los últimos días, el médico también condenó lo que a su juicio es un mal uso de los recursos económicos millonarios que el gobierno ha destinado para atender la pandemia y que se han aprovechado muy avarientamente proveedores de medicamentos, insumos y equipos, sobrevalorando los mismos, aprovechando la enorme necesidad de los centros hospitalarios nacionales, que siempre se mantuvieron desprovistos hasta de lo más básico.

Por otra parte en el Instituto Hondureño de Seguridad Social de Tegucigalpa las muertes de pacientes está a la orden del día, por la falta de precaución en el manejo del COVID-19 y el abandono de atención a enfermos de otra etiología, provocándose además una mora quirúrgica espectacular en todas las áreas.

Especialmente los pacientes renales agudos y crónicos se encuentran alarmados por una posible contaminación colectiva de más de 300 personas que acuden tres veces por semana a sesiones de hemodiálisis, porque algunos contaminados con COVID-19 están siendo dializados en la misma sala que los no contaminados, aun cuando medicamente todos ellos son de alto riesgo de llegarse a contaminar, o que se asegura que las autoridades del IHSS han diseñado una especie de genocidio, aprovechando la pandemia y así deshacerse de una especie de piedra en el zapato, dadas las constantes denuncias de irregularidades y maltratos recibidos por los pacientes renales.

A puro esfuerzo económico propio de pacientes y familiares se han establecido algunas medidas de bioseguridad en la sala de hemodiálisis, y haciendo una “cabuya” se espera cerrar pronto un área de la sala para aislarla y que en ella se trate exclusivamente a pacientes renales sospechosos o con COVID-19 confirmado.

Esto porque ni la junta interventora ni las autoridades médicas le ponen atención a las constantes peticiones y denuncias efectuadas por los que a diario acudimos en busca de vida, aunque algún personal nos ve como cadáveres andantes o simples despojos humanos de los que hay que deshacerse lo más pronto posible.

El fin de semana pasado fallecieron dos pacientes renales a causa de enfermedades propias de su condición y cuyos cadáveres tardaron en ser entregados a sus familiares, bajo el alegato de que había que hacerles una prueba póstuma por COVID-19, que en caso de resultar positiva la culpabilidad de su contagio letal solo puede ser achacada a la negligencia, ineficacia y displicencia de quienes hoy manejan el IHSS.

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