EN MEDIO DEL REBROTE ¿ABRIR CLASES PRESENCIALES?

ZV
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2 de julio de 2020
/
12:51 am
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EN MEDIO DEL REBROTE ¿ABRIR CLASES PRESENCIALES?

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

LOS últimos serán primeros” –según San Mateo– pero estos pintorescos paisajes acabados, relegados a los postreros rescoldos de la cola, no van a ser los primeros en conseguir ni los fármacos efectivos para tratar el coronavirus, ni la vacuna que inmunice contra el contagio, a los cuales seguramente tendrán prioridad los países ricos y más aventajados que los desarrollan. El gobierno estadounidense adquirió la totalidad de todo el Remdesivir producido en julio por empresa farmacéutica y el 90% de la producción de agosto y septiembre, para abastecer sus hospitales. “Se trata de un antiviral, administrado por vía intravenosa, que ralentiza la producción de nuevas partículas de virus y, como resultado, una infección viral se desarrolla con menos rapidez y los pacientes en estado grave se recuperan una media de cuatro días antes de lo habitual”. Estados Unidos y Brasil son en la actualidad los epicentros de la pandemia. Sin embargo, la curva de contagios y de fallecimientos, en un rebrote de la enfermedad por amagos de reabrir la economía, se ha disparado en la región.

Si hay medida sensata que tomaron, en este enrevesado tanteo de prueba y error, fue cerrar las instalaciones físicas de las escuelas, los colegios, institutos y universidades recurriendo a impartir clases virtuales para no dejar secos del pan del saber a los estudiantes. El espacio cedido por radios y televisoras ayuda a llegar a otros rincones no enchufados al Internet. Ni imaginarse cuánto más grave sería el desastre que golpea al país con un desbocado tropel de niños, jóvenes y adolescentes pegados de ese maldito virus en focos de contagio de los complejos escolares. Obviamente que la enseñanza ofrecida por pantallas digitales no es lo mismo que la educación presencial. Funciona como remiendo. Por mientras dure la emergencia, pero nunca, ni remotamente, es la misma cosa. La interacción virtual no sustituye la asociación personal, ni van a reemplazar la utilidad de la normal cohabitación en sociedad. No son equivalentes las clases impartidas en pantallas de computadora, que los beneficios obtenidos del contacto personal de maestros con alumnos. No solo es cuestión de dar las clases –ello solo es la mitad de la tarea– la sociedad sufre de un vacío irremplazable con la sustracción del ambiente necesario para la sana asociación. De la relación más cercana entre los mismos estudiantes. Departiendo, interactuando, jugando o estudiando, entreteniéndose en grupos. La fría interrelación a distancia no reemplaza, ni el calor, ni la intimidad, ni cualquier otro de los atributos que se forjan mediante la correspondencia directa y personal.

Como decíamos ayer, parecido a lo que la tecnología de las comunicaciones hizo a las acostumbradas formas de coexistencia. Es decir a las antañonas bondades de la buena vecindad, de visitar familiares y amigos para compartir, conversar, o tan solo por el placer de disfrutar de la compañía; apoyarlos y recibir aliento en ratos de ansiedad. Ninguna de esas comunicaciones impersonales puede sanamente reemplazar la plática más próxima de personas viéndose las caras. Sin la distracción constante, y la malcriada falta de atención mientras se platica, de indiferentes divagados mandando y recibiendo mensajes frívolos urgentes de “vida o muerte”. Como si el aparatito transmisor fuese más importante que la persona que tenemos enfrente. Así que ese cierre de centros educativos por supuesto que hay que entenderlo como una medida provisional. Lo que sí debería hacer la Secretaría de Educación, como prometió al inicio, es mediar entre asociaciones de padres de familia y autoridades académicas para descuentos y tratos más condescendientes en el pago de matrículas y colegiaturas. La solución temporal de cierre de instalaciones educativas es mientras impere el estado de alarma. Anda flotando un globo sonda. Dizque se preparan para una reapertura de clases presenciales. En medio del rebrote. Ojalá a ningún cabezón –de esos que embrollaron el “hoy no circula” con número de placas pares o nones igual a los últimos dígitos de la identidad– se le ocurra reabrir centros de enseñanza en lo más álgido de la infestación.

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