Escuela universal

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15 de julio de 2020
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12:16 am
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Escuela universal

Déjame que te cuente…

José María Leiva Leiva

Alguien preguntó cierta vez, la diferencia entre la escuela y la vida, y la respuesta es francamente formidable. “En la escuela primero aprendes una lección, y luego te ponen una prueba. En cambio, en la vida, te mandan la prueba y luego aprendes la lección”. Ciertamente, se trata de una escuela vivencial maravillosa, de la que vamos aprendiendo sabias lecciones según pasan los años, y con ellos, los sucesos y las circunstancias en las que nos toca interactuar, al punto de llegar a forjar un carácter, una personalidad, y hasta un destino.

En un apretado resumen de estas enseñanzas-aprendizajes, nos encontramos, por ejemplo con las siguientes: “Imagínate tú, con tus licenciaturas, maestrías, diplomados y mil estudios encerrado en tu casa como consecuencia de esta pandemia. Mientras que el recolector de basura, el agricultor, la cajera del súper, el vigilante, todos siguen siendo indispensables y esenciales, y tú no. Tremenda lección de humildad para aquellos que no caminan; si no que flotan”. Sí, para esos narcisistas socados en aceite que se creen el centro del universo.

Y precisamente, situaciones comprometedoras de salud como la que estamos viviendo, nos dejan estas otras lecciones: “La vida es corta. Los trabajos son temporales. Tu salud es tu riqueza. Aprecia a quienes tienes a tu lado. Se debe ahorrar dinero. Aprovecha el tiempo libre que pedías. Se necesita una mentalidad fuerte. Hay que adaptarse, no conformarse. Construye nuevas oportunidades. Esto también pasará…”. Otro más agregó: “Éramos todos humanos, pero la religión nos separó, la política nos dividió, el dinero nos clasificó, hasta que un virus nos igualó”.

Incluso, se escuchó este consejo: “Ante esta contingencia, sé positivo: cambia tus palabras. Cambia tus emociones. No digas: encerrado, confinado, fin del mundo, desgracia, problema, miedo, soledad, aburrimiento. Mejor di: protegido, salvando vidas, nuevo mundo, cambio, oportunidad, fe, autoconocimiento, creatividad”. Prescripciones médicas que coadyuvan a la salud mental, recomiendan “aislarse de las noticias sobre el virus. Todo lo que necesitamos saber ya lo sabemos. No tengas cuidado con el número de muertos, no es un partido para saber la última puntuación. Evita eso”.

“Evite enviar mensajes fatalistas, algunas personas no tienen la misma fortaleza que usted. En lugar de ayudar, podría activar patologías como la depresión. No busque información adicional en Internet, debilitaría su estado mental. Si es posible, escuche música en casa a un volumen agradable. Busque juegos de mesa para entretener a los niños, contar historias y planes a futuro. Haga lo que le traiga paz, lo que le haga sentir a salvo. Confíe en su sentido común. Su estado de ánimo positivo ayudará a proteger su sistema inmunitario, mientras que se ha demostrado que los pensamientos negativos deprimen su sistema inmunitario y lo debilitan contra el virus”.
“Lo más importante: ¡confíe firmemente que esto también pasará y estaremos a salvo!”. Igual, para aliviar tensión, permítaseme compartir un attach, que hecho en broma o en serio (vaya usted a saber) destaca: “La Asociación Psiquiátrica Mundial (WPA por sus siglas en inglés) comunica lo siguiente: Durante el tiempo de cuarentena está considerado dentro de lo normal, hablar con las paredes, ventanas, puertas, plantas, ollas y electrodomésticos en general. Solicitamos gentilmente comunicarse con nosotros única y exclusivamente si los objetos le responden”.

Ya fuera del tema del COVID-19, encontramos en la literatura motivacional, llamada también de autoayuda, que “la vida y el tiempo son los mejores maestros… La vida nos enseña a disfrutar el tiempo. El tiempo nos enseña a valorar la vida”. ¿Cómo nos trata la vida? Bueno, “la vida nos rompe a todos en algún momento, pero solo unos pocos logran hacer más fuertes sus partes rotas. Ernest Hemingway. Ten presente: “la vida es un viaje, no un destino, aprende a disfrutar el paseo”.

¿Qué tal el valor de una sonrisa? “La gente que te sonríe cuando hace contacto visual contigo, es un tesoro de la humanidad”. El mejor ejercicio. Caminar. ¿Hacia dónde? Camina lejos de discusiones que no te llevan a ningún otro lado más que al enojo. Camina lejos de gente que liberadamente te minimiza. Camina lejos de cualquier pensamiento que reduce tu valor. Camina lejos de los fracasos y temores que paralizan tus sueños. Camina lejos de la gente que no se interesa en ti y son oportunistas. Mientras más camines lejos de las cosas que envenenan tu alma, tu vida será más feliz. Así que… camina.

¿Sabes a qué huele la gente auténtica? “A inolvidable”. “Deja de frotar lámparas y date cuenta que ¡el genio eres tú!”. ¿Y es que acaso el pasado se esconde en algún lado? “El pasado nunca se va, le gusta esconderse, en la música, en la calle, en los sueños, en los recuerdos, en la vida”. “La vida no te pregunta si quieres ser fuerte. La vida… te obliga a serlo”. Por último: “necesitamos tan poquito para ser felices. El problema es que necesitamos mucha experiencia para comprenderlo”.

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