Mal nacidos

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30 de junio de 2020
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12:16 am
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Mal nacidos

Adiós 2020

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

En una de sus tantas comparecencias públicas el Presidente de la República, Juan Orlando Hernández Alvarado, calificó con el epíteto de “mal nacidos” a todo aquel que durante la pandemia de coronavirus (COVID-19), que hoy tiene colapsado el sistema de salud de todo el mundo y especialmente el de Honduras, haga mal uso de los recursos económicos asignados para su combate.

Hoy que el propio mandatario y varios de sus colaboradores más cercanos, como el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Orlando Argueta y la primera dama Ana García Carías se encuentran afectados por el peligroso y letal virus e incluso, Juan Orlando Hernández hospitalizado en el Centro Militar de Salud de Tegucigalpa y bajo el cuidado de un equipo médico especializado, han aparecido muchos “mal nacidos” que de una u otra forma han arañado con largas uñas el presupuesto de la nación y los cuantiosos fondos obtenidos en calidad de préstamos y donaciones y que debían de amortiguar el ataque viral de haberse invertido en debida forma y con transparencia.

Sin embargo, los organismos veedores conformados por diversos sectores de la sociedad civil han denunciado pésimas y amañadas inversiones que solo han favorecido a intermediarios de dudosa catadura y aparentemente amigos y emparentados con funcionarios de alta confianza del mandatario hondureño, al cual le dicen lo que quiere oír y no lo que debe escuchar y comprobar in situ para no ser engañado y no recibir la condena popular que cada día le marca más como uno de los peores gobernantes de la historia, al que todo mundo tiene como un mitómano de primera y populista, sectario al extremo, al que no le importa el dolor popular y sí la supervivencia de la avara clase alta que pese a la pandemia ha captado miles de millones de lempiras en ventas de víveres, abarrotes, medicamentos, mascarillas, caretas de vinilo, y otros insumos biomédicos que el gobierno ha pagado generosamente sin obtener de ellos ni una tan sola libra de gratis.

El Presidente dijo haber mandado hacer nueve millones de mascarillas, una para cada habitante del país y de una duración por unidad de 15 días de uso continuo, pero las mismas no aparecen por ningún lado, al menos en la populosa colonia y en los alrededores de mi residencia en Tegucigalpa, y tampoco en la de los distintos barrios y colonias de los cientos de pacientes que a diario visitan las instalaciones del Instituto Hondureño de Seguridad Social, donde yo recibo el servicio de hemodiálisis tres veces por semana, y donde me doy cuenta de la pésima atención que esta institución de salud, que no es del Estado sino de los derechohabientes (patronos y trabajadores) reciben los pacientes con diversas enfermedades y especialmente los afectados de COVID-19, entre los cuales hay un alto índice de mortalidad diaria.

Por otra parte el Ministerio Público por fin reaccionó ante la lluvia de denuncias contra el director de Inversión Estratégica de Honduras (INVESTH), Marco Bográn, a quien ha requerido imputándole los presuntos delitos de abuso de autoridad, malversación de caudales públicos y fraude, por la compra indebida y posiblemente a una empresa de USB ni siquiera de maletín, de siete hospitales móviles por un valor de 48 millones de dólares que fueron pagados por anticipado sin ninguna garantía, a un intermediario guatemalteco residente en Estados Unidos y que aparentemente falsificó papelería de una empresa turca especializada en fabricación de hospitales móviles y que económicamente estaba tan quebrado, que un banco le estaba demandando el pago de las tarjetas de crédito y le habían echado de un departamento por no poder pagar la renta y además por haber hecho compras directas de otros equipos e insumos sobrevalorados que no aparecen por ninguna parte, y la compra de una gran cantidad de respiradores mecánicos que incluso fueron transportados en un vuelo directo de la Fuerza Aérea Hondureña y que llegaron incompletos y no eran los indicados y adecuados para el tratamiento eficaz de los atacados por la pandemia, por lo que la alta letalidad se da en los hospitales, en las unidades de cuidados intensivos, y en las salas de los más graves, que incluso permanecen tendidos en colchonetas en el piso y en patios exteriores donde se han habilitado carpas.

A esto hay que agregar que los “mal nacidos” no han dotado de los equipos de protección especiales y descartables a médicos y enfermeras, microbiólogos y otro personal de salud que conforman la primera fila de ataque contra la pandemia y entre los cuales ya se tipifican cientos de contagios y algunos muertos, por lo que las deserciones entre el personal de salud es muy grande y pese al alto índice de desempleo que se registra en el sector, calculándose que hay 1,500 médicos sin trabajo.

Muy pocos médicos, enfermeras graduadas y auxiliares han aceptado sustituir, reforzar a quienes ya tenían una plaza fija o estaban por acuerdo en centros hospitalarios o de salud y otros de creaje que también ya han sido rebasados por la enorme demanda de pacientes positivos con coronavirus.

Mientras tanto medios televisivos han sugerido que instalaciones de la Facultad de Medicina, Instituto Central, el hospital de la Iglesia Católica el centro cívico gubernamental e instalaciones deportivas y hasta edificios de aulas de grandes colegios privados de educación media, sean utilizados como centros de creaje… Ya veremos.

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