Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”
Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”
Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”, Señor Presidente Electo, General don Tiburcio Carías Andino:
Al haceros entrega de la Presidencia de la República formulo los mejores votos porque, en la dirección de los destinos que os ha confiado el pueblo hondureño, obtengáis el éxito más completo.
También los formulo muy cordiales, porque en el ejercicio de ese cargo seas menos infortunado que yo: Algunos de mis adversarios políticos, abusando del respeto irrestricto que he rendido a las libertades públicas, me han calumniado en toda forma, y algunos de mis propios correligionarios también, haciéndome sentir unos y otros, en más de una ocasión, que en su diccionario moral la palabra gratitud no existe.
Espero que vos, si, por desgracia sufrierais una suerte semejante a la mía, sabréis entregar la Presidencia en la forma que yo lo hago, de pie, erguido, despreciando la tormenta de injusticias que sobre Vos pudiera llover, alta la frente, cara al sol, sin temer a nada ni a nadie.
No olvidéis, Señor Presidente Electo, que sobre las pasiones desatadas por políticos perversos, que engañan a las multitudes, señalándoles, para que lo destrocen, a un hombre inocente como culpable de todos sus infortunios, -tal como ha ocurrido a esta hora con algunos gobernantes de América- que sobre eso hay algo definitivo y es el juicio inexorable de la historia, y sobre eso y sobre todo, para el hombre que lleva el respaldo firme de su conciencia libre de culpas, un juez que nunca se equivoca: ese juez es Dios.
Os deseo que no seáis tan infortunado como yo; en primer lugar, por lo que más he amado y amo sobre la tierra, por mi patria, y en segundo lugar, por Vos mismo, Señor Carías Andino, pues dentro de pocos minutos comenzareis a ejercer la Presidencia, es decir, comenzareis un combate en el que tal vez no se conquista la muerte -que es detalle efímero- pero en el que regularmente se conquista la desgracia por cuatro años, por lo menos. He Dicho.
3 de febrero 1933
Fuente: Libro “Recuerdos del Camino.” Pgs. 241-242 Vicente Mejía Colindres 1940.
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