Es que… así es

MA
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2 de junio de 2020
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12:26 am
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Es que… así es

Boris Zelaya Rubí

“La deshonestidad, también conocida como fraude o engaño, es cualquier comportamiento intencional que busque un beneficio económico, afectivo o de cualquier otra índole que vaya en contra de los principios éticos de la sociedad. En este sentido, la deshonestidad es una conducta anómala que tiene que ver con la violación de las normas que deberían ser compartidas por los ciudadanos y autoridades”.

En nuestros andares trajinados por los años de vida que Dios nos ha dado, hemos encontrado amigos y conocidos, cuyos principios inculcados por sus familias han sido tirados a la basura, adoptando como norma de vida: “hijos ahí os dejo, que el más vivo, viva del más… tonto”.

Tenemos un amigo que ante todas las situaciones de robo en el país dice: “es que… así es”. Para el caso responde así cuando le comentamos que algunos empresarios que tienen vehículos de trabajo, deben incluir en sus costos los galones de combustible que el chofer “ordeña” para venderlo en lugares que ya todos conocen en la carretera, y eso jamás varía, aunque cambie infinidad de choferes, los nuevos hacen lo mismo.

Cuando el camión transportando mercadería, se “avería” por una falla mecánica, el conductor comunica de urgencia al dueño, a quien solo le resta ordenar que vaya inmediatamente el mecánico, resultando que el vehículo no tiene nada, solamente el trato con el que hará la repartición del dinero por la falsa reparación, pero eso según nuestro amigo es que… así es.

En otro nivel, el empresario tiene que aceptar la situación como normal (robo), el comprar repuestos para los vehículos adonde por preferirlos (los choferes) aunque sean de pésima calidad, les dan una comisión. No pueden portar llantas de repuesto, ni “gatas” (equipo para levantar los neumáticos cuando les falta aire y hacer el cambio necesario), misteriosamente siempre se las roban, pero, eso… así es.

Podríamos enumerar infinidad de casos en los que, hasta los mejores amigos, se convierten en “vivos”, tratando de hacer negocios con el dinero ajeno, como vender propiedades y después hacer lo mismo dos y tres veces engañando a otros, sabiendo que al momento de un pleito jurídico este puede durar muchos años.

Los más “canchados” en quitarle el dinero a los “amigos”, son aquellos que proponen negocios donde se puede obtener el doble de ganancia en pocos días. Luego admiten que la operación fue un fracaso y que él también perdió su dinero, pero eso… así es.

Los altos ejecutivos del gobierno y de la empresa privada que reciben compensación por uso de vehículo o combustible y que durante el confinamiento lo siguieron recibiendo, es que eso… así es.

Las religiones advierten que es un pecado tomar las cosas ajenas sin el consentimiento del dueño. Ante la ignorancia por no haber asistido a la escuela o a la Iglesia, ese mensaje no tiene ninguna validez, porque crecen sin valores morales, además de ser influenciados por los políticos que los visitan en sus barrios, criticando casi a gritos a los partidos políticos que han gobernado por décadas y posteriormente a los que han visto “pomponeándose” el pecho y jurando que son honrados, convertidos en millonarios, olvidándose como siempre de los pobres.

¿Cuál es la solución? Definitivamente una justicia bien aplicada sin casos engavetados como bodega de alimentos para las cucarachas. Además, cárcel sin privilegios para nadie.

Por mientras alguna generación hace los cambios respectivos para tener un país libre de corrupción, seguiremos escuchando al buen amigo decir en tono conformista: Es que eso… así es.

De rodillas solo para orar a Dios.

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