Municipalidad capitalina obligada a construcción de nuevas represas
Municipalidad capitalina obligada a construcción de nuevas represas, Por: José Rolando Sarmiento Rosales
El abastecimiento actual del agua potable en las ciudades gemelas de Tegucigalpa y Comayagüela, cuya población ronda el millón y medio de habitantes, apenas alcanza para unas 600 mil personas, según cifras oficiales ofrecidas por el Servicio Nacional Autónomo de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), cuya Unidad Metropolitana avanza para convertirse en lo que será la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (UMAPS), conforme al decreto 118-2003, de la Ley Marco del Sector Agua Potable y Saneamiento. Todo esto pone en peligro la salud de los capitalinos y el saneamiento básico de ambas ciudades.
Con la municipalización del agua en el Distrito Central, la comuna dice trabajar en mejorar las condiciones del servicio para atender a los pobladores que más lo necesitan, proceso que en ninguno de sus componentes supone algún tipo de privatización. El gerente metropolitano del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), Carlos Hernández, mencionó que si pretenden distribuir agua todos los días en la capital hondureña, deberán construir más represas.
La Corporación Municipal del Distrito Central, proyecta la construcción de nuevas represas y microembalses para captar mayores cantidades de agua y mejorar el servicio de distribución en la capital. Así también, las autoridades edilicias buscan enfrentar los racionamientos que provoca la escasez de agua potable debido a la sequía que afecta todo el país. En ese sentido, se trabaja en la licitación para construir la represa de San José, la de Jiniguare, y el reservorio de Rancho Viejo en la zona de El Hatillo; además, se licitará la edificación de microrepresas en el sector de Los Laureles.
Entre las obras ejecutadas, el año anterior se reparó la cortina inflable de Los Laureles, logrando la captación adicional de unos tres millones de metros cúbicos del vital líquido, mientras que el sistema de trasvase permitió el traslado de alrededor de un millón de metros cúbicos del recurso hídrico al embalse La Concepción. La alcaldía capitalina también desarrollará un reservorio en la zona de El Picacho para almacenar el agua que se produce en el lugar durante el invierno, equivalente a 900 litros de agua por segundo, y distribuirla durante el verano, cuando la generación se reduce a 300 litros del elemento por segundo.
Asimismo, se realiza una labor encaminada a reducir las pérdidas en cumplimiento del contrato establecido por un término de 18 meses con la empresa Hidalgo e Hidalgo Honduras (HeH), para dar mantenimiento y reparación al sistema hidrosanitario pluvial, aguas residuales y agua potable de Tegucigalpa y Comayagüela, logrando detectar y corregir al menos 300 fugas en estas ciudades.
Recordamos que debido a los graves daños ocasionados en 1974 por el huracán Fifí, solamente en la Red de Colectores y Tuberías del Alcantarillado de Aguas Negras y Aguas Lluvias, se necesitaba invertir unos 400 millones de lempiras, que no sabemos si se logró realizar.
Indudablemente existen déficits acumulados en el aprovisionamiento del servicio de agua potable, debido a varios factores, ya que desde la inauguración de la represa La Concepción, a finales de la década de los 80s, en el gobierno del presidente José Simón Azcona, ninguno de los proyectos de los que se ha hablado, entre ellos Guacerique II, se ha realizado por falta de decisiones en varios gobiernos del país, pero también al crecimiento de la población, las fugas en las tuberías de conducción y distribución, así como el efecto de inviernos irregulares y las prolongadas sequías veraniegas.
A eso hay que sumar que la represa La Concepción, la de mayor capacidad de almacenamiento, se habla de unos 36 millones de metros cúbicos, no logra llenarse a su máxima capacidad desde hace varios años, por la insuficiencia de lluvias y el poco caudal de la fuente natural de la represa, provocado por los incendios forestales que destruyen el bosque de la zona, alejando las aguas invernales que impide la suficiente captación del vital líquido para llenar el embalse.
Los millones de metros cúbicos no captados en La Concepción, provocan el desabastecimiento que sufren gran cantidad de barrios y colonias de la capital, de tal manera que el agua escasea y en algunos casos llega cada quince días y en algunos hasta treinta días, a tal extremo que en este 2020, la provisión del agua provocó racionamientos generales que de cada tres días, se elevaron a cinco, y ya en mayo a recibir el agua cada diez días, teniendo que surtirse de camiones cisternas pagando elevadas cantidades por un barril de agua.
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