Venezuela buscó apoyo de legislador de EEUU

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22 de junio de 2020
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11:45 am
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Venezuela buscó apoyo de legislador de EEUU

Venezuela buscó apoyo de legislador de EEUU

Venezuela buscó apoyo de legislador de EEUU El gobierno socialista de Venezuela trató de reclutar al legislador Pete Sessions para que gestionase un encuentro con el director ejecutivo de Exxon Mobil al mismo tiempo que le pagaba en secreto a uno de sus excolegas de la Cámara de Representantes 50 millones de dólares para tratar de evitar sanciones de Estados Unidos, según información obtenida por The Associated Press.

Un funcionario de la empresa estatal PDVSA envió un email al representante texano el 8 de junio del 2017 pidiéndole que ayudase a arreglar un encuentro entre el ministro de petróleo de Venezuela y Darren Woods, el sucesor del secretario de estado Rex Tillerson como CEO de Exxon. El objetivo era convencer a Exxon de que regresase a Venezuela tras una ausencia de una década y revitalizase la industria petrolera venezolana, que estaba al borde del colapso.

El email, que fue visto por la AP, fue compartido con las autoridades federales estadounidenses, que investigan a la persona que supuestamente le pidió a Sessions que enviase ese correo: el exrepresentante de Miami David Rivera, según dos personas al tanto de la investigación que hablaron a condición de no ser identificadas por no estar autorizadas a comentar ese tema tan delicado.

Por entonces Rivera recibía parte de un contrato de 50 millones de dólares por tres meses como consultor de la unidad de PDVSA que lidiaba con Estados Unidos, un negocio que está siendo investigado por fiscales federales de Miami porque nunca se registró como agente de un gobierno extranjero.

No está claro qué hizo Sessions con ese pedido, aunque no respondió directamente al email. Sea como sea, Exxon no aceptó el encuentro que buscaban los venezolanos en Dallas, según las dos fuentes. El republicano se postula nuevamente a la cámara baja en las elecciones de fin de año,

Sessions, no obstante, sí participó en otras dos mediaciones que involucraron a Venezuela en los 15 meses siguientes.

A pedido de un magnate venezolano de los medios de comunicación que luego pasó a ser un prófugo de la justicia estadounidense, viajó en secreto a Caracas en abril del 2018 para hablar con el presidente Nicolás Maduro. El empresario en cuestión, Raúl Gorrín, estuvo presente en el encuentro y Rivera hizo de traductor, de acuerdo con una tercera persona con conocimiento de la visita, que también habló a título de no ser identificada.

Pocos meses después Sessions llamó por teléfono al líder socialista con Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump, a su lado, aproximadamente al mismo tiempo en que los dos participaban en otro esfuerzo diplomático para despedir a la embajadora de Estados Unidos en Ucrania. El interés de ambos en Venezuela y los esfuerzos de Sessions por promover un encuentro entre Trump y Maduro sorprendieron a John Bolton, según cuenta el exasesor de seguridad nacional en su nuevo libro.

La AP informó acerca de las gestiones de Sessions en Caracas en el 2018. Por entonces no había salido a la luz el email sobre Exxon y su conexión con Rivera.

El papel de Sessions en las gestiones, más amplio que lo pensado en un primer momento, está siendo analizado en el marco de la investigación de la consultoría de Rivera y del uso que se le dio al dinero que recibía de Venezuela. Rivera habría cobrado al menos 15 de los 50 millones de dólares prometidos, de acuerdo con las dos fuentes.

Si bien no hay indicios de que Sessions se haya beneficiado del contrato de Rivera como consultor, ambos trabajaban con el mismo fin, usando los mismos interlocutores y por momentos parecían estar sintonizados.

Antes de que Estados Unidos decidiese aplicar “la máxima presión” posible para derrocar a Maduro, hubo un breve momento tras la elección de Trump en el 2016 en el que el líder socialista trató desesperadamente de cortejar inversiones de Estados Unidos y de reparar las relaciones con Washington.

La actitud tolerante de Trump hacia Rusia –el principal aliado de Venezuela– hizo que Caracas lanzase una campaña para tratar de hacer llegar a través de Citgo, la subsidiaria de PDVSA en Houston, 500.000 dólares al comité inaugural de Trump, un aporte más grande que el de firmas como Verizon, Pepsi y Wal-Mart.

Sessions fue considerado un objetivo importante de la ofensiva venezolana por sus lazos con Tillerson. Ambos desempeñaron posiciones de liderazgo en los Boy Scouts of America y estaban vinculados con la industria petrolera. Exxon tiene su sede en su antiguo distrito de Dallas.

La nota de cinco oraciones recibida por el email personal de Sessions no tiene muchos detalles. Pero alude a una correspondencia previa, que también fue vista por la AP, en la que el consejero general y vicepresidente de Exxon Randall Ebner habla de una disposición a analizar nuevos emprendimientos tras resolverse una vieja disputa sobre la confiscación de un campo petrolero de Exxon por parte de Venezuela en el 2007.

Para tratar de alentar el regreso de la empresa en momentos en que la producción petrolera se venía abajo, Maduro estaba dispuesto a ofrecerle a Exxon concesiones en la Faja Petrolífera Hugo Chávez, donde se encuentran las reservas de petróleo más grandes del mundo, según las dos fuentes.

“Le agradecemos su empeño en hacer realidad este encuentro”, finaliza el email a Sessions.

Exxon desistió de comentar el tema.

