GOTAS DEL SABER (4)

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20 de junio de 2020
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GOTAS DEL SABER (4)

Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”

Por: Juan Ramon Martínez

I

El último nieto del expresidente Marco Aurelio Soto, Henry Washington Soto, falleció en “Río Rancho”, Nuevo México, Estados Unidos, el 4 de abril del 2007. Residía allí desde 1978. Había nacido en septiembre 11 de 1916 en Nueva York. Henry Washington fue el segundo hijo de Maximiliano Francisco Soto, -hijo del expresidente de Honduras, Marco Aurelio Soto- y Miriam Hanah (Swarts) de Soto. Graduado del colegio de Columbia en el sur de Orange, Nueva Jersey, fue un destacado jugador de tenis. Fue miembro de la Liga Menor de Tenis (Júnior Davis Cup Team), ganador de la liga nacional doble de tenis entre puertas en 1934 y luego después jugó contra los notables don Budge y Poncho Seguras. También Henry fue, un ganador de la estrella de Bronce cuando formó parte de la infantería número 76 del teatro europeo en la Segunda Guerra Mundial. Después se mudó a Goshen, Nueva York, USA, donde formó parte de la “General Motors” como un representante de ventas, de donde luego se jubiló después de 27 años de servicio. Henry W.

Soto murió después que su esposa Prudencia, y de sus hermanos Marco Aurelio Soto III, Maximiliano Francisco Soto Jr., y su hijo mayor Marco Aurelio Soto IV. Sobreviven sus hijos George T. Soto, residente en Albuquerque; Edward C. Soto y su esposa Pam, en Chesterfield, Virginia; Henry Bruce Soto y su esposa Lynne en la Bahía de Whitefish, Wisconsin, así como sus nietos Marco W. Fox, residente en Honesdale, Pennsylvania; y su tataranieto John Everret, en la ciudad de Matamoros, Pennsylvania. Henry Washington Soto fue enterrado el 14 de abril, 2007 en el Parque Memorial en “Rio Rancho”, Nuevo México, USA”.

II

Ramón Amaya Amador, el novelista más leído de Honduras, nacido el 29 de abril de 1916 en Olanchito, Yoro. Fue hijo del sacerdote Guillermo R. (Rivera) Amador e Isabel Amaya, artesana de flores artificiales, productora de pan casero, promotora cultural, y ayudante de su madre, Felipa Amaya mayordomo de la iglesia San Jorge, patrono de la ciudad. Amaya Amador, tuvo como hermanos a Dolores, Isolina Zavala y Arnulfo Carrasco Amador. Muerta su madre en 1947, viajó a Guatemala. Aquí público “Prisión Verde” y “Amanecer”. En 1954, por la caída de Jacobo Arbenz, se asila en la Embajada Argentina. Perón envió un avión para recoger a los exiliados. Amaya Amador se estableció en Córdova. Contrajo matrimonio con Arminda Fúnez. Regresa a Honduras en 1957, después que Villeda Morales, facilita el regreso a los exiliados. Trabaja El Cronista y escribe y publica Constructores y Los Brujos de Ilamatepeque. En La Policlina nacen sus dos hijos Carlos y Aixa. 1969, viaja a Praga para convertirse en redactor de la revista Problemas Internacionales. Muere a los 50 años, en un accidente de aviación en 1966. Sus cenizas descansan en la Casa de la Cultura de Olanchito. Su hijo Carlos, radica en El Progreso, Yoro y su hija Aixa en la Patagonia, Argentina.

III

El 16 de mayo de 1916, se estableció en La Ceiba, Porfirio Barba Jacob, el que en su libro Rosas Negras, publica en 1933 en Guatemala, escribirá que “en La Ceiba, padecí, amé, prosperé y deliré… compuse mi Primer Canción Ligera”. Años antes, le escribe, “determiné venirme a vivir a esta pequeña ciudad de la costa hondureña en busca de salud y dinero, el indispensable dinero. Tengo una imprentita y voy a comprar, una finca, a un riesgo de esforzarme para pagarla”. Intenta convertir a La Ceiba, “en una excelente base de difusión y comunicación para satisfacer sus intereses de liderar un movimiento poético que le diera continuidad a la labor de Rubén Darío de quien siempre suspiro el propósito de ser su sucesor, pese a los frecuentes desmentidos que, sobre tal asunto dejo escritos. Más bien por esto último hay creer que en efecto, en su fuero interno, quiso ser más reconocido, más valorado. Y lo mejor para medirlo, era que le consideran el sucesor de Rubén Darío, muerto en su nativa Nicaragua, precisamente, el mismo año en que Ricardo Arenales (Porfirio Barba Jacob) se estableció en La Ceiba, Honduras”. Es posiblemente, el más grande intelectual que jamás haya visitado la ciudad, llamada la “Novia de Honduras”. (“Porfirio Barna Jacob, y su paso por Honduras”, Juan Ramón Martínez. Ediciones 18 Conejo, Tegucigalpa, 2007).

III

“El 7 de enero de 1958, protestaron ante la Casa Presidencial, gran número de personas que se condujeron en microbuses, llamados también busitos. Villeda Morales salió a la rotonda y dijo: Así me gusta ver a mi pueblo y cuando ese derecho es legítimo, el pueblo es quien manda. Varios de los conductores fueron invitados a pasar al interior a entablar un diálogo con el presidente. En una entrevista a Villeda Morales. Este se refirió a la orfandad legislativa que nos agobia; a la necesidad de ajustar nuestros códigos a la realidad del momento, como el Código Civil. Estimó que la deuda pública ascendía a 35 millones de dólares” (Alexis de Oliva, Gobernantes Hondureños, Siglos XIX y XX, Tomo II).

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