Jorge Ernesto López Cerrato: in memoriam. Pocas personas sirven como una imagen de integridad y respeto en la sociedad actual tanto como lo hace nuestro querido Jorge Ernesto López Cerrato. Siempre desde que tengo memoria él y mi abuela han sido figuras claves en nuestra formación, siempre apoyándonos e incitándonos a ser la mejor versión de nosotros posible. Su carácter, su dulzura, su terquedad, todas eran parte de su personalidad y lo constituían en su rol como persona, esposo, padre, abuelo y bisabuelo, el más querido, respetado y dulce. Era una persona que sin importar lo bueno o malo siempre estaba ahí para extender una mano, para dar palabras de aliento. Si tuviera que resumirlo en una palabra, quizás esa sería la palabra paciente.
Él era paciente ante los torbellinos que se formaban a su alrededor, como un sol en el sistema solar, viéndolo todo girar y complicarse sin embargo el manteniéndose como un centro de estabilidad para todos. Él era un constante apoyo incondicional para aquellos que estábamos cerca, que lo buscaban y quienes se apoyaban en él. Era sin lugar a duda sinónimo de bondad y amor.
Siempre lucho por el mismo, por su familia y por todo lo que para él era correcto y necesario. Como siempre nos relataba, trabajó desde una edad muy joven. No tuvo una infancia fácil ni privilegiada, sin embargo logro superarse y crear una vida admirable y digna para él y su familia. Le encantaba hablar de su vida, de su pasado y lo hacía con todo aquel dispuesto a escuchar. Era un hombre sencillo, me lo recordaba siempre en su diario vivir cuando miraba su forma de ser con las personas por humildes o importantes que fueran. Tengo la certeza que vivió siendo íntegro y fiel a sí mismo y se marchó de este mundo como la gran persona que fue. Aun en su partida pensaba en otros y me hizo saber que jamás nos dejaría solos inclusive cuando ya carecía de fuerzas y estoy segura así será. El siempre velo por los demás con sus principios e ideales, aun aquellos que no entendíamos. Me llena de orgullo saber que fue el patriarca de nuestra familia..
Mi abuelo fue un ángel para mi pequeño ángel, para mí y para todos nosotros que lo teníamos en nuestra familia. Con el pasar del tiempo, aunque su perdida deja un vacío enorme para nosotros que hubiéramos querido tenerlo a nuestro lado por siempre, queda la satisfacción de haber compartido con él, de haberlo conocido, de saber la nobleza en su interior, su sencillez, su calidez. Su amor hacia las guayaberas siempre nítidas, su pipa siempre dejando olor a vainilla por donde pasaba, su creatividad para arreglar y reparar las cosas, su pasión siempre en hacer lo correcto y su gran amor y dedicación hacia la horticultura. Todos los que te conocimos sabemos que no puedo mentir, fuiste la bondad en persona y te extrañaremos siempre. Gracias por todo y que alegría saber que está en paz y tranquilo porque nadie se lo merece más. En vida te pensaremos siempre.
Hasta pronto abuelito.
Daniella Torres López
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