Pero poco después de la firma de un pago de 259 millones de dólares acordada por Exxon y PDVSA el 31 de julio del 2017, las relaciones entre Caracas y Washington se habían tornado hostiles.

El gobierno de Trump impuso una primera tanda de sanciones en respuesta a los planes de Maduro de reformar la constitución y restar poder al Congreso, controlado por la oposición.

Sessions espera volver a la Cámara de Representantes si sale airoso en una segunda ronda electoral en un distrito republicano cerca de su Waco natal. Sirvió 11 términos en la cámara baja por otro distrito, hasta que fue derrotado en el 2018.

Declinó responder a preguntas detalladas. “El Departamento de Estado sería su mejor fuente para cualquier información sobre contactos con Venezuela”, dijo un vocero.

El Departamento de Estado se abstuvo de hablar del tema.

Las autoridades estadounidenses sospechan desde hace tiempo de las actividades de Sessions en Venezuela. No tenía vínculos casi con esa nación a no ser por una carta que escribió en el 2004 a los reguladores bancarios en apoyo del financista Allen Stanford, un antiguo donante de Sessions que en el 2012 fue condenado a 110 años de prisión por una pirámide de Ponzi que llegó a manejar 7.000 millones de dólares.

El Departamento de Estado no tuvo papel alguno en la organización de un viaje privado de dos días a Caracas, según dos funcionarios que hablaron a condición de no ser identificados por abordar temas delicados. Sessions pidió a diplomáticos estadounidenses que no lo acompañasen al palacio presidencial, aunque el personal de la embajada de Estados Unidos habló con el legislador tras la visita en una pequeña recepción que le hizo en la mansión de Raúl Gorrín, un empresario vinculado con el gobierno.

En el 2018, la portavoz de Sessions de entonces, Caroline Booth, declaró a la AP que su jefe se había pasado el año previo tratando de “resolver temas” relacionados con Venezuela a pedido de un amigo que no identificó. Indicó que Sessions pagó por todos sus viajes.

Por entonces Gorrín trataba de negociar una salida consensuada de Maduro al tiempo que le pagaba a Ballard Partners –firma de cabilderos de la Florida que trabajó para Trump en el pasado– para que explorase oportunidades de expansión de su cadena televisiva Globovisión en Estados Unidos.

Gorrín viajó a Washington para analizar el futuro de Venezuela con legisladores estadounidenses y llegó a sacarse una foto estrechando la mano del vicepresidente Mike Pence en la Florida.

Gorrín y la hoy vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez, miembro de la junta directiva de PDVSA, organizaron la visita de Sessions a Caracas y manejaron el contrato de cabildeo con la firma Interamerican Consulting de Rivera, de acuerdo con dos personas al tanto de los esfuerzos del gobierno de Maduro. El objetivo del contrato era mejorar “la reputación” de PDVSA “a largo plazo” y su imagen entre “ciertos accionistas” de Estados Unidos, según una copia que pudo ver la AP.

Rivera no era una elección obvia para llevar a cabo esta campaña, tras haberse hecho conocido entre el exilio venezolano opuesto a Maduro de la Florida imitando las políticas anticomunistas de su amigo y antiguo compañero de habitación Marco Rubio, senador nacional. Los 50 millones de dólares por tres meses de trabajo superaban con creces los 70.000 dólares mensuales que CITGO pagaba a dos cabilderos de renombre, Cornerstone Government Affairs y Vantage Knight, por trabajos sobre regulaciones.

Los vínculos de Rivera con el gobierno de Maduro y con Gorrín están siendo investigados desde hace un año, de acuerdo con un funcionario policial estadounidense que pidió no ser identificado por hablar acerca de una investigación en curso.

Rivera fue demandado en Nueva York por la junta de Citgo nombrada por Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional que Estados Unidos reconoce como el gobernante legítimo de Venezuela. La demanda dice que Rivera no ofreció descripción alguna del trabajo que hizo para Venezuela y entregó solo dos de siete informes prometidos. Rivera dijo que parte del dinero recibido estaba destinado a la oposición venezolana, pero por ahora no ha ofrecido evidencia ni explicación que sustente esa afirmación.

Mientras tanto, los esfuerzos de Gorrín no produjeron resultado alguno. Pocos meses después del encuentro entre Sessions y Maduro, fue acusado en Miami de lavado de dinero y de otros cargos, incluido el de que ayudó a desfalcar 200 millones de dólares a PDVSA en nombre de dos hijastros de Maduro.

Gorrín y Rivera no respondieron a reiterados pedidos de comentarios.

Sessions y Rivera ya han colaborado en el pasado.

Como presidente del Comité Legislativo Nacional Republicano, Sessions ayudó a Rivera a ser elegido representante en el 2010 a pesar de que denuncias de abuso doméstico casi descarrilan su campaña. En el 2012 organizó una recepción para recaudar fondos para Rivera.

La carrera política de Rivera se hundió en medio de varias controversias electorales, incluida la acusación de que financió la campaña de una figura demócrata desconocida para que se opusiese a su principal rival en el sur de la Florida y una investigación de si ocultó un contrato de un millón de dólares con una empresa de apuestas. Nunca fue acusado de delito alguno.

Sessions, hijo de un exdirector del FBI recientemente fallecido, William Sessions, también tuvo algunos problemas. El año pasado se vio involucrado en la investigación sobre los manejos de Trump con Ucrania que dieron lugar a un juicio político por haber escrito una carta al secretario de estado Mike Pompeo en la que pedía la destitución de la embajadora Marie Yovanovitch tras el despido de dos allegados a Giuliani vinculados con la antigua república soviética. (AP)

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