Mitigando la corrupción durante COVID-19

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17 de junio de 2020
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12:12 am
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Mitigando la corrupción durante COVID-19

Infraestructura resiliente ante desastres

Álvaro Sarmiento

La expresión “llover sobre mojado “ fue ampliamente utilizada hace algunas semanas, cuando una tormenta tropical causó inundaciones en los países del Triángulo Norte, aunque en el caso de Tegucigalpa, significó mejorar las reservas de agua. Algunos memes, incluso comentaban que únicamente nos hacía falta un terremoto, o la invasión de extraterrestres para agregar mayores problemas a los que ya tenemos.

Posiblemente, el mayor peligro es el que no se ve, exactamente igual que el virus. Unos de los mayores peligros que estamos viendo en la mayoría de nuestras economías, fuera de lo evidente, son los efectos perversos que traerán en el mediano o largo plazo, el endeudamiento sin freno, tanto a nivel privado como gubernamental.
Pero como muchos son amigos de Keynes y su famosa frase que, en el largo plazo todos estaremos muertos, parece que el tema fiscal, no es la primera urgencia de ningún Ministerio de Hacienda/Finanzas. Lo que no significa que será un problema muy serio y pesado en algún momento, ya que los préstamos se deben pagar.
El otro gran virus y que sí es inmediato, es la respuesta siempre inmediata y diabólicamente eficiente de las mafias organizadas o sencillamente de los oportunistas que quieren hacerse millonarios de la noche a la mañana con esta o cualquier emergencia.

Recientemente uno de los interesantes blogs del Grupo del Banco Mundial, titulado “¿Se pueden mitigar los riesgos de corrupción sin obstaculizar la respuesta de los gobiernos a la COVID-19? Escrito por Ed Olowo-Okere, pone el dedo en la llaga. “Lo peor es que la corrupción podría causar sufrimientos innecesarios e, incluso, pérdida de vidas al desviar los escasos recursos destinados a las personas y los lugares que más los necesitan… es probable que las medidas para responder al COVID-19 aumenten los actos de corrupción relacionados con los flujos financieros ilícitos y puedan, promover nuevos peligros”.

Olowo, muestra unas recomendaciones básicas:

  1. Reconocer los riesgos es el primer paso.
  2. Garantizar cierta medida de rendición de cuentas expost mediante la activación de procesos y protocolos explícitos para documentar los gastos de emergencia, incluidas las transacciones de las compras, la recepción de mercancías y suministros, y el seguimiento de la entrega de suministros que involucran a autoridades centrales y descentralizadas.
  3. Establecer normas respecto de cómo y dónde se publica información sobre gastos de emergencia y cumpliendo esas normas sin excepción, es decir, divulgar TODAS las donaciones, compras o provisiones de fondos de emergencia superiores a un monto determinado.
  4. Acortar los ciclos de retroalimentación, aumentando la frecuencia de las auditorías y de los exámenes de gastos.
  5. Transparencia sobre la propiedad efectiva y la aplicación de normas contra el lavado de dinero en el sector financiero.

Ni la urgencia, ni la emergencia pueden ser justificantes para rendir cuentas. Además nuestros nietos sí estarán vivos en el largo plazo, donde la carga impositiva no podrá aumentarse.

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