PASITOS PARA ADELANTE Y ATRÁS, LA disyuntiva sobre qué camino tomar. Entre la reapertura económica, antes que las naciones colapsen del todo, y la batalla que se libra contra los rebrotes; la tétrica curva ascendente de contagiados y de fatalidades, en la medida que la sociedad –en procura de oxigenar las finanzas y reanimar los mercados– sale de su confinamiento. Por un lado el desplome del sistema económico y productivo, la caída de los ingresos, la inquietante pérdida de fuentes de trabajo y, por el otro, la tragedia sanitaria. La angustia que produce en las familias la enfermedad, la presión sobre los heroicos médicos, enfermeras y personal de sanidad, en las clínicas y hospitales, partiéndose el pecho por brindar adecuada atención a los pacientes. La urgencia que los uniformados cubran territorio procurando detectar contagio, que las brigadas de salud a contrarreloj realicen las pruebas del coronavirus para que las personas afectadas reciban adecuado e inmediato tratamiento.
Y, por supuesto, lo más alarmante. Los muertos. 450 mil sepultados en el mundo. La infestación se ensaña con aquellos que se descuidaron y no tomaron a tiempo las previsiones y ahora con los que pensaron que el virus era juguete, al sugerir que trataran la enfermedad como otro refriado, recomendando a la gente socializar, abrazarse, compartir de cerca, sin preocupación alguna. Estados Unidos con 2,254,855 contagios sobrepasa los 120 mil muertos. Aunque ello no detuvo a POTUS de realizar su primer mitin político en Tulsa, Oklahoma, donde la concurrencia, por temor a contagiarse, fue bastante rala. Brasil, 1.07 millones confirmados, 50,090 muertos con 1,269 decesos en las últimas 24 horas. México 175,202 confirmados, 20,781 defunciones, con 779 solo en un día. No incluyen Venezuela y Nicaragua porque allá los gobiernos manejan cifras mentirosas para ocultar la gravedad de la propagación. Aquí la emergencia destapó las virtudes y las bajezas. Los rasgos nobles y solidarios de empresas y de individuos versus la indiferencia y la mezquindad de otros. La entrañable entrega a Honduras de héroes visibles o anónimos, de toda talla y en todos lados, y vaya lección –como una restregada de cara que propina a la sociedad esa idolatría por lo ajeno y el poco aprecio a lo propio– la insensibilidad de los intereses sin apego a la población o atadura de afecto patrio. Entre estos, multinacionales que explotan el mercado nacional, pero con poca vocación de servicio fraterno a la comunidad y sin muestra de gratitud al país que generosamente los acoge.
Con todo y que la naturaleza de su negocio les posibilitó lucrarse de la crisis, espoleando las adicciones y las necesidades de los consumidores, no mostraron intención de corresponder. O entendimiento que solo contribuyendo a cambiar el ambiente pesimista se consigue reanimar los mercados. Que en épocas de apuros, cuando mayor debe ser la aportación promocional que contribuya a sanar el compungido temperamento nacional, es cuando el auditorio observa quienes se esconden y quienes hacen presencia, para medir la alta o baja estatura de su imagen institucional. Este lunes debieron pasar a otra etapa de la apertura económica progresiva. Sin embargo, debido al alza en número de casos a nivel nacional el gobierno no abrirá, de momento, las instituciones públicas. Como una buena parte del incremento se detectó en el departamento de Francisco Morazán, cerraron mercados, y avisaron que la capital seguirá en la fase uno. Pareciera, entonces, que esta reapertura, mientras no haya forma de controlar el esparcimiento del virus –lo que requiere todo cuanto clínicamente sea posible hacer para contenerlo, si es que el sector empresarial coopera en la promoción repetitiva, hasta que cale en el amable público que cumplir las medidas de bioseguridad es cuestión de vida o muerte– continuará a pasitos para adelante y a pasitos para atrás.
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