Psicología: Aprendiendo a ser feliz en tiempos de coronavirus

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3 de julio de 2020
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12:45 am
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Psicología: Aprendiendo a ser feliz en tiempos de coronavirus

Psicología: Aprendiendo a ser feliz en tiempos de coronavirus

Psicología: Aprendiendo a ser feliz en tiempos de coronavirus, Conozca los pequeños cambios que puede ayudar a sentirse mejor con usted y con las personas que convive en estos tiempos difíciles.

Vivimos una situación excepcional que nos puede afectar mental y emocionalmente. Estamos luchando contra el Coronavirus, el Covid-19, un enemigo nuevo, desconocido e invisible que no tenemos la certeza de poder «controlar». Conocemos las pautas a seguir y esto nos hace sentir presión y una gran responsabilidad. Tendemos a querer controlarlo todo para así, desde nuestro cerebro primitivo, asegurarnos la supervivencia. Y ahora cuando parece que todo se derrumba, cuando la incertidumbre asoma la cabeza y ya no hay certezas sentimos miedo… y es completamente aceptable y natural.

Una pandemia es un acontecimiento traumático y la causa principal del malestar psicológico está en no tener libertad de movimiento. Ahora el hogar, ya no es un lugar de confort y descanso, se convierte en la zona de confinamiento. Compartir estos espacios ininterrumpidamente ha causado en China el aumento en las cifras de divorcios. Una situación como esta puede afectar tanto positiva como negativamente a la relación de las personas que viven bajo el mismo techo. Para minimizar ese impacto Zeneida Bernabé, experta en gestión del sufrimiento y formada en inteligencia emocional, meditación, mindfulness y coaching propone las siguientes fórmulas. Unas se pueden hacer en equipo y otras, de forma individual.

1. Establecer acuerdos
Entre los adultos hablar largo y tendido sobre los retos, las dificultades y las oportunidades que puede brindar esta situación. Contemplar las necesidades de cada persona con las que convivís y las fortalezas que cada persona puede aportar para sobrellevar la situación.

Poner en común las visiones (sí, cada persona puede ver las cosas de una manera distintas), las preocupaciones, las expectativas acerca de esta situación. No des nada por supuesto. Cada uno puede vivir esto de una manera muy diferente, muy particular. Incluso tu manera de afrontar esta situación podría cambiar a lo largo de los días.

Llega a acuerdos explícitos acerca de las tareas de cada uno, de los roles que cada persona puede asumir para contribuir de la mejor manera a esta situación. Y también establecer acuerdos a corto plazo e ir renegociándolos sobre la marcha.

Y para llevarlo a la práctica define: tareas, cosas que hacer para facilitar la convivencia y las relaciones; tareas cosas que hacer por el otro, tu pareja, hijos y otros familiares; tareas por ti y para ti. Asegúrate de que haces una tarea al día de cada tipo.

2. Hacer hogar
Aprovecha estos días para hacer hogar, para ser casa. Para ello es importante tener cierta estructura, seguir nuevas rutinas que se complementen. Estas deben incluir protocolos de higiene y actividades en solitario y en compañía es importante crear un ambiente en el que sentirse protegido y a gusto.

Se aconseja no compartir el mismo espacio todo el tiempo y si eso no fuese posible cada persona puede realizar actividades distintas en un mismo habitáculo, por ejemplo una persona lee mientras la otra escucha música con auriculares darse espacio y sentirse cómodos en el silencio es fundamental.

Los psicólogos apuntan que hacer actividades prácticas como bailar, hacer ejercicio, dibujar, tocar algún instrumento o cualquier trabajo manual puede ayudar a que el desánimo y la frustración no aparezcan. Tener una actitud pasiva como ver series y televisión puede afectar negativamente al estado de ánimo a largo plazo.

Para llevarlo a la práctica: Planead una actividad que sea significativa para todos y hacerla con regularidad. Poned toda vuestra alma cuando la realicéis. Ejemplo: Bailar 15 minutos todos los días a las 20h después del aplauso de la tarde.

3. Practica la tolerancia
Para vivir en armonía es clave ser flexible y ponerse en lugar del otro. Durante el confinamiento más que nunca se ha de intentar priorizar la armonía en lugar de querer tener razón.

Es una situación nueva. Estáte abierto a que las personas con las que convives se comporten de manera inesperada, distinta. No sabemos qué va a ser lo mejor para cada persona, aunque parezca obvio a nuestros ojos, la verdad es que no sabemos qué es lo mejor para cada uno. No intentes convencer a los demás, ni decirles lo que tienen que hacer o culparles por hacer las cosas de cierta manera.

Practica el «no lo sé». Confía en que esa persona hace lo mejor que puede y sabe.

Para llevarlo a la práctica: Si hay algo que te molesta del otro, mira donde tú puedes comportarte de igual manera. Por ejemplo, si vives con alguien que es muy desorganizado y te cuesta lidiar con su desorden mira donde tú eres desordenado, puede que las carpetas en tu ordenador, tu ropa interior, ese cajón desastre en la cómoda. Este ejercicio te «acercará» a la persona desde el respeto total.

4. Protege la intimidad
Puede que el pasar mucho tiempo juntos y la rutina no ayuden a que haya espacios para la intimidad. Puedes preguntárte ¿estoy siendo afectivo con las personas con las que convivo?

Para llevarlo a la práctica: Establecer citas románticas o para compartir actividad de común interés, encuentros para cultivar la intimidad, conversaciones profundas, el afecto o el sexo.

5. Escucha al otro
Sé consciente de lo que transmites con tus palabras y con tus actos a las otras personas. No tomes las cosas por sentado y escucha al otro con respeto… Ante los desacuerdos, sigue hablando. No hay que dar un portazo, sino mantener las vías de comunicación abiertas.

Escucha a los niños, pregúntales cómo se sienten y sosténles en su miedo o emoción. Permíteles que sientan sus emociones.

Si te muestras transparente y abierto, invitas a otras personas a serlo. Cuida mucho lo que dices. Vé más allá de las palabras. Por ejemplo si recriminas a tu pareja o a tu compañero de piso observa que sentimiento hay detrás de eso.

Para ponerlo en práctica: Establece regularmente un espacio para la comunicación. Primero una persona habla durante 5 minutos y la otra persona sólo escucha y dice «gracias» al final. Luego se intercambian los roles. Se trata de abrirse y hablar de cómo te estas sintiendo esos días sin culpar al otro de tus sentimientos, se trata de hablar desde la empatía, el afecto y la responsabilidad.

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