LAS PROFECÍAS MAYAS

ZV
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20 de julio de 2020
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12:15 am
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LAS PROFECÍAS MAYAS

ATRÁS quedaba el milenio y las conjeturas que a las 12 de la noche del año 2000, debido al Y2K, ocurriría una especie de fallón catastrófico de los sistemas informáticos, por descuido programático de los software operativos con que corren los programas. Se especuló que las computadoras del sistema bancario dejarían en cero el saldo en cuentas de ahorro de sus clientes, que habría un paro de todo el transporte operado por los ordenadores, dejarían de funcionar los teléfonos, y un colapso de los servicios de emergencia. Hubo países que se tomaron en serio el riesgo tecnológico gastando recursos millonarios de sus presupuestos para mitigar el dañino efecto a sus sistemas y redes de comunicación. Llegada la hora clave, nada sucedió. Los 2 mil años quedaron atrás con fanfarria de festejos en todo el globo y la acostumbrada explosión de fuegos artificiales a las 12 en punto de la noche, despidiendo el año viejo y dando la bienvenida al nuevo.

El advenimiento de una nueva centuria fue luz de renovada esperanza para toda la civilización. En Naciones Unidas hubo un cónclave de jefes de Estado de todo el planeta. El momento irrepetible fue sellado con una histórica declaración de los “Objetivo de Desarrollo del Milenio”. Allí –entre los signatarios del retador compromiso– estuvimos nosotros. En una pared de nuestro despacho, como nostálgico recuerdo de la memorable cita, colgamos la fotografía del grupo de los líderes mundiales, encabezada por el Secretario General de la ONU, Kofi Annan. Una década después, la civilización maya –sus ceremonias religiosas, la edificación arquitectónica de sus imponentes ciudades, todo a partir de su observación de la infinita inmensidad, como los maestros astrólogos que fueron, sus sistemas de riego, sus cálculos matemáticos y su asombroso calendario– cobró inusitado interés. Un vaticinio apocalíptico situaba el 2012 como el fin del mundo. Llegamos al final de los días de la fecha indicada y nada sucedió. Sin embargo, otra fue la interpretación que dieron a la profecía. Se trata de la “cuenta larga”, del calendario. “No significa que el mundo vaya a terminar en esa fecha, lo único que indica es que esta fecha llegará y significará el final del baktún 13 en el ciclo del calendario maya”. “Simple y sencillamente terminará el 13 para dar paso al que sigue”. Es como hoy se marca el fin de un año para dar paso a uno nuevo”. El final de un ciclo. Últimamente, con la tecnología LIDAR, método de detección remota con láser, los arqueólogos, con su nuevo juguete, han descubierto cosas extraordinarias sobre esa enigmática civilización.

Entre otros hallazgos que sus ciudades y la cantidad de personas que las habitaban, eran muchísimo más grandes de lo que se calculaba. Que datan, por monumentos y utensilios encontrados, de épocas más remotas. Esperan llegar a una conclusión definitiva sobre las varias hipótesis de la extinción de la civilización. Un gran terremoto demoledor, aseguran unos; una sequía maléfica y prolongada, explican otros. Sin embargo, solo son conjeturas. Se especula ahora que simplemente se mudaron de sus magníficas metrópolis y complejos habitacionales. Se fueron. Lo que trae otra vez al tapete de estudio que la vida de los mayas trascurría en torno al inicio y al final de los ciclos. Sin embargo, ello no agota la profecía. Un científico estadounidense asegura que al “trasladar el calendario maya al gregoriano, se observa un desfase. De 2,948 días”. “En este traslado al gregoriano se perderían 11 días al año”. “El cálculo indica que al acumular estos días perdidos cambia la predicción del fin del mundo, del 21 de diciembre del 2012 a la fecha de hoy”. Lo que pone en perspectiva lo anticipado por la ciencia médica relacionada con esta pandemia. “No habrá inmunización permanente con las vacunas”. Se deduce, entonces, que ni con vacuna hay seguridad que todo volverá a ser igual. Sobrada razón tenían los mayas. Si no se trata del fin del mundo, entonces, hay que aplicar la teoría de los ciclos, de inicio y final de las civilizaciones. El AC y el DC. Antes del coronavirus y después del coronavirus. Deduzcan pues, que de haber vida, en la nueva normalidad, esta sería, entonces, otra forma de vida.

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