Nuestra capital: ¿otra Guayaquil?

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24 de junio de 2020
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12:40 am
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Nuestra capital: ¿otra Guayaquil?

Nuestra capital: ¿otra Guayaquil?. Oscar Lanza Rosales
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Guayaquil, es la segunda ciudad más importante de Ecuador -después de Quito- pero en lo económico, la más importante. Es un puerto en el Pacífico; la cabecera de la provincia de Guayas, con una población aproximada de 3 millones de habitantes -aproximadamente un 20% de la población del país- y un ingreso per cápita de 14 mil dólares.

Según los analistas más calificados de The Guardian, New York Times, BBC y El País de España, ha sido la ciudad más golpeada, relativamente, por la pandemia del COVID-19. Más que las ciudades Wuhan de China o italianas, que han sufrido las consecuencias de esta peste.

¡Imagínense el fallecimiento de más de 7 mil personas del 1 de marzo al 15 de abril pasado, cuando en ese mismo período de años anteriores, en tiempos normales, los fallecimientos solo eran de unos mil!
Sin duda alguna, Guayaquil sufrió en ese lapso una aguda crisis. De desesperación y pánico. Colapsaron los sistemas hospitalarios, los servicios forenses y funerarios, por esa enorme cantidad de fallecimientos.

Se acabaron los ataúdes de madera, y los sustituyeron por ataúdes de cartón, y terminaron envolviendo los cadáveres en sábanas o plásticos. Y las funerarias, muchas cerraron para evitar el contagio de sus empleados.
Los pacientes fallecieron en todos lados: hospitales, domicilios, aceras y ambulancias. Hay algunos que murieron en silla de rueda, camillas o en los pisos de emergencia, esperando la oportunidad de usar un ventilador.
A los fallecidos, nadie los quería recoger, ni el gobierno local ni el nacional, porque estaban peleados por asuntos políticos.

El personal de salud reconoce que estaban muy ansiosos y sobrecargados de trabajo, y hay un médico que declaró a uno de estos diarios mencionados, que lo que vivieron esos días, fueron escenas salidas de una película de terror.

Los analistas y expertos se han preguntado ¿cuáles son las razones de fondo para que esta pandemia se haya ensañado contra los habitantes de Guayaquil? Ellos enumeran las siguientes: el comportamiento de los costeños, sociable, y no muy dados a respetar las regulaciones; la pandemia desnudó la pobreza y las desigualdades de la población, la mayoría viviendo en chozas u hogares hacinados que facilitan el contagio; el débil sistema sanitario; y la más importante razón que aducen los expertos, es la conexión de Ecuador con España, por ser los ecuatorianos la principal comunidad migrante -más de 400 mil- en aquel país. Y en enero y febrero que son los meses de vacaciones en Guayaquil, hay un gran tráfico aéreo de ida y vuelta para visitar a familiares, para aprovechar ese feriado. Y el error del gobierno al inicio, fue pedirles a las personas con síntomas que llegaron del extranjero, que guardaran cuarentena en casa, que no cumplió la mayoría y que indujo a la propagación del virus en esta ciudad.

He descrito lo que ha pasado a Guayaquil, la ciudad más perjudicada en vidas humanas por el COVID-19, por su alta letalidad, para que nos sirva de referencia a los hondureños, que nuestras ciudades, principalmente la capital, pueden llegar a ese nivel trágico de Guayaquil, si no se toman las acciones necesarias y urgentes.
La mayor preocupación, por el momento está centrada en la capital, porque su sistema hospitalario está colapsando; el aumento de los contagiados continúa creciendo en forma exponencial, y algunas personas con síntomas del covid-19, ya andan del timbo al tambo, buscando asistencia médica, y no encuentran respuesta en ningún lado.

El valle de Sula ya no nos preocupa tanto, porque se ha visto en las últimas semanas, después haber sido el epicentro nacional de la pandemia, que todos los actores principales -personal de salud público y privado, sector privado y municipalidades- de la región están actuando en equipo, con mucha coordinación, solidaridad y espontaneidad. Y lo bueno es que está mejorando la atención médica.

Contrario a la capital, donde a pesar que tiene su sede el gobierno central, se ve descoordinación entre los actores principales, en detrimento de la salud de los hondureños. El gobierno que no cumple con su papel de proporcionar a tiempo los insumos, los accesorios de protección médico y el recurso humano calificado.
Hay quejas en la capital, con la UNAH y el sector privado local, por su falta de compromiso en la crisis. Un sector privado pasivo e indiferente. Y una UNAH superficial en su participación.

Capitalinos, actuemos a tiempo, unidos y con eficacia, antes de que sea demasiado tarde, para no llegar a la situación fatal que alcanzó Guayaquil.

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