Son muchas las personas que se quejan de la dificultad de convivir casi permanentemente con varias personas, que muchas veces solo miraban un rato en la mañana y en la noche solo un momento.
A continuación algunos tips para esa convivencia.
PRACTICA LA TOLERANCIA
Para vivir en armonía es clave ser flexible y ponerse en lugar del otro.
Durante el confinamiento más que nunca se ha de intentar priorizar la armonía en lugar de querer tener razón.
Es una situación nueva. Está abierto a que las personas con las que convives se comporten de manera inesperada, distinta.
No sabemos qué va a ser lo mejor para cada persona, aunque parezca obvio a nuestros ojos, la verdad es que no sabemos qué es lo mejor para cada uno.
No intentes convencer a los demás, ni decirles lo que tienen que hacer o culparles por hacer las cosas de cierta manera.
Practica el «no lo sé». Confía en que esa persona hace lo mejor que puede y sabe.
Para llevarlo a la práctica: Si hay algo que te molesta del otro, mira donde tú puedes comportarte de igual manera.
Por ejemplo, si vives con alguien que es muy desorganizado y te cuesta lidiar con su desorden mira donde tú eres desordenado, puede que las carpetas en tu ordenador, tu ropa interior, ese cajón desastre en la cómoda.
Este ejercicio te «acercará» a la persona desde el respeto total.
PROTEGE LA INTIMIDAD
Puede que el pasar mucho tiempo juntos y la rutina no ayuden a que haya espacios para la intimidad. Puedes preguntárte ¿estoy siendo afectivo con las personas con las que convivo?
Para llevarlo a la práctica: Establecer citas románticas o para compartir actividad de común interés, encuentros para cultivar la intimidad, conversaciones profundas, el afecto o el sexo.
ESCUCHA AL OTRO
Sé consciente de lo que transmites con tus palabras y con tus actos a las otras personas. No tomes las cosas por sentado y escucha al otro con respeto… Ante los desacuerdos, sigue hablando. No hay que dar un portazo, sino mantener las vías de comunicación abiertas.
Escucha a los niños, pregúntales cómo se sienten y sosténles en su miedo o emoción.
Permíteles que sientan sus emociones.
Si te muestras transparente y abierto, invitas a otras personas a serlo. Cuida mucho lo que dices. Vé más allá de las palabras.
Por ejemplo si recriminas a tu pareja o a tu compañero de piso observa que sentimiento hay detrás de eso.
Para ponerlo en práctica: Establece regularmente un espacio para la comunicación.
Primero una persona habla durante 5 minutos y la otra persona sólo escucha y dice «gracias» al final.
Luego se intercambian los roles. Se trata de abrirse y hablar de cómo te estas sintiendo esos días sin culpar al otro de tus sentimientos, se trata de hablar desde la empatía, el afecto y la responsabilidad. (INT)