Confinamiento, pandemia y felicidad ¿Pueden coexistir?

ZV
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13 de julio de 2020
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12:38 am
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Confinamiento, pandemia y felicidad ¿Pueden coexistir?

Son muchas las personas que se quejan de la dificultad de convivir casi permanentemente con varias personas, que muchas veces solo miraban un rato en la mañana y en la noche solo un momento.

A continuación algunos tips para esa convivencia.

PRACTICA LA TOLERANCIA

Para vivir en armonía es clave ser flexible y ponerse en lugar del otro.

Durante el confinamiento más que nunca se ha de intentar priorizar la armonía en lugar de querer tener razón.

Es una situación nueva. Está abierto a que las personas con las que convives se comporten de manera inesperada, distinta.

No sabemos qué va a ser lo mejor para cada persona, aunque parezca obvio a nuestros ojos, la verdad es que no sabemos qué es lo mejor para cada uno.

No intentes convencer a los demás, ni decirles lo que tienen que hacer o culparles por hacer las cosas de cierta manera.

Practica el «no lo sé». Confía en que esa persona hace lo mejor que puede y sabe.

Para llevarlo a la práctica: Si hay algo que te molesta del otro, mira donde tú puedes comportarte de igual manera.

Por ejemplo, si vives con alguien que es muy desorganizado y te cuesta lidiar con su desorden mira donde tú eres desordenado, puede que las carpetas en tu ordenador, tu ropa interior, ese cajón desastre en la cómoda.

Este ejercicio te «acercará» a la persona desde el respeto total.

PROTEGE LA INTIMIDAD

Puede que el pasar mucho tiempo juntos y la rutina no ayuden a que haya espacios para la intimidad. Puedes preguntárte ¿estoy siendo afectivo con las personas con las que convivo?

Para llevarlo a la práctica: Establecer citas románticas o para compartir actividad de común interés, encuentros para cultivar la intimidad, conversaciones profundas, el afecto o el sexo.

ESCUCHA AL OTRO

Sé consciente de lo que transmites con tus palabras y con tus actos a las otras personas. No tomes las cosas por sentado y escucha al otro con respeto… Ante los desacuerdos, sigue hablando. No hay que dar un portazo, sino mantener las vías de comunicación abiertas.

Escucha a los niños, pregúntales cómo se sienten y sosténles en su miedo o emoción.

Permíteles que sientan sus emociones.

Si te muestras transparente y abierto, invitas a otras personas a serlo. Cuida mucho lo que dices. Vé más allá de las palabras.

Por ejemplo si recriminas a tu pareja o a tu compañero de piso observa que sentimiento hay detrás de eso.

Para ponerlo en práctica: Establece regularmente un espacio para la comunicación.

Primero una persona habla durante 5 minutos y la otra persona sólo escucha y dice «gracias» al final.

Luego se intercambian los roles. Se trata de abrirse y hablar de cómo te estas sintiendo esos días sin culpar al otro de tus sentimientos, se trata de hablar desde la empatía, el afecto y la responsabilidad. (INT)

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