Por: Fernando Berríos
Periodista
Me veo obligado a hacer la pregunta porque, aunque creo saber la respuesta, de antemano es entendido que la política es impredecible para el que no está inmerso en ella.
Si bien la pandemia COVID-19 se ha convertido en la mejor herramienta para hacer política, destruyendo a unos y levantando el perfil a otros, lo cierto es que el país y el resto de naciones en el mundo están caminando vertiginosamente hacia un estado de calamidad social y económica.
De ahí que mi pregunta, más que para el político, porque él sí sabe lo que quiere, es para el ciudadano como usted y como yo: ¿sabe a qué juegan los políticos?
¿Usted de verdad cree que cada vez que abren su boca lo hacen pensando en su bienestar como ciudadano?
En mi humilde opinión, está equivocado si piensa que es así, pero usted es libre de pensar lo que quiera.
El político piensa en el bienestar de él, no en el suyo. El político quiere que a Honduras le vaya mal porque eso le da la gran oportunidad de arrebatar el poder en un próximo proceso electoral. El político puede, inclusive, desear que la situación se desborde a niveles vistos en Quito, Ecuador, donde los muertos se amontonaban en las calles.
A esto juegan los políticos. A que Honduras apeste por mortandad, a que Honduras caiga al más enorme de los abismos económicos. No sea ingenuo en pensar que quieren lo contrario, porque al final de cuentas, estos son los insumos y escenarios perfectos para un político.
¿Usted cree que a un político, del país que sea, le interesa que una autoridad salga bien librada de una emergencia como la que vivimos actualmente? Es obvio que no, todos desean que las cosas salgan mal y si no salen mal, tenga por seguro que se encargarán de hacer creer que lo bueno es malo y lo malo es bueno.
Esta es la esencia del político. Mentir descaradamente, robar sin escrúpulos y a esto sumo ser tan temerario que por acción u omisión atenten contra la vida misma de los ciudadanos, de forma abierta y sin ocultamiento.
Cuando un político, de forma maliciosa y tendenciosa y sin tener los conocimientos científicos, le dice a usted que no tome el tratamiento que recomienda un grupo de expertos, no solo está jugando a la política sino que está jugando con la vida de aquel que escucha y cree en sus palabras.
Esta forma temeraria de desinformar a la población, generando dudas sobre los esfuerzos que hacen un grupo de médicos para salvar vidas, es deleznable y jamás debió tener cabida en la ya rancia política hondureña.
Entendemos que el juego político se basa en el descrédito de personas e instituciones, en la difamación y la calumnia, en la mentira y la manipulación. A esto estamos muy acostumbrados los hondureños porque ha sido el pan de cada día durante décadas y décadas.
Pero de eso al descrédito de tratamientos o protocolos para sobrevivir a esta pandemia, para evitar que muera la salud y muera la economía, eso no tiene nombre. Ese es un juego demasiado peligroso en el que ningún ciudadano ni mucho menos organizaciones serias deberían caer. No se conviertan en instrumentos de los políticos y menos si no conocen el trasfondo de sus agendas oscuras.
Hemos leído de tantas personas que han muerto, en Honduras y el mundo, porque se resistieron a tomar medicamentos a tiempo, medicinas que si bien no iban a curarle de COVID-19, ni a prevenir que lo contrajera, sí iban a ayudarle a reducir la carga viral para evitar que llegara a un hospital y en el peor de los casos a una sala de cuidados intensivos.
No pierda días valiosos si presenta síntomas de COVID-19. No defina su futuro y el de sus seres queridos por lo que escuchó de un político. Busque atención médica inmediata, llame al 911 y no se automedique. En el fondo, usted y yo sabemos a qué juegan los políticos. No les sirva de pelota.
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