La verdad en el espejo

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22 de junio de 2020
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12:27 am
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La verdad en el espejo

Por: PG. Nieto
Asesor y Profesor CISI

De la verdad no interesan los hechos sino los efectos que genera. Nos movemos por emociones no por razones. Treinta meses llevan los próceres utilizando la lupa en lugar del espejo. Encelados en buscar errores en un gobierno ya de salida, se olvidaron de mirarse al espejo y contemplar la patética imagen de políticos fracasados que proyectan. Se parecen a Cristóbal Colón engañando a los indígenas con espejitos a cambio del oro que vale cada voto para agarrar el poder.

Desgraciado Colón, quinientos años atrapado en la leyenda negra de la colonización y tuvo que morir George Floyd, torturado por asesinos racistas, vestidos de policías, para que miles de gringos vandalicen sus estatuas al grito de ¡Colón asesino del pueblo indígena! Sorprendente paradoja. Los antepasados de esos energúmenos fueron quienes bajo las órdenes del presidente genocida, Andrew Jackson, y sucesores, masacraron a un millón de indios exterminando tribus completas, genuinos pueblos indígenas. Resulta rentable utilizar la memoria de los muertos con fines políticos reinterpretando la historia. Como ejemplo el locutor pepenador, quien nuevamente necesitó vomitar sobre la memoria de la hermana del Presidente para mantener a flote su popularidad virtual entre “Morlocks” de almas podridas como la suya. El síndrome por abstinencia hace estragos.

Observemos el populismo del nefelibata: “No entré en política para defender una ideología sino combatir la corrupción”. ¡Guau! Inaudito que un político confiese que no defiende una ideología, siendo la ideología la que sustenta al partido y la que respalda el proyecto político que ofrecer al electorado. Porque no es lo mismo vivir en la izquierda de Nicolás Maduro que en la derecha de Jair Bolsonaro. Esa confesión lo expone como corrupto ideológico. Primero fracasó como candidato de la derecha conservadora, y después de la izquierda socialista. Mercenario mutante arrimándose a cualquier ideología a cambio de la banda presidencial. “Ni sabe ni quiere aprender”, le sublima el ego, confesó uno de sus asesores.

Responsabiliza al Partido Nacional por la corrupción, pero los comportamientos delictivos son personales no institucionales. Cuando insulta desde el canal de televisión donde trabaja nadie responsabiliza a la empresa de respaldar el vómito, solo sorprende su masoquismo mientras pierde clientes y prestigio. Delincuentes los hay en todos los partidos, incluso en “su” PAC mientras lo presidió, según dijo. Oportunista queriendo patentar la “anticorrupción”, bandera que pertenece a toda la ciudadanía, conducta de políticos honrados de cualquier partido. Si perdemos el respeto por la verdad estamos condenando al pueblo a la ignorancia, privándole del derecho a la libertad que procede del conocimiento frente a la desinformación.

Montesquieu estableció la separación de los tres poderes, olvidando colocar al Ejército como un cuarto poder superior. Error que los próceres desconocen porque llevan treinta meses exigiendo a los militares sacar al presidente. Decía Montesquieu que “la libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten”, pero estos depredadores le reinterpretan, las leyes deben permitir sus intereses o no hay libertad sino dictadura. Dice Noah Harari que vivimos un tiempo donde el flujo informativo es el valor supremo, la libertad de información y de expresión el bien superior. La autocensura como única restricción. Un símil para entender esa utopía: «Sería como aquel pederasta que para rehabilitarse hace trabajos comunitarios en un colegio infantil».

Sin libertad de elección no existe libertad de información, porque no se puede elegir cuando las opciones están contaminadas. José Luis Sampedro apunta: “Sin libertad de pensamiento la libertad de expresión no sirve para nada”. El libertinaje disfrazado de libertad ha permitido que rebaños de pesebristas abracen medios y redes cuando sus pastores defecan en ellas. Protegemos la libertad de expresión cuando denunciamos la basura en los contenidos, eso no es censura sino profilaxis democrática. Ejemplo: Facebook difundió que el COVID-19 es mentira, que en Chiapas, México, las autoridades utilizaban drones dispersando un polvo blanco contra la etnia tzotzil que “seca los pulmones”. Los lugareños salieron a las calles con palos y machetes provocando disturbios hasta que intervino el Ejército. Si el límite lo pone cada uno entonces no hay ninguno.

Si toleramos que los medios de comunicación y redes sociales se utilicen para desinformar, insultar, denigrar, contaminando impunemente a la opinión pública, estamos torpedeando la línea de flotación de la democracia.

“Los bolivarianos somos humanistas. Aquí no habrá persecuciones ni atropellos a la libertad de expresión o de pensamiento”. -Hugo Chávez-.

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