Esperanza en medio de un secuestro

OM
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24 de julio de 2020
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01:23 pm
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Esperanza en medio de un secuestro

Esperanza en medio de un secuestro

Esperanza en medio de un secuestro, Por Eric Kuhns

Nunca voy a olvidar una noche del año 2014 cuando una familia pastoral y yo íbamos a un retiro en Guatemala, de pronto apareció una patrulla y nos hizo parar. En segundos cuatro policías con sus pistolas en mano entraron y tomaron el control de nuestro vehículo, nos llevaron a un lugar remoto donde nos asaltaron.

Cuando nos bajaron del vehículo, ellos nos quitaron todas nuestras pertenencias y nos obligaron a quedarnos al lado de la calle de tierra mientras ellos sacaron nuestras maletas y llevaron todo lo que ellos querían. Yo creía que nos iban a matar.

Me quedé en silencio pensando que en algunos minutos nos iban a disparar. Pensé en mi esposa y en mis dos hijos que estaban en Honduras. Me sentí muy triste, pensé que no volvería a verlos nunca más. Me sentí atrapado, no pude hacer absolutamente nada y la muerte rondaba cerca. En ese momento de aflicción, yo sentí la presencia de Jesús, fue como que él estaba parado a mi lado y con su mano sobre mi cabeza. Yo empecé a examinar mi corazón y me preguntaba ¿Señor, estoy pecando yo en mi vida? ¿Hay algo malo en mi corazón que necesita ser perdonado? Yo estaba viendo la muerte cara a cara y quería estar seguro de mi salvación.

Cristo susurró a mi corazón que yo estaba salvo y que él tenía el control de todo en sus manos. ¡Había esperanza! A pesar de las circunstancias, yo entendí que Cristo iba a tener la última palabra. Los policías terminaron de sacar todo lo que ellos querían, nos amarraron y se subieron a su vehículo y se fueron dejándonos vivos. Dios nos protegió, extendió nuestras vidas e hizo un milagro.

Este año 2020 se siente como un secuestro, de repente apareció una pandemia amenazándonos con la muerte, está asaltando nuestros negocios, cerrando escuelas, y paralizándonos en todos los sentidos posibles y provocando un caos.

Ha llenado los hospitales con víctimas y ha quitado las vidas de muchos seres queridos, muchos se sienten sin esperanza, agobiados, preocupados y dolidos. Pero quiero decirles; No estamos abandonados, y no debemos sentirnos solos no hemos sido tirados y olvidados como un trapo viejo, porque Cristo esta de pie en medio de toda esta situación, Él es Rey de reyes y Señor de señores.

Él no está retorciendo sus manos, sorprendido por lo que está pasando, él no está preocupado sin una solución. No mis amigos. Cristo peleará por nosotros, el camina en las salas y en los pasillos de los hospitales tratando con los enfermos, llamándoles a la salvación, allí está el tocando los corazones más duros, transformando vidas que por años han rechazado el llamado de Dios. Allí está Cristo enseñando a su pueblo que sus negocios y su dinero no les pueden salvar. El Buen Pastor está utilizando ese secuestro para mostrarnos su gran poder. ¡No estamos sin esperanza!

El apóstol Pablo escribió en II Corintios 4:8-9 que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos. Cristo es nuestra salvación y tendrá la última palabra. Lo animo a buscar de él, se puede perder la salud, el dinero, y sus seres queridos, pero si Cristo reina en su corazón tiene esperanza y entiende que el sufrimiento es temporal. Medite en las palabras del apóstol Pablo y ponga esas palabras en práctica en su vida. Son las palabras de II Corintios 4:17-18. Pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros una vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Nos sentimos secuestrados, tristes y desconcertados con aflicción y pensando en un futuro incierto. Pero quiero decirles, el mismo Dios que nos protegió en Guatemala de la muerte es el mismo Dios que nos va a ayudar en esa pandemia. Él es el mismo ayer, hoy y siempre por todos los siglos y si usted lo permite, él va a ser su proveedor, su sanador, su protector y su Salvador. ¡No se preocupe, no está solo, Cristo es nuestra esperanza en medio de un secuestro!

** Eric Kuhns es director de las obras a nivel de América Latina con la misión Hope International Missions. Él pastorea la Iglesia Evangélica de Santidad Inc. en la Colonia Tiloarque y Residencial Las Uvas en Tegucigalpa. Se le puede contactar con [email protected]

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