Los nombres que debemos recordar

MA
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29 de julio de 2020
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12:59 am
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Los nombres que debemos recordar

David Salomón Amador

En el paso de la vida hay dos tipos de personas, aquellas que se aprovechan de los momentos y que llegan a hacer cosas que provocan el mal de muchos, o hay de las que con algo pequeño trascienden y llegan a su cama con la paz de no deberle a nadie y mucho menos pensar que alguna querella legal llegará a la puerta de su casa, he tenido la oportunidad de vivir fuera de Honduras y he podido conocer gente con un alto valor moral, cuyas creencias son en función del bien común, brindan su mano a quien la necesite, de esos hay muchos, al igual en nuestro país Honduras, hay muchísimas personas que creen que ayudar a los demás es una forma de vida, no como asunto político, sino como filosofía de vida, lamentablemente desde el año 2009, he visto cómo nuestra sociedad tiene una división tan clara, veo cómo un partido político y sus partidarios se creen los dueños del país, cuando apenas en las elecciones del 2017 llegaron a representar un 15.48% de la población de Honduras, y si ellos permanecen, el país se irá por el despeñadero, el covid-19 dejará trastocada la economía.

En un anterior artículo expuse, que considerando las proyecciones del Banco Mundial y otras investigaciones realizadas, hay una proyección del 5.60% de decrecimiento en el 2020, pero hoy después de ver la forma en cómo se están administrando las finanzas de nuestro país, definitivamente, no hay una visión de país, hay una visión partidaria, y eso ya cansa y deja en mal a personas que tienen el deber histórico de hacer lo mejor para el país, no para un sector, y a partir de allí el radicalismo partidario hace que se nuble la razón y que cualquier comentario o pensamiento que sea en función de buscar la mejor decisión es catalogada de izquierda, ñángara y demás epítetos, seguramente algunos al leer esta columna lo harán, es algo que no me afecta, seguiré creyendo que existen muchos hondureños que deseamos lo mejor para la patria y una población que sí lo merece.
Por ello el título de la columna, porque gente como el señor Jeremías, un agricultor que semana a semana se acerca a mi casa para venderme parte de sus legumbres cosechadas, y a quien lo denominé un emprendedor, porque cambió su visión desde que comenzó la cuarentena, representa los miles de agricultores y campesinos que a pesar de no tener condiciones de vida como los que andan en Prados blancas, están semana a semana, siendo nuestros proveedores de alimentos.

Roberto, alguien que me ayuda en ciertas cosas y que un día me preguntó, qué debería hacer para comprar leche, huevos, manteca, para vender; aprovechando le dije qué cosas hacer y lo más importante, que su pareja hiciera tortillas que es un alimento básico para nosotros los mortales, no para los que pasan comprando en Miami sus comidas gourmet. Hoy Roberto tiene una pulpería y está creyendo que puede tener más ingresos y a su vez ayudar a otros; esta semana me dijo que un padre de familia le debe Lps. 1,000.00, pero que lo está ayudando porque el señor apenas tiene para comer, su última frase fue: debo bendecir para ser bendecido.
Fernando, un joven que ideó la forma y manera de llevar hasta las casas pedidos de verduras y frutas, utilizando su ingenio para programar las entregas y le da trabajo a dos personas más, quienes le ayudan, y siempre su frase final es: muchas gracias, ya sabe, estamos para servirle.

Ramón, un excompañero de trabajo, que igual, al ver disminuida su fuente de ingresos, hace entregas de pedidos de los productos que usted desea y siempre dispuesto llama: viejo vas a querer hoy? Estos somos los hondureños, quienes a pesar de las más grandes dificultades, vamos caminando, quizás con la única esperanza de hacer lo bueno en un país donde el que hace el mal es premiado y hasta felicitado, por eso recordemos nombres de hondureños de bien, como el ejército de batas blancas que luchan encarnizadamente y sin apoyo, pero su ética y su amor por la profesión los lleva cada día a proveer servicios a quienes los necesitan. Recordemos esos nombres que deberían ser enmarcados en las paredes de escuelas y universidades como las personas que dieron su vida por ayudar al pueblo hondureño, que es el que más sufre con la pandemia. A ellos, el mejor recuerdo.

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