¿Cómo ha vivido la pandemia Bélgica?

MA
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17 de junio de 2020
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12:28 am
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¿Cómo ha vivido la pandemia Bélgica?

Oscar Lanza Rosales
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Con esto de la pandemia, mi mente ha estado en varios lados donde tengo amigos y parientes en el mundo, principalmente donde están mis dos hijas, Lisa, en Filadelfia, y Gracia en Bélgica, con su esposo e hija.
El caso a que me voy a referir es a Bélgica, que estuvo en cuarentena, pero desde hace 3 semanas, su gente tiene más libertad de movilización. Es un país rico -con un PIB per cápita mayor a 40 mil euros- y con una población superior a 11 millones de habitantes y a 30 mil kilómetros cuadrados. A mi modo de ver, a pesar de tener todas las facilidades de salud del primer mundo, y con la tecnología de punta en muchos campos, principalmente en la parte farmacéutica y biotecnología, no manejó adecuadamente esta crisis de COVID-19, en su primera etapa.
Los primeros dos casos positivos en ese país se dieron el 4 de febrero y el 1 de marzo, respectivamente.

Ante esta amenaza, el gobierno fue reaccionando a la pandemia, tomando las medidas, pero con lentitud. Según la prensa belga, las medidas que fue tomando, no las hacía con determinación, sino que como recomendación o consejos a su población. No eran ordenanzas, como lo hicieron los países asiáticos que han tenido mayor éxito en controlar la pandemia. Por ejemplo, el 10 de marzo, el gobierno canceló todos los eventos de más de mil personas, pero la misma primer ministro enfatizó que esto no era una prohibición, sino que una recomendación. A partir del 25 de marzo, las personas que llegaron al aeropuerto de Bruselas recibieron un folleto donde les recomendaban permanecer en cuarentena durante dos semanas (otra vez una recomendación).

El manejo no iba bien. Bélgica se disputaba los primeros lugares en letalidad (fallecidos/afectados o por millón de habitantes) con Italia y España, con la diferencia que Bélgica, sí tiene las cifras correctas, el incluir entre los fallecidos los que mueren fuera del hospital. La presión de la sociedad comenzó a sentirse con los llamados de atención de los virólogos y médicos, poniendo como argumentos, además de una mejor protección de la salud, la pérdida de prestigio tecnológico del país.
Su desempeño comenzó a mejorar, al grado de estar entre los países que más pruebas PCR hace, unas 4 mil al día en promedio.

Platicando con mi hija, hay tres cosas positivas que a mi criterio, han hecho bien los belgas en esta crisis.

  • Han cuidado los empleos y los ingresos de la gente. En la empresa privada donde trabaja mi yerno, en vez de despedir a una parte del personal como ha sucedido en Honduras, le han reducido los sueldos a todos, de un 40 a 60%, para que todos o la mayoría conserve su empleo y parte de sus ingresos. Mi yerno, con un 60% en ingresos, solo está obligado a trabajar 3 días a la semana en vez de 5. A esto yo le llamo solidaridad. Si esto se hiciera en Honduras, mucha gente pegaría el grito en el cielo, en especial los sindicalistas.
  • Se ha hecho una reactivación educativa inteligente. Mi nieta está en cuarto grado y en su aula son 24 estudiantes. Ahora en junio han reanudado sus clases, para lo cual han dividido su curso en dos grupos de 12. Uno concurre a clases los lunes y jueves y el otro los martes y viernes, en jornadas completas. En la escuela han programado los horarios de entrada, salida y recreos de los diferentes grados, a distintas horas, para evitar la aglomeración de niños. Y las medidas de higiene y distanciamiento, se manejan tal como lo hacen nuestros bancos, con la diferencia que a los niños menores de 12 años no se les permite el uso de la mascarilla. Dice mi nieta que cada vez que va a la escuela, se aplica gel como unas 30 veces. Hasta ahora todo va bien, y esperamos que siga así.
  • Han ido ampliando la burbuja social. Primero solo la familia podía salir de la casa a caminar o en bicicleta, por las calles y senderos, con mascarilla y manteniendo la distancia. Después los matrimonios podían agregar a estos entretenimientos a dos amigos de su confianza que cumplen con las regulaciones. Luego se aumentó a 4 y ahora es a 10, con los cuales pueden compartir hasta un café, en una cafetería de preferencia al aire libre.

Ojalá algunas de estas valiosas experiencias de nuestra querida Bélgica, en el manejo de la crisis, sean de utilidad para nuestra Honduras.

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