Peligroso apoyar ilegalidades

MA
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30 de junio de 2020
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12:19 am
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Peligroso apoyar ilegalidades

Juan Ramón Martínez

Lo ocurrido el 24 de junio recién pasado, es peligroso para la estabilidad del país. La inconsciencia, la irresponsabilidad y la ignorancia son, malas consejeras. Los actos ilegales, no tienen resultados. Por más perversamente que hayan sido urdidos. No todos somos tontos, para no sospechar que, detrás de lo ocurrido hay manipuladores, que aprovechan el discreto talento de la oposición, para llevarla a comer de su mano. Algunos, tienen años de estar haciéndolo. Por ello, hacen estas cosas para favorecer los intereses de los que, no quieren que haya elecciones.

Coincido con Raúl Pineda Alvarado y Juan Carlos Barrientos. La convocatoria, las decisiones tomadas, son ilegales y nulas. El artículo 191, es aplicable cuando el Congreso está en receso y existe una fuerza opuesta a su reunión. Circunstancias que, en este caso, no concurren. Tampoco es aplicable el artículo constitucional 188. Ese Código fue aprobado. Y la vacatio legis, a petición de algunos, ya finalizó. La aprobación del Código Penal ocurrió antes del estado de sitio. De forma que legalmente, tal pieza jurídica entró en vigencia en las primeras horas del 25 de junio al finalizar la vacatio legis. Lo burdo, lo elemental es, –al juzgar la asonada contra el Congreso–, pasar por alto que, los actos ilegales no tienen efecto. Además, los diputados propietarios no conformaron el quórum respectivo. Incluyeron suplentes no incorporados. De forma que, de acuerdo con la ley, incurrieron en una acción delictiva, de la cual tendrán que responder porque sus delitos son, imprescriptibles. Podrán invocar que actuaron en función legislativa y que, por ello, no tienen responsabilidades.
Los que le celebraron la acción ilegal, –Castellanos y Pedro Barquero que, creía era respetuoso de la ley y por ello, nos salvaría de los males que sufrimos–, se burlan de los diputados, porque los empujaron a violar la ley, al ridículo y a una acción sin resultados.

Pero lo que más me sorprende son las declaraciones de Ebal Díaz, a quien creo talentoso, ponderado e inteligente. De buena fe. Mostrarse, satisfecho con la ilegalidad que no condena, –sino que pasa de puntillas–, justificándola, indirectamente; con el fin de calmar la oposición ilegal a la emisión de un Código que es, el más socializado, (expresión abusivamente usada). Los únicos no consultados, han sido los presos condenados. Por ello comparto el juicio de Wong Arévalo, que la oposición real es originada por empresarios contrabandistas que, han levantado fortunas, defraudando al fisco. Cosa que, con el Código Penal vigente desde el 25 de junio, no podrán continuar haciendo.

Para confirmar su talento y olvidar el que, tenemos todos, Díaz repite cosas sabidas. El Código Penal, igual que la Constitución — excepto en sus artículos pétreos, cuyo manoseo malicioso, nos tiene en la crisis actual–, puede ser reformado, en cualquier momento por los diputados, esta vez, con quórum y convocados, de acuerdo a sus normativas. Por lo anterior, me resulta incomprensible que Díaz –y se lo escribí–, no haya defendido la institucionalidad y más bien, disimuló la acción delictiva de los seguidores de Redondo, haciéndome sospechar que, se mueve en la peligrosa estrategia de destruir la carrera política de cualquiera persona, con posibilidad de hacerle sombra a los consentidos de JOH. Si esto fuera así, lo que Díaz está haciendo al alimentar a la oposición, — en contra de Oliva y de los diputados democráticos nacionalistas, liberales, democristianos–, es peligrosa para el Partido Nacional y para Honduras. JOH, puede hacer perder a su candidato; pero no, imponer sucesor. Impedir de forma sibilina las pretensiones de Oliva, dividirá al PN, facilitándole el triunfo a Nasralla.

Quien no tiene sentido de piedad. No maneja criterios de perdón. Todos –incluidos los evangélicos, como Díaz– seremos considerados infieles. Y tendremos que escondernos, porque Nasralla, no nos perdonará. Contará con un Congreso mayoritario, sin los frenos constitucionales de Bukele. Por ello fracturar al PN, es peligroso. Imitar al Zelaya del 2009, necesitará de militares enemigos de su pueblo, –que no los hay–, porque están conscientes, que no pueden apoyar ilegalidades que, los confronten con la sociedad que, les respeta. Animar a la oposición a ilegalidades, es peligroso. La mayoría de la población está disgustada, por la forma cómo han manejado la pandemia. Y, puede seguirla, inconscientemente.

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