Ancianos, hipertensos y diabéticos casi fuera del mercado laboral

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11 de julio de 2020
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12:03 am
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Ancianos, hipertensos y diabéticos casi fuera del mercado laboral

Por: Carlos Medrano
PERIODISTA

Si antes de la pandemia COVID-19, la situación de los adultos mayores, hipertensos y diabéticos era sumamente compleja, debido a la poca o nada protección de un segmento del mercado laboral que cuenta con la vasta experiencia que la vida le ha dado, hoy la situación estará más “cuesta arriba” para estas valiosas personas.

Y es que esta peste que tiene al mundo “patas arriba” ha estigmatizado a quienes tienen enfermedades de tipo preexistentes, que son todas aquellas patologías que afectan a cualquier persona antes de contratar un seguro de salud, como, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, entre otras.

De acuerdo con un estudio de prevalencia de enfermedades crónicas no transmitibles en Tegucigalpa del 2003-2004, evidencia que 24 de cada 100 personas mayores de 20 años es hipertensa; y que 16 de cada 100 presenta prehipertensión arterial; además del total de los hipertensos el 33.3% fueron casos nuevos.

Otra estigmación generada por la COVID-19 son la enfermedades oncológicas, como los tumores benignos no resueltos o malignos pasibles, de tratamiento medicamentoso, quirúrgico, radiante o de alta complejidad en cualquier orden que se trate, enfermedades otorrinolaringológicas, oftalmológicas, enfermedades de inmunodeficiencia como el asma, posrasplantes, enfermedades neurológicas, osteoarticulares, psiquiátricas, digestivas, urinarias, enfermedades del aparato respiratorio, enfermedades endocrinas y cromosómicas o genéticas.

En Honduras más de 5,000 personas fallecen cada año debido al cáncer, cada día mueren 13 personas debido a esta enfermedad. Las cifras son alarmantes ya que en Honduras hay una tasa de mortalidad de 131.3 casos por cada 100,000 habitantes, siendo la población femenina la más afectada, donde el cáncer de cérvix ocupa el primer lugar, seguido del de estómago, hígado, mama y próstata.

La diabetes, de la que se supone existen un millón de hondureños que la portan, es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar), de la sangre están muy altos, producto de la ingesta de alimentos que alteran la producción y funcionamiento de la insulina, que es una hormona fabricada por el páncreas.

Existen miles y miles de hondureños que están padeciendo de esta enfermedad, ya que en términos generales comen pésimo, a la carrera, somos presas de la comida rápida y desde muy jóvenes vivimos presiones y estrés que afectan la salud del hondureño.

Llegar a ser anciano, con una pensión que ofrece el IHSS y no haber previsto una fuerte cantidad de dinero que le sustente en los años de vejez, es una verdadera desgracia para miles de personas de la tercera edad.

A pesar de su experiencia laboral, de cientos de horas dedicadas al trabajo en muchas de las profesiones que son importantes para Honduras, otros salieron a recibir seminarios, cursos y maestrías que les permitió dirigir empresas o desempeñar trabajos gubernamentales. Ya casi no existe oportunidad laboral para los denominados “viejitos”.

No hay un sistema de previsión social robusto que haga jubilarse con dignidad a nuestros ancianos, debido a los bajos salarios en las instituciones públicas principalmente, que no permiten tener un ahorro apropiado que les signifique una jubilación digna para la vejez.

En resumen, el COVID-19 dejará secuelas graves en nuestro país, en nuestra economía, pero también la estigmatización aún mayor de tres grupos vulnerables como ser, los ancianos, hipertensos y diabéticos, que a pesar de ser seres productivos y altamente valiosos en una sociedad, hoy tienen pocas posibilidades de seguir produciendo en beneficio del país.

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