EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS
“EL aumento de los casos de coronavirus en Estados Unidos atizó las nuevas demandas de subsidio por desempleo, que la semana pasada llegaron a 1.4 millones”. “El repunte del virus en varias zonas del país ha forzado a cerrar negocios por segunda vez para responder a las directivas locales que buscan frenar los contagios”. “Estados Unidos –el país con más muertos por el coronavirus con más de 143,190 fallecidos– registró 64,000 nuevos casos en las últimas 24 horas”. “El mensaje general –se quejan los analistas– es que una economía que es capaz de recuperarse está estancada por las preocupaciones sanitarias”. En lo que toca a los demás. Una mesa virtual de especialistas, “Múltiples miradas rumbo a una nueva normalidad: presente y futuro en soluciones diagnósticas para apoyar la gestión de la pandemia en América Latina” concluyó que “los sistemas de salud en la región deben fortalecerse en los primeros niveles de atención, tener una cobertura efectiva y apostar por la digitalización para enfrentar la creciente amenaza de enfermedades crónicas y futuras pandemias”.
En lo atinente a la debacle económica como consecuencia del confinamiento –muchos arguyen podría tener los efectos nocivos de la gran depresión– los países prueban todo tipo de medidas desesperados por atenuar el impacto. El FMI adelanta que la economía estadounidense se contraerá 6.6%, lo que, a no dudarlo, va a tener influencia en las economías de todos estos países. Honduras tiene altos grados de dependencia del mercado norteamericano. No solo por lo que se exporta sino por las remesas que ingresan. Latinoamérica –según la CEPAL– se contraerá en un 9.1%. Los países más afectados serán Venezuela (-26%), Perú (-13%), Argentina (-10.5%), Brasil (-9.2%), México (-9%), Ecuador (-9%), El Salvador (-8.6%), Nicaragua (-8.3%), Cuba (-8%) y Chile (-7,9%). En el medio y final de la tabla se encuentran Panamá (-6.5%), Honduras (-6.1%), Colombia (-5.6%), Costa Rica (-5.5%), las islas del Caribe (-5.4%), República Dominicana (-5.3%), Bolivia (-5.2%), Haití (-5%), Uruguay (-5%), Guatemala (-4%) y Paraguay (-2.3%). El público no tiene aguante para tanto número. Aunque necesarios para calcular la terrible dimensión de la zozobra. La tasa de desempleo llegaría al 13.5%. El número de parados –no se refieren a los que están parados con el gobierno, sino a los que no hacen nada, los que no tienen trabajo– se incrementará en 18 millones para alcanzar las 44.1 millones de personas.
La pobreza aumentará este año hasta el 37.3%. De 185.5 millones pobres en 2019 a 230.9 millones este año. La pobreza extrema se incrementará en 28.5 millones con impacto especial en las mujeres. Así de mal se ve el ambiente. Más feo luce, ya que cada cual, en todos lados, antes que interesarse en asistir en la desgracia de otros, primero pone toda su atención y sus recursos en atender la propia. El sistema multilateral, que se creía repleto de mecanismos, de fondos, de recursos y de estrategias para prestar auxilio, no ha respondido ni remotamente con la celeridad, la efectividad ni la magnitud suficiente, al tamaño gigantesco de la crisis que golpea. Ni los sistemas sanitarios, ni tampoco los financieros. Casi los pueblos se han quedado solos lidiando con su impotencia. Mucho más grave las circunstancias en estos pintorescos paisajes acabados. ¿Habrá posibilidad de levantarse del suelo? Cada cual batallando con su propia pesadez. Mucho dependerá de la voluntad doméstica y del esfuerzo interno de cada país. Con fe que haya solidaridad, pero sin esperar que caiga maná del cielo.
