Por: Otto Martin
SALUD
No era necesaria la llegada del COVID-19 para que comprobáramos lo deficiente de nuestro sistema de salud.
Ya sobre la marcha estamos cabalgando uno de los cuatro jinetes y debemos tratar de que no nos tire al suelo.
Pero, qué podemos hacer para el futuro?
Una idea llena de idealismo -y un poco de justicia- sería la siguiente: después de la pandemia podría legislarse para que todos los empleados del gobierno, desde el más alto hasta el más humilde, por ley, tuvieran que hacer uso exclusivamente de los hospitales y clínicas del Estado, para ellos y sus familias.
Enfermedades corrientes, vacunas, cirugías, maternidad, todo.
Nada de hospitales privados para los empleados públicos.
Estoy seguro que los servicios de salud del Estado mejorarían de inmediato.
EDUCACIÓN
Algo parecido para los hijos de todos los funcionarios del Estado, también desde el más alto hasta el más humilde: por ley estarían obligados a utilizar únicamente el sistema de educación público, desde primaria hasta el nivel universitario.
Incluimos todos los empleados municipales, desde el alcalde para abajo?
Nada de escuelas, colegios ni universidades privadas para los empleados públicos.
Le apuesto que la calidad de la educación, así como las instalaciones, desde pupitres hasta equipo tecnológico, baños; todo mejoraría rápidamente.
FINALMENTE
No estoy seguro si convertir el Centro Cívico Gubernamental en un hospital sería una idea factible, quizá no fue diseñado para ese fin y readecuarlo sería demasiado para nuestros recursos, pero qué tal Palmerola?
A como están las cosas en el mundo -y sobre todo en Honduras- para que Palmerola se convierta en un aeropuerto de éxito (simplemente para que pueda sobrevivir) pueden pasar muchos años, a lo mejor nunca se logre; la competencia será terrible por un mercado de todas maneras deprimido.
Pero si con una mentalidad revolucionaria se detuviera la construcción y se rediseñara para convertir Palmerola en un hospital completo (no un centro de triaje, aunque de momento podría servir), me refiero a un hospital general y de Especialidades que pueda dar servicio de primera clase a los departamentos adyacentes y desahogar un poco el Hospital Escuela, el Materno, así como los hospitales de San Pedro Sula.
Comayagua, que nunca se iba a beneficiar turísticamente con Palmerola aeropuerto, podría ganar mucho con Palmerola hospital.
Se imagina todo el personal médico y de asistencia, con sus familias, residiendo en Comayagua?
Médicos, enfermeras, especialistas, comprando casas o pagando alquiler? Condominios especiales surgiendo por aquí y por allá?
Contratando trabajadores y asistentes? Jardineros, carpinteros, servicio doméstico? Una lluvia de empleos!
Los parientes de los internos utilizando hoteles, pensiones, restaurantes y comedores locales? Taxis, tiendas, todos se beneficiarían con este “turismo de salud”, tal y como ocurre en la actualidad en las zonas de influencia de los hospitales existentes.
Con esas sencillas ideas se podría encaminar en parte, en una mejor dirección, el futuro de Honduras.
Soñemos un poco.
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