De tal palo tal astilla

MA
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23 de junio de 2020
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12:22 am
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De tal palo tal astilla

De tal palo tal astilla

De tal palo tal astilla. ¿Se han preguntado en que nos diferenciamos los seres humanos de los animales?… Yo sí. Muchas veces… y saliendo un poco de todo el tema de la genética, inteligencia, capacidades sociales y demás, me he dado cuenta que hay algunas cosas que a nosotros nos suceden que rayan con lo divino y que ningún otro ser sobre el planeta lo puede experimentar.

En este punto, debo decir que creo en Dios y me considero su criatura; ¡Ha! Pero no cualquiera, si no, una creada a su imagen y semejanza… ¿Qué es eso? ¿en que soy igual a Dios? ¿verdad que suena muy pretenciosa una comparación con el Todo Poderoso?

Siempre he creído que Dios es un ser tan grande que no se intimidó (Él nunca lo hace) a la hora de crear ¡y se lució con nosotros! Pero la pregunta persiste… ¿en que me parezco a mi hacedor? Hay todo un tema teológico al respecto, pero yo quiero enfocarme básicamente en dos cosas que me competen como artista: la primera, en la capacidad de crear; y la segunda, en la capacidad de contemplar y apreciar lo creado. Las escrituras nos relatan que Dios creo el cielo, la tierra y todo lo demás y acto seguido lo contempló y vio que todo era bueno.

Voy a ahondar un poquito en el tema del arte… en el momento en que estoy escribiendo este artículo, tengo como música de fondo una melodía instrumental de Chopin, y me siento inspirada y emocionada por poder expresar lo que guardo en mi mente y corazón… cuando tomo los pinceles y comienzo a pintar, sucede algo muy similar… y es que hay una expectativa superior en el acto de crear… es una actividad que mientras se hace nos alimenta internamente, estimulando el pensamiento para que fluyamos como individuos particulares y además vivificándonos con el suspenso y la emoción de poder mostrar lo hecho.

De tal palo tal astilla
La sociedad moderna en que nos ha tocado vivir, demasiadas veces nos hace caer en la pereza mental de solo consumir, sin estimular de ninguna forma el acto de crear, y sin promover una capacidad analítica de contemplación inteligente y saludable; y si los productos materiales pueden enajenar la vida de los que se dejan dominar por ellos, cuanto más lo harán los “productos incorpóreos” que van directamente al alma y el espíritu del receptor, y más si son realizados justamente por personas lisiadas psicológicamente hablando; me refiero al remedo de arte que hoy muchos producen y consumen: música sin sentido con letras obscenas, imposibles de dedicar (por lo menos si somos decentes) sin melodías inteligentes, apenas siendo un estribillo repetitivo y vulgar a más no poder, y si hablamos de algunas “corrientes” en la pintura y entretenimiento actual ¡no terminaríamos nunca!

Hemos descuidado mucho esa orientación “divina” de crear, la cual tenemos como privilegio de nacimiento. Las artes de manera muy particular nos permiten ejercitar el acto de producir desde cero una obra; y aún más lindo… hacerlo con sello y firma de nosotros como individuos únicos y particulares.

Poner mezcla y ladrillos en una construcción y hacer una pared no me hace creador, descubrir un nuevo tipo de insecto, tampoco, resolver un problema matemático no lo hará, y mucho menos reflejará mi personalidad y pensamiento a quien lo pueda analizar… pero una pintura… un poema… una canción… una obra de teatro… una película…un libro… estas cosas si lo conseguirán.

El arte, para quienes lo hemos descubierto y adoptado como parte de nuestra vida, es una de las herramientas más valiosas que podemos tener, porque nos permite parecernos más a nuestro hacedor, concediéndonos el privilegio de crear y contemplar en formas concretas y perceptibles el alma de quien se atreve a practicarlo.
Por lo menos yo, quiero cada día crecer y sentirme en sintonía con cosas que me lleven a ser mas humana, mas sensible y con ello obtener un estado de ánimo mejor: pacífico, empático, bondadoso, etc. y sé que la actividad artística contribuye enormemente a tan honrosos fines.

Me encanta la idea de tener como uno de mis fines máximos en este transitar terrestre y corto, parecerme lo mejor que pueda a mi Dios y hacedor, y si bien es cierto que hay muchísimas formas de por lo menos intentarlo, quiero dejar hoy sembrado en sus corazones la idea que cuando hagan arte o contemplen la obra de un artista, estarán emulando al máximo creador quien en su misericordia y amor nos regaló la experiencia bella de emocionarnos, transportarnos, llorar, reír e incluso cambiar al exponernos a la influencia enriquecedora del arte en todas sus manifestaciones.

De hoy en adelante invito a todos los artistas a que cuando alguien elogie su obra, recuerden que son capaces de realizarla por el privilegio divino de haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios, y digan en su mente: “De tal palo, tal astilla”…

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