ACAPARADORES

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23 de julio de 2020
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12:01 am
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ACAPARADORES

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

LOS acaparadores se apropiaron de las mascarillas, tapabocas y tapanariz, los geles para limpiarse las manos, las toallitas desinfectantes, las pruebas clínicas para coronavirus en el instante que hubo conocimiento sobre la peste. En la medida que van saliendo fármacos y remedios que ayudan a neutralizar los síntomas, se aseguran de agarrarlo todo sin dejar nada para los demás. Los ricos tienen la capacidad de caerle a todo antes que siquiera se apunten en la lista de espera los muy necesitados. Toda la producción de los próximos tres meses, del antiviral Remdesivir, fue adquirida por el gobierno estadounidense. Anticipándose al resultado de los ensayos clínicos con humanos, ya pagó 1,950 millones de dólares para asegurar 100 millones de dosis de una potencial vacuna que está siendo desarrollada por los laboratorios estadounidenses Pfizer y alemán Biontech. Pero en reserva tiene otras 500 millones de dosis adicionales. “Los laboratorios proyectan fabricar cien millones de dosis antes de que termine 2020 y probablemente más de 1,300 millones antes de que termine 2021”.

El gobierno británico anunció, por su parte, un acuerdo para reservar 30 millones de dosis de esta vacuna “capaz de generar una respuesta de anticuerpos neutralizantes entre los humanos a niveles superiores o iguales a los observados en los sueros convalecientes, y lo hace con dosis relativamente pequeñas”. Así que, a un lado quedarían los sentimientos misericordiosos de la solidaridad. No será como reza el evangelio de Santo Tomás citando al Redentor, que “los últimos serán primeros”. Siquiera, aunque llegáramos de últimos, dieran una rebajita piadosa. Pero eso tampoco. “Pfizer, Merck y Moderna advirtieron en una audiencia en el Congreso de Estados Unidos que en caso de lograr la vacuna contra el nuevo coronavirus, no la venderán a precio de costo”. A pesar que “varias compañías han recibido subvenciones de cientos de millones de dólares del gobierno de Estados Unidos u otros países, pero estos acuerdos no siempre vienen con cláusulas que limitan el precio máximo de las dosis”. Johnson & Johnson y AstraZeneca, “se han comprometido a vender inicialmente sus vacunas sin obtener ganancias”. Pero, no en oferta a toda la humanidad. Adivinen cuáles son los clientes privilegiados. “AstraZeneca, socio de la Universidad de Oxford en el desarrollo de una de las vacunas más avanzadas en este momento, ya en ensayo de fase 3, firmó un contrato por 1,200 millones de dólares con la agencia Barda del gobierno de Estados Unidos, que prevé la entrega de 300 millones de dosis a precio de costo”. “La Unión Europea firmó un contrato similar en junio”.

Estos, por dicha, no son los únicos laboratorios en el mundo que desarrollan vacunas. Así que el país, aparte de gestionar donde se ocupe hacerlo, para recibir una alita de lo que viene, debe agresivamente buscar lo suyo en otros países. Con tal que no sea con el extorsionador de los armables turcos. Queda de experiencia que la OMS/OPS apenas suministró la tercera parte de las 250 mil pruebas para coronavirus solicitadas por la embajadora al Secretario General de la ONU. Presintiendo lo anterior, la embajadora –atenta a la necesidad del pueblo hondureño– envió su tercera carta al Secretario General exhortando su “intercesión ante las sucursales e instituciones afines y filiales de Naciones Unidas, para que a Honduras se le provean los insumos médicos suficientes para lidiar con la virulencia de esta terrible enfermedad”. “Frente a esta inédita calamidad, –le dice la embajadora– no deja de ser un formidable desafío a la Secretaría General que las herramientas recomendadas, los fármacos, los remedios, las vacunas necesarias para derrotar la amenaza sanitaria, lleguen no solo a los que mayores recursos, ciencia y tecnología disponen para obtenerlos, sino, con igualdad de derecho, a los que no gozan de esos privilegios”. A ver si las iglesias influyen en las sociedades para que vuelva a cobrar presencia el concepto de la “solidaridad”.

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