AL MAL TIEMPO…

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15 de julio de 2020
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12:25 am
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AL MAL TIEMPO…

APARTE de los estragos de la enfermedad, el amable público lucha contra otra pandemia. La “infodemia”, una sobreabundancia de información, transmitida en alto contenido por las redes sociales –alguna acertada y otra no– “que dificulta a las personas encontrar fuentes fidedignas y orientación adecuada cuando la necesiten”. Agreguen a lo anterior a los coyotes acaparadores, a los timadores inescrupulosos que se lucran engañando a compradores ilusos, vendiendo desde hospitales armables hasta gel tóxico para limpiarse las manos. Todos los días aparecen medicamentos y pociones ya usadas para curar pestes anteriores –algunas más la bulla que la efectividad– que presumiblemente funcionan para ralentizar los efectos nocivos del virus en el organismo. Varios laboratorios científicos y universidades de prestigio también trabajan en vacunas experimentales. Trabajan a contrarreloj en una carrera por inmunizar al que aún no se ha contagiado y conducir a las naciones encerradas, con sus economías desmoronadas, a su nueva normalidad.

“El gobierno norteamericano adquirió la totalidad del Remdesivir producido por una empresa farmacéutica dizque bloquea el proceso de desarrollo de la enfermedad. Los rusos andan en Guatemala comercializando para Latinoamérica su Avifavir (Favidiravir), un fármaco dizque forma anticuerpos que reducen los síntomas en los pacientes”. Aunque laboratorios japoneses que hicieron ensayos clínicos no arrojaron resultados concluyentes sobre su eficacia. Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén junto con el Centro Médico de Mount Sinaí de Nueva York, divulgaron sus resultados que la droga ya aprobada por el FDA, Fenofibrate (Tricor), tiene la propiedad de reducir los efectos del COVID-19 a algo menos dañino que un resfriado común. Un grupo científico de la Gran Bretaña, sostiene que un esteroide, la Dexametasona, podría ser usado para salvar pacientes gravemente enfermos con coronavirus. Mientras en otras partes del mundo, con ciencia y la tecnología, laboratorios clínicos y universidades de prestigio, compiten por sacar un remedio eficaz que disminuya la severidad de la enfermedad, estos pintorescos paisajes acabados, no tienen de otras que esperar ansiosos que alguna vaina funcione. Como los ricos y poderosos se reparten con cuchara grande primero las existencias, no resignarse a quedar relegados en los últimos pelos de la cola. Se trata más bien de una lucha cotidiana por encontrar lo básico. Su forma de supervivencia para una inmensa mayoría que vive de coyol partido, coyol comido.

En el comercio hace meses que escasearon los aerosoles y las toallitas desinfectantes. Las mascarillas que el consumidor compra en las farmacias o se obtienen por medio de intermediarios a precios prohibitivos, es sin la certeza de cuáles sirven solo para tapar polvo y cuáles funcionan para proteger la víctima de manera que el virus no infecte las vías respiratorias. Ahora es que hay que andar ojo al Cristo hasta con el gel para limpiarse las manos. “La FDA advierte a los consumidores y proveedores que la agencia ha visto un fuerte aumento en los productos desinfectantes para manos que están etiquetados para contener etanol (también conocido como alcohol etílico) pero que han dado positivo por contaminación por metanol”. “El metanol, o alcohol de madera, es una sustancia que puede ser tóxica cuando se absorbe a través de la piel o se ingiere y puede ser mortal cuando se ingiere”. “El metanol no es un ingrediente activo aceptable para los desinfectantes de manos y no debe usarse debido a sus efectos tóxicos”. Con tanta desventura no queda de otras que recurrir a los consuelos. “De algo nos vamos a morir”. Pero mientras ello no suceda –que ni lo quiera la Virgen– “al mal tiempo, buena cara”.

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