La reconstrucción

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2 de julio de 2020
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12:06 am
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La reconstrucción

Por: Carlos López Contreras

Ni debemos dudarlo. La pandemia supone librar una guerra con un enemigo invisible que, calladamente, va destruyendo los cimientos de la estructura económica y social de nuestro país.

La pandemia exige inversión en el sistema sanitario, e impone miles de contagiados, muerte y desolación; agotamiento, contagio y muerte de parte del personal médico especializado y de su personal de apoyo para las unidades de cuidados intensivos.

Como en toda guerra, vemos combatientes heroicos que en la línea de fuego sacrifican su salud y sus vidas para salvar vidas, en un combate desigual. Hemos visto cómo, nuestros médicos y científicos analizan, comparan e investigan las experiencias en autopsias de otros países (en Italia) para identificar las vulnerabilidades del virus. Y así, con paciencia y estudio, concluyeron que el virus no solo provoca neumonía y muerte, sino que desencadena otras patologías anteriores y simultáneas que habría que atacar para salvar al paciente. Es así, que definieron un abordaje para derrotar en etapa temprana al virus: los protocolos oficiales de MAIZ y CATRACHO. Pero no basta con la estrategia médica hondureña; se necesita la colaboración de todos para vencer al virus.

Dependiendo del compromiso y tenacidad de los hondureños, superaremos la crisis sanitaria en mayor o menor tiempo, habilitándonos para entrar en la etapa de la reconstrucción. Como país tendremos que abrirnos a la inversión productiva, privada, nacional y extranjera. Tendremos que reducir los impuestos y las trabas burocráticas para convertirnos en un país realmente atractivo a la inversión.

Estamos conscientes que solo la inversión productiva genera empleo, salarios y tributos para el Estado, divisas con sus exportaciones y el dinamismo de la economía.

Entre más empresas se abran, entre más se produzca, entre más trabajadores haya con buenos salarios, más ingresos tendrá el Estado, para atender las necesidades sociales, brindar seguridad ciudadana y seguridad jurídica.

Para lograr que los contribuyentes paguen sus impuestos, hay que utilizar incentivos y los instrumentos persuasivos de las multas para que todos luchemos con la fe puesta en la reconstrucción.

El gobierno y los sectores productivos (capital, tecnología y recurso humano) somos socios en el desarrollo y bienestar del país y de su población.

La mayoría de los hondureños creemos en la democracia, con procesos electorales libres, y la aceptación de sus resultados.

Porque democracia implica transparencia y eficiencia en la gestión de gobierno, con simplificación administrativa.

Democracia implica, desde luego, rendición de cuentas de las actuaciones de gobierno. Implica, además, confianza entre los partidos, entre las instituciones, entre pueblo y gobierno para que todos trabajemos hacia el mismo fin: rescatar a Honduras de la catástrofe mundial de la pandemia.

Democracia efectiva significa también fortalecer nuestras relaciones políticas con nuestros socios comerciales y ampliar nuestras relaciones para diversificar nuestra actividad productiva, profundizando los niveles de desarrollo tecnológico en nuestra economía e incluyendo de manera creativa los campos de la industria, el turismo y la cultura. Con la experiencia de la pandemia, nos compenetramos de lo fundamental que es la investigación científica, que debe ser un campo de especial atención de las universidades, de los colegios profesionales y de la industria farmacéutica.

Como demócratas que somos, nos movemos en el ámbito de los países y gobiernos que cultivan la democracia, la economía de mercado, la libre empresa, el libre comercio y respetan los derechos humanos. Con los países democráticos debemos tener lazos muy fuertes, sin perjuicio de sostener relaciones de comercio y de inversión con otros países que puedan tener concepciones distintas, pero que forman parte del género humano.

Después de la pandemia el mundo está cambiando; tenemos que observar, estudiar y adaptar nuestra política exterior en función de esos cambios, pero manteniendo nuestra doctrina de identificación con la democracia y sus valores de imperio de la ley, seguridad jurídica y respeto de los derechos humanos.

Creo que el próximo gobierno, fruto del proceso electoral del 2021, debería ser de unidad y de salvación nacional, para desarrollar una labor titánica propia de un período de posguerra.

No importa quién gane las elecciones del 2021. En este momento de la historia, todos los países afectados por la pandemia, vemos con incertidumbre el futuro, por lo cual debemos forjar un alto sentido de unidad para sacar a Honduras adelante en lo sanitario, social, económico y político.

¡Dios salve a Honduras!

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