DEL MARTES NEGRO A LA PESTE DE HOY

ZV
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24 de julio de 2020
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12:08 am
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DEL MARTES NEGRO A LA PESTE DE HOY

HAY quienes ven equivalencias en este desmoronamiento con la gran depresión. Aquello empezó con un desplome de la bolsa de valores en Nueva York: El fatídico “crash” del martes negro. La debacle financiera que se inicia en los Estados Unidos y se riega como pólvora con mecha encendida. Provocando detonaciones encadenadas. Arrojando al despeñadero las economías en todo el mundo. La imposibilidad del sistema financiero de liquidar sus kilométricas colas de clientes los dineros depositados en sus cuentas bancarias desata un pánico colectivo. Las familias ven de pronto esfumarse los ahorros de toda la vida. Quiebran las empresas. Se desquician las actividades productivas como erupción volcánica derramando su lava de fuego. Cientos de miles de personas se quedan sin trabajo. Sus familias quedan en la calle. La miseria se propaga como terrible epidemia. Se interrumpe el comercio internacional.

Inmensos núcleos poblacionales sumidos en lo más hondo de la pobreza. Se hunden los precios de las cosechas. Hay hambre, carestía de lo básico, como maleficio infernal. Un descalabro generalizado donde los pilares que sostenían el bienestar en las naciones van cayendo como piezas de dominó. El gobierno norteamericano echa a andar la máquina de papel moneda y recurre al expediente del gasto público. Se ofrece comida por día trabajado en la construcción de carreteras. Programas sociales de asistencia. Aun así, ni los subsidios o los estímulos oficiales fueron capaces de recuperar los moribundos mercados. Del otro lado del globo, la miseria y la desesperación de cientos de miles es terreno fértil al nacionalismo mesiánico. Que explota el sentimiento de frustración de gente desesperada. Las ansias de desquite por humillaciones a que fueron sometidos con el Pacto de Versalles. Se arman y ensanchan sus ejércitos en forma subrepticia. Hechos un nudo nazis, fascistas y las fuerzas imperiales asiáticas, ocupan países y se anexan sus territorios. Estalla la segunda guerra mundial. Cruenta y salvaje. Si bien los programas del “New Deal” agitan los mercados caídos, irónicamente es la guerra lo que enciende el motor de la expansión industrial norteamericana. Obligada a producir sus pertrechos de guerra, mientras asiste a sus aliados con bombas, tanques, buques, aviones, convoyes cargados de insumos necesarios y alimentos. Que igual se arman echando a andar, entre las ruinas, sus fábricas de armas y explosivos. Los hombres van a los frentes de batalla, las mujeres se quedan cuidando de sus familias y trabajando en las fábricas de ensamblaje.

En Europa y Rusia, no hay tal división de trabajo. Las mujeres se alistan y se van a las trincheras. La economía de guerra es lo que impulsa la rehabilitación. Los norteamericanos salieron de la hecatombe fortalecidos como poderío político, económico y militar. Los aliados victoriosos se reparten el mundo. ¿Será esto parecido a la gran depresión? El retorno a las políticas económicas del inglés John Maynard Keynes, recomendando a los gobiernos gastar dinero que no tienen, utilizando alicientes monetarios y fiscales para estimular la demanda en los mercados. El primer plan de rescate de POTUS fue de 2 billones de dólares, pero insuficiente. Ahora la Casa Blanca discute con el Congreso otro estímulo billonario. La Unión Europea (UE) convino un gigantesco fondo de recuperación económica. Los veintisiete jefes de Estado anunciaron 750,000 millones de euros financiado con la emisión de deuda común, que incluirá 390,000 millones en ayudas directas y 360,000 millones en préstamos. Ni lo quiera la Virgen, una repetición de la historia.

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