“SI SE CALLA EL CANTOR CALLA LA VIDA” EL SILENCIO DE LOS NUESTROS EN LA PANDEMIA

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
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DANLÍ, El Paraíso. El silencio de los cantores, sus voces por ahora están en los baños, en el dormitorio, los corredores y en la sala de la casa. En el mundo, los cantores han unido las voces a través de la tecnología para cantar a la vida y con ello llevar un mensaje de fe, con la esperanza que pronto saldremos de la crisis que agobia a la humanidad. Muchos de esos arreglos virtuales, son emotivos, por ejemplo, “Resistiré”, arranca emociones encontradas, ya nunca en la historia la humanidad estuvimos obligados a estar lejos del vínculo social y familiar.

Pero en nuestro medio, donde los artistas cantores luchan para sobrevivir, el silencio obligado por la pandemia provoca situaciones de estrés y desesperanza. Nuestros cantores viven de su trabajo, llevando alegría durante los conciertos, la mayoría de los casos, gratuitos o, por poco dinero, porque los invitados de afuera se llevan todo sin ser mejores que los nuestros. El cantante nacional su única herramienta de trabajo es su voz.

Los cantantes nacionales que hasta ayer triunfaron, lo hicieron por mérito propio. Guillermo Anderson, comenzó a triunfar fuera del país. La televisión española le brindo el mayor espacio que un medio de la trascendencia internacional puede dar a un artista foráneo. Aquí en Honduras, su presentación en los medios televisivos fue condicionada a un paquete publicitario que el mismo artista debía gestionar con empresas. Anderson brilló con luz propia, lástima que su voz se apagó para siempre, pero dejó un gran legado que las presentes y próximas generaciones deben valorar. Anderson, es y será un icono permanente, su voz se escucha en canciones como “Mi país y El Encarguito y otras melodías de su propia inspiración.

Hoy que nuestros cantores han silenciado su voz, LA TRINUNA, como siempre ofrece este valioso espacio para hacer referencia a los nuestros, por lo menos aquí en la zona suroriental, donde contamos con una pléyade de cantores de voces exquisitas que por ahora, están en silencio hacia el público.

Danlí tradicionalmente ha sido una ciudad de cantores, músicos, poetas, escritores y dramaturgos amantes del arte de las tablas. Hoy hago referencia a esas voces que por mucho tiempo han pisado diferentes escenarios.

Voces danlidenses se fundó el 2001, cuyo director es el maestro, cantautor y arreglista Carlos Zúniga, han subsistido por su cuenta y amor al canto y la música. Otros valores del canto son Fredy Mejía, excelente voz e intérprete de canciones de corte romántico, Virgilio Suárez, tenor, voz privilegiada, interpreta canciones llenas de romanticismo, de cualquier género, desde lo sacro lírico y la ópera. David Alexis Paz, maestro, cantautor, músico y pintor. Las voces femeninas de Olga María Pineda, canciones de corte religioso y ópera. Karen Dubois, su fortaleza es la balada de corte romántico. Isis Gallo, romántica, combina su tiempo con la educación, en el escenario una verdadera atracción. Nidia Zúniga, la canción ranchera es una de sus principales fortalezas. Los hermanos Artica, baladas y arreglos populares relacionados con la gente de tierra adentro. Francisco Irías h., Carlos Roberto Romero, cantautor, maestro y autor de dos álbumes musicales de su propia inspiración.

Qué pasa si calla el cantor: Es una canción de Horacio Guaraní, interpretada por Mercedes Sosa y el desaparecido Camilo Sesto de España. Hoy los nuestros están callados pero esta canción encierra una de las realidades que vive el mundo.

“Si se calla el cantor calla la vida. Porque la vida, porque la vida misma es todo un canto. Si se calla el cantor, muere de espanto, la esperanza, la luz y la alegría. Si se calla el cantor se quedan solos los humildes gorriones de los diarios, los obreros de puerto se persignan, quién habrá de luchar por su salario.

Que ha de ser de la vida si el que canta no levanta su voz en las tribunas, por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a andar sin manta. Si se calla el cantor muere la rosa, de qué sirve la rosa sin el canto. Debe el canto ser luz sobre los campos, iluminando siempre a los de abajo. Que no calle el cantor porque el silencio cobarde apaña la maldad que oprime, no saben los cantores de agachadas no callarán jamás de frente al crimen.

Que se levanten todas las banderas cuando el cantor se plante con su grito que mil guitarras desangren en la noche una inmortal canción al infinito. Si se calla el cantor, se calla la vida.

Es una canción emotiva, encierra una gran verdad. Si el cantor se calla, calla la vida. Hoy LA TRIBUNA, se solidariza con esas voces, porque si se calla el cantor, muere la rosa.