LA MUDANZA

ZV
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3 de julio de 2020
/
12:04 am
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LA MUDANZA

YA días alertamos sobre esa fuga progresiva de empresas y complejos industriales del territorio nacional. Transnacionales que adquirieron empresas de sello hondureño, que operaban en el país, incluso con capacidad de exportar, vendiendo en todo el mercado centroamericano, a los meses de hacer la adquisición, cerraron sus operaciones principales y las mudaron a los países vecinos. Aquí solo dejaron sucursales y distribuidoras para explorar el mercado local. Este es un buen mercado, donde la gente demanda de todo. Con tan baja autoestima que privilegia lo extranjero a lo propio. Hasta impresos de todo tipo –como no pagan impuesto de introducción– los mandan a hacer afuera. Con esa mudanza, el país no solo perdió la capacidad instalada de una industria que se fue, sino los empleos que generaba. Sufrieron las finanzas cuando se esfumaron los impuestos que tributan. Perdió el entorno por la demanda de la industria que se abastecía del comercio local, beneficiando otros negocios.

Una vez instalados en otros lugares, allí donde están se suplen de los insumos que ocupan para operar, incluso, enviando desde sus instalaciones principales al territorio nacional todo lo requerido por sus sucursales locales. Hasta la propaganda para promocionar sus productos en el mercado interno la pautan afuera. Aquí poca protección hay a las empresas nacionales. Una especie de sistema duro con los de adentro pero condescendiente a toda invasión desde la vecindad al mercado doméstico. El resultado de la ingenuidad en el manejo de los intercambios comerciales, Honduras carga con un pesado déficit comercial en su balanza de pagos vis-a-vis a las demás naciones centroamericanas. La noticia reciente es que la Chiquita –que tiene alrededor de 3,700 hectáreas de tierra cultivada en Honduras; durante los lejanos tiempos de la “prisión verde” constituida como poderoso emporio comercial pero, además, con tremenda influencia política– ya no usará Puerto Cortés. Tomó la decisión de mover sus cachivaches a Guatemala. El gerente de la CCIC arguye que se debe a “los altos cargos portuarios, el elevado costo de la energía y las tarifas obligatorias por transporte terrestre de carga”. “A partir de ahora, todos los procesos de comercio exterior tales como exportación de banano e importación de insumos o mercancías se trasladan a Puerto Barrios, donde consiguió una concesión estatal del muelle privado de Cobigua”. Vamos a reproducir extractos de un editorial anterior, cuando –a raíz de lo que planteamos– recibimos seguridades oficiales que no había razón de preocuparse, ya que nada en la región presentaba las ventajas que ofrece Puerto Cortés.

Hace unas semanas atrás –con cierta sorpresa por la exclusión– hasta aquí llegó la noticia que “los presidentes de Guatemala y El Salvador –sin participarle a Honduras– “acordaron eliminar las fronteras para el tránsito de personas y mercancías y convirtieron en nacionales los vuelos comerciales entre ambos países”. (Una supercarretera atravesando sus territorios, serviría para el transporte de estas mercaderías). No se ignora que los salvadoreños con inversión china, desarrollan sus puertos en el Pacífico, mientras Guatemala acaricia invertir recursos en los suyos del Atlántico. Si bien los vecinos están en su derecho de impulsar sus propias iniciativas de desarrollo en promoción de sus particulares intereses, indudable que lo ocurrido no escapa al interés hondureño, ya que hasta ahora Puerto Cortés ha sido el principal puerto de entrada y salida, por el Atlántico, de mercaderías a la región. Al final del día los empresarios recibirán y embarcarán su mercancía por donde les resulte más barato, más rápido y más eficiente. Honduras, tiene sobradas ventajas. Pero igual, debe esforzarse por no alterar el grado de competitividad –con los costos más bajos posibles– que ofrece el puerto hondureño en la costa norte. La competitividad no solo tiene que ver con los costos de embarcar, desembarcar, desaduanar y operación en los puertos, sino con lo que cuesta transportar la mercadería por la vía terrestre. (Hasta aquí, como recordatorio, las citas pertinentes).

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