FMI – BID – BM

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19 de junio de 2020
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12:02 am
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FMI – BID – BM

Por: Ricardo Castillo Callejas

¡Shame on you!

Después de 30 años desde que se implementaron las medidas del neoliberalismo queda totalmente claro que han fracasado estrepitosamente en todos los países en donde se pusieron en uso, afectando desproporcionadamente a los más desprotegidos.

El dogma de la teoría del derrame ha caído en vaso roto, pues lo único que se obtuvo fue que ese dinero se quedara en manos de unos pocos; los niveles de pobreza continuaron altísimos produciendo este sistema una fábrica de personas sin acceso a los más elementales servicios de salud y educación.

Los sistemas sanitarios han sido debilitados de tal forma que, a manera de ejemplo, aquí en muchos años no se construyeron hospitales nuevos. Privatizar servicios sanitarios tampoco es la solución. La inversión en insumos, infraestructura, equipos y personal médico bien preparado dejó de ser alta prioridad. La falta de presupuesto suficiente, tanto en salud como en educación, como la cuestionada transparencia en el manejo de recursos, contribuyeron a la caótica situación desenmascarada por la pandemia del COVID-19.

Todos estos organismos internacionales tienen en los países oficinas y funcionarios que supuestamente vigilan la utilización de los fondos que prestan y los que donan en las emergencias. Pero muchos se divagan de esa función más interesados en francachelas y reuniones sin consecuencia, desentendiéndose de su tarea de fiscalización y de vigilancia. Dicen ser observadores, pero cuando hay cambios de gobiernos y llega la hora de firmar cartas de intención con el FMI, préstamos con el BID o BM se convierten en duros inquisidores, obligando a los países a tomar medidas estructurales draconianas que posiblemente pudieron evitarse si no hubiesen jugado un rol de complicidad.

Para estos organismos la “Red de Salvación” es pura semántica, colocar el pisto sin monitoreo adecuado que llegue a su destino final.

El neoliberalismo debe ser reemplazado por otro sistema más humano en el cual los llamados a producir ese cambio sean personas con ética, empatía, honestidad y principios que nos enseñó Jesús. No es posible que el 1% de la población mundial controle el 50% o más de toda la riqueza de no ser así y disculpando mi francés, que estos organismos se vayan al carajo…

PS. Aplicable lo anterior al G-16.

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