¡No buscará la reelección!. Por: Juan Ramón Martínez
Raúl Pineda Alvarado, en diferentes intervenciones, ha establecido una apuesta informal conmigo. Dice que aseguró que, JOH no buscará la reelección. Mientras él, cree todo lo contrario, en vista que según opina “JOH no puede vivir fuera del poder”, es “diabólico” –siguiendo a Indiano– y que, es el medio para que no le exijan cuentas por supuestas vinculaciones con el narcotráfico de sus colaboradores, o familiares. Aunque no soy hombre de apuestas, asumo, cívicamente, el reto. Aclaro que, no soy enemigo o correligionario de JOH, –como Pineda Alvarado– y por ello, puedo juzgar la gestión suya; valorar el desarrollo de las fuerzas políticas de oposición que nunca menosprecio, y cuantificar la capacidad de JOH, –en su estilo– para aprovechar las oportunidades en su favor, con mayor objetividad. Y quiero, referirme al asunto, a partir de los hechos, evitando mezclarlos con las opiniones, siempre subjetivas. Que, como diría Anna Arendt, viniendo de políticos, son “siempre mentirosas”.
El trabajo, la dedicación y la entrega en la lucha en contra de la pandemia, por muy efectivos que sean sus resultados, no beneficiará a JOH, que ha negado tener aspiraciones reeleccionistas. Y tampoco al Partido Nacional. Las crisis, debilitan a los gobiernos. E incluso, éxitos clamorosos como el triunfo en la II Guerra Mundial, no le garantizó a Churchill su reelección. Hernández aprecia mucho el respaldo rural del PN. El invierno de este año, ha beneficiado al Partido Nacional. El que no hayan aparecido dirigentes campesinos, y que los cooperativistas cafetaleros y de ahorro y crédito –liderados por Fredy Espinoza–, los hayan sustituido, es una muestra de la habilidad de JOH para ampliar la red de cooperación que sostiene un gobierno; pero no le garantiza la lealtad de los caficultores y, menos, de los cooperativistas de ahorro y crédito que, por urbanos y de clase media, saben que la crisis dañará su capital que es, propiedad de miles de compatriotas que, son votantes de diferentes partidos políticos.
Por otro lado, una vez que aquí termine el estado de excepción, comenzarán las críticas; las denuncias tanto de lo que se hizo mal, como de lo que no se hizo. Muy pocos agradecen a los políticos. La mayoría, hacen críticas a sus espaldas. Aunque voten por ellos. En consecuencia, la capacidad de JOH para ganar una elección es remota. A estas alturas, debe tener en su escritorio, encuestas en las que, el rechazo hacia su figura, en vez de disminuir, ha aumentado desde 2017. Pero un gobernante, no puede darle la espalda al futuro electoral. Callejas decía, sin citar autor, que “el éxito de un presidente es, entregar el poder a un correligionario”, cosa que, puede dificultarse, si JOH, interviene en la dirección del PN y cae en la tentación de escoger su sucesor. Carías lo logró en una crisis mundial, cuyos efectos fueron poco sentidos en Honduras. Bertrand fracasó al imponer a su concuño Nazario Soriano –buscando continuar gobernando, detrás del trono– y provocó el levantamiento de los liberales en 1919 y la intervención de Sambola Jones, ministro americano que, lo “instó”, ordenándole, a que renunciara para detener la guerra civil. Si JOH lo intentara –desde su fuerte liderazgo en el PN–, posiblemente no provoque una guerra civil; pero producirá una derrota de su partido en las próximas elecciones, a manos de Nasralla a quien, como dice Wong Arévalo, hay que prestarle atención. Asfura es una figura de paja que, no despertará entusiasmo electoral. Como Soriano, en 1919.
JOH no es maligno como piensa Indiano. Hará lo de siempre: aprovechará las debilidades de sus adversarios. Esta vez, sin neutralizar a su sucesor. Asfura no ganará con los votos de Tegucigalpa, más su respaldo. El rechazo al gobierno, no lo podrá superar, por más que quiera. Será un peso muerto que llevará al PN a la derrota. La alianza de Oliva y Álvarez; las negociaciones con la vieja generación cachureca y un arreglo con Lobo, es el camino. En que, además, tendrá que convencer, como lo ha reiterado, que no se reelegirá; que termina su carrera electoral y que, debemos votar por el “menos peor”. Ese es el camino. En política todo caduca. Solo un cargo es vitalicio, el de expresidente. Estoy seguro; no buscará la reelección. Preferirá, a un correligionario, como sucesor.
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