El amor en los tiempos del COVID

MA
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8 de julio de 2020
/
12:31 am
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El amor en los tiempos del COVID

Dennis Castro

Amor, la fuerza más poderosa del universo, está a prueba. La muerte, como un siniestro ángel del Apocalipsis, se pasea sobre la Tierra amenazando a la especie humana, sembrando el terror, la incertidumbre y la desesperación por todos los rincones, y todo, de la mano de un agente criminal invisible, millones de veces más pequeño que un milímetro: el nuevo coronavirus.

Este ente “nuevo” de destrucción masiva ha hecho a los seres humanos replantearse ante la vida, ante la familia y ante lo que es, realmente valioso: la salud, tanto propia como la de los seres que amamos. La amenaza es latente y, con ciertas excepciones suicidas, nadie quiere morir, ni ver morir a los que ama. De aquí, que el amor ha tomado un nuevo significado para millones. Y me refiero a todo tipo de amor. Al amor filial, al romántico, al erótico y hasta al amor vano. Hoy, se valora más todo lo que tenemos. La muerte, que todo lo acaba, nos da una lección para entender, valorar y cuidar lo que tenemos. Y no es, que esa muerte haya estado lejos de nosotros. No. Es tan natural como la vida, y dicen los escatologistas que son un complemento perfecto, pero, volviendo al deseo de eternidad del hombre, nadie quiere morir, con las consabidas excepciones.

Amar, amar, siempre con todo, y hoy es época de mostrar amor. Incluido el amor al prójimo que sufre, y al que está bajo amenaza. Se trata de ver a los demás como deseamos que los demás nos vean a nosotros en momentos de gran angustia y necesidad. Y sabemos que el amor genera confianza, seguridad y que echa afuera el temor, y no podemos dar mejor muestra de amor que la solidaridad.

Esto también va, a pasar. La humanidad ha superado dificultades iguales o peores. En materia de pestes, son muchas las que han azotado al planeta, los muertos se han dado por millones, la angustia hizo temblar los cimientos del cielo, y la tragedia pasó. Pero se repite hoy, y el hombre de hoy, lleno de ciencia y de tecnología, de riquezas jamás antes vistas, es tan vulnerable como hace cien años ante la gripe española, o aún siglos antes frente a la peste negra. Sin embargo, en medio del miedo, del terror y la desesperación, hubo esperanza, hubo amor por la vida, y la humanidad salió adelante.

Sabemos que en esta época de consumismo materialista desenfrenado el valor del ser humano se ha degradado, pero ante una amenaza tan cierta y mortal, el ser humano recupera su valor ante sí mismo, y valora a quien tiene alrededor. Esto es un logro positivo de este mal.

Yo deseo que el amor en los tiempos del COVID se fortalezca, que una más a los hondureños, que los vuelva más empáticos y solidarios, y que aprendan a valorar la propia vida y las de los demás. Es posible que de esta forma se tome conciencia de que en esta lucha nos necesitamos todos, y que todos somos importantes, con excepción, por supuesto, de mis aprovechados uñas largas que han pretendido enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno. Estos manifiestan su amor por el dinero, y muestran su desprecio por lo que es verdaderamente valioso. Pero a estos, ya le llegará su hora.

Mientras tanto, cultivemos el amor en esta época dura y terrible. Amémonos más a nosotros mismos, amemos a nuestra familia, a los amigos y al prójimo, porque hoy todos dependemos de todos para vencer al coronavirus y su estela de dolor, desesperación y muerte. Y confiemos en Dios.

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