Ultracrepidianos

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4 de julio de 2020
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12:14 am
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Ultracrepidianos

¿Apertura inteligente?

Por: Denis Castro Bobadilla
Doctor y abogado II Vicepresidente del Congreso Nacional Diputado por el Partido Alianza Patriótica.

A muchos, esta puede parecerles una palabra nueva, o inexistente, pero es, realmente, muy antigua. Se refiere a aquellas personas que sin saber nada de nada sobre algo, se creen más sabias que los propios expertos, y están siempre dispuestas a opinar, aconsejar, criticar y a corregir a los que sí saben sobre un tema, cualquiera que sea. Dicho en otras palabras, son los impopulares “sabelotodo”, que en todo se meten, que de todo son maestros, hasta de los verdaderos maestros, y que, por desgracia, se multiplican como las moscas, y son muy, pero muy comunes en las redes sociales.

La verdad sobre esta gente es que no saben nada de nada, aunque siempre opinen de todo. Son verdaderos ignorantes que no hacen más que el ridículo al manifestarse sobre temas que no conocen ni entienden. Esto, por supuesto, es una enfermedad, una lamentable, vergonzosa e incurable enfermedad.

Se le conoce como efecto Dunning-Kruger, un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento mental que lleva a los individuos a la irracionalidad y, por ende, a opinar de todo sin saber nada. Por desgracia, en Honduras son miles y miles los ultracrepidianos, estos sabelotodo que, en realidad, son maestros de nada.

Hay quienes opinan sobre el uso de las mascarillas para evitar el contagio del coronavirus, y lo hacen como expertos, como genios de la Medicina, sin caer en la cuenta que desinforman al pueblo y con lo que hacen ponen en riesgo muchas vidas. Otros ultracrepidianos están en altos cargos de gobierno, sin tener la preparación académica que el puesto requiere, y dirigen instituciones de forma inoperante, encaminándolas al fracaso.

Para el que quiera saber, la palabra ultracrepidiano resume un viejo refrán que usaban los antiguos romanos con frecuencia, y que aún hoy es repetido por quienes quieren poner en su sitio a aquellos que todo lo saben sin saber absolutamente nada; este refrán es: Zapatero a tu zapato.

Me gustaría que en Honduras se aplicara la sabiduría de este refrán, y que llegaran a los cargos públicos personas preparadas profesionalmente para el puesto, y que reúnan las condiciones óptimas para desempeñarse en él. Por ejemplo, en Salud, el ministro debería ser un médico; en Educación, un pedagogo; en Relaciones Exteriores, un profesional de la carrera diplomática; en las comisiones del Congreso Nacional, el más estudiado. Y así, en cada cargo, el profesional del ramo que sea el más apto para desempeñarlo.

Por desgracia, en Honduras la política lo dirige todo. Y, si a esto unimos el compadrazgo, las amistades y los amores escondidos, lo que nos deja es un gobierno de amigos, parientes y novios que en nada responde a los intereses de los hondureños. Y, para muestra de lo que digo, basta un botón: el desastroso manejo de la pandemia, donde hasta se habla del desvío de millones de dólares a cuentas privadas, mientras los hondureños se contagian más cada día, y muchos mueren en la más horrible y dolorosa soledad. Pero, los sabelotodo, los ultracrepidianos, siguen opinando. Unos, porque nadie les puede mandar la boca. Otros, porque ocupan la boca para llegar lejos en sus aspiraciones políticas, aunque no los siga ni su propia empleada doméstica.

Lo que aquí digo es una gran verdad. Lamentablemente, los hondureños tenemos que seguir soportando la sabiduría inútil de los incompetentes que todo lo saben, y más, porque muchos de ellos están en altos cargos, dirigiendo el destino de Honduras, dirigiéndolo hacia el abismo, por supuesto, ya que, como bien se ha dicho, cuando se elige lo peor, lo que debe esperarse es el caos.

He dicho.

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