El ingreso básico universal

MA
/
29 de julio de 2020
/
01:08 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
El ingreso básico universal

Rafael Delgado

La idea de un ingreso básico otorgado sin ninguna condición no surgió ahora. Desde hace tiempos circula esa propuesta en diferentes variantes, desde diferentes enfoques, aspirando a combatir diferentes problemas. Fue Milton Friedman quien la retomó hace cerca de 50 años con el propósito de supuestamente eliminar todas las ineficiencias del gobierno. El proyecto era en términos generales el siguiente: en vez de crear instituciones públicas dedicadas a la seguridad social, mejor eliminarlas y darle el dinero a la gente para que decida en qué empresa privada quiere percibir esos servicios. En los siguientes años, una y otra vez volvió a aparecer el proyecto del ingreso básico ya sea para combatir la pobreza, o para fomentar el crecimiento, o para reducir la burocracia.

Ahora en esta crisis del COVID-19 resurge la propuesta. Pero ya no es motivado por consideraciones de eficiencia y de reducir la seguridad social pública, sino que se propone para garantizar a cada ciudadano un ingreso mínimo vital que venga a frenar la enorme caída en los ingresos, el aumento de la pobreza, así como el aumento de la desigualdad que algunos analistas consideran como algo sumamente peligroso para la vida, la cohesión social y la paz de los países. Algunos hablan de entregar el ingreso por un monto igual a lo necesario para cubrir las necesidades alimentarias básicas.

Antes de hablar del financiamiento, quizás es necesario plantear que la propuesta en su propósito y en los medios propuestos no es absurda. Además de conservar la vida, la propuesta asegura un ingreso básico en tiempos de emergencia nacional, donde hay menos trabajo, menos oportunidades de generar ingresos y mucha incertidumbre para los negocios, conduciendo a mover los mecanismos de la vida económica. Al final, cuando se implementa de manera generalizada y para un sector representativo de la sociedad, gente viviendo en pobreza, no se trata de montos grandes que se otorgan y se concentran en pocas manos. Representan montos individuales pequeños, distribuidos en millones de personas que van directo al consumo, a la demanda de productos y servicios básicos como son la alimentación. Para las economías locales suburbanas y rurales, frenadas en su dinámica por los bajísimos ingresos de la gente, a la espera de un pico en la demanda a raíz del ciclo agrícola o a expensas de la llegada de las remesas, podría ser un factor dinamizador la existencia de ingresos mínimos recurrentes.

Sin embargo, las amenazas rondan alrededor de esta propuesta. En el ambiente actual de Honduras, donde la negligencia y la corrupción caracterizan a la cúpula gobernante, sería una oportunidad más para que con mucha discrecionalidad se disponga de enormes cantidades que al final podría solamente afianzar las estructuras y vicios que precisamente se quieren desmantelar. Si la crisis ya ha sido mal utilizada, crear un mecanismo como este, correría la suerte de otras medidas de compensación social. Creo que es un punto muy importante y que quizá se ha obviado en el análisis de la ONU.

Finalmente está el punto del financiamiento. No se puede hablar de un ingreso básico para los que viven en pobreza extrema si al mismo tiempo no se ejecuta una profunda reforma fiscal y se reestructura el gasto público. Puntos importantes son en primer lugar la revisión profunda de las exoneraciones fiscales por las que se escurren multimillonarias cantidades de dinero y que, eliminadas, harían innecesarios los recurrentes incrementos a los tributos para financiar el gasto. En segundo lugar, está someter el gasto a criterios de eficiencia en su ejecución, eliminando los sobreprecios del 100% y hasta 200% en las compras de bienes, servicios y de contratos de suministros. La inversión pública, igualmente caracterizada por elevadas cantidades sin justificar, debería de ejecutarse con criterios de eficiencia, liberando millones de lempiras. Por allí habría que trabajar para financiar un ingreso básico de emergencia y temporal para los más pobres.

Más de Columnistas
Lo Más Visto