A 55 años del incendio de “Los Corredores”

ZV
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1 de agosto de 2020
/
12:09 am
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A 55 años del incendio de “Los Corredores”

Desde la terraza del antiguo Palacio Municipal los bomberos, entre mirones, tratan de sofocar el incendio del contiguo inmueble “Los Corredores”.

¿Se encendió o lo incendiaron? Hoy se ve el edificio Midence Soto. Los rumores tejidos por los viejos parroquianos en su vecino, el parque Central, cuentan sus versiones. En su interior funcionaban cantinas, billares, cafés, pulperías, farmacias, ferreterías y otros negocios.

Tegucigalpa, con sus arrastrados problemas sin una verdadera urbanización, invasiones, falta de agua, empleo e inseguridad por la delincuencia. En donde los árboles, que otrora abrazaban el aire puro y la hacían fresca y confortante, hoy son mastodontes de cemento que se le impusieron a su belleza.

Hola mis amigos y fieles lectores. Para no colmar con el tema de cada segundo en los medios de comunicación con esta peste maldita, retrocedamos un rato. Vámonos al centro de nuestra capital. Las nuevas generaciones quizás no sepan de este acontecimiento ocurrido en 1965.

Hoy, el casco histórico luce semi vacío. Sin voces coquetas vendiendo productos. Pocos automóviles. Nada de buses aparcados frente al parque central. No hay fanáticos de la fe hablando de Dios asistidos por altoparlantes.

No hay bullicio de los mismos amigos que a diario llegaban al atrio de la catedral. Pocos sentados en la rotonda de la estatua de Francisco Morazán que “ve” para cualquier parte, menos sus problemas.

Ya nadie está por allá tertuliando. Contando sus cuitas, de sus amores y desamores, de su ya acostumbrado lamento sin trabajo. Esta vez chinean desde sus casas, confinados, una vejez que hoy más, se escapa entre la bruma de incertidumbre.

Pero enfrente, un edificio inerte y también callado cuenta su historia. El edificio Midence Soto. Algo ocurrió aquí hace ya 55 años…

Mirones. Una multitud se apostó enfrente para presenciar el siniestro que fugó la calma capitalina de aquellos tiempos.

¿QUÉ HABÍA AQUÍ?

Había una vez aquí un ya vetusto galerón que arropaba varios negocios. Desde sus albores atendían una inquieta clientela de aquellos entonces. Ya les caía encima a los transeúntes por su deterioro.

Sus escombros eran guarida de los siempre existentes malvivientes y beodos. Sus desolados escombros en la parte baja, se aliaban con las oscuras noches para servir de motelitos con “aire acondicionado” de la fresca Tegucigalpa de un ayer.

Los homosexuales y prostitutas se aprovechaban de los efectos del alcohol de sus furtivos clientes para saciar sus instintos sexuales. Después que libaban guaro en las cantinas que tenía el viejo inmueble.

Aquí la historia. Los hijos de Miguel de Midence construyeron en 1778, una enorme casa de madera esquinera de dos niveles dejando un paso cubierto o corredor para el paso de peatones.

Los pobladores comenzaron a conocer este lugar céntrico de Tegucigalpa simplemente como “Los Corredores”. Luego se convirtió en un centro de comercio de aquellos años.

Antes que se habilitaran mercados, como Los Dolores, en sus alrededores se instalaban vendedores de granos, carnes, frutas, huevos, etc. Los sábados y domingos era más visitado.

SE INCENDIO

Bomberos en plena acción, tratando de apagar el elemento ígneo. De esto ya han pasado 55 años…

¿O lo incendiaron? Los rumores tejidos por los viejos parroquianos en su vecino, el parque Central, cuentan sus versiones. En su interior funcionaban cantinas, billares, cafés, pulperías, farmacias, ferreterías y otros negocios.

A finales del siglo XIX, la segunda planta fue destinada por la familia Midence para operar un hotel que se conoció como “Hotel Honduras”.

A comienzos de los sesentas fue regentado por don Helmut Seidel, un extranjero que también se dedicó al servicio de taxis “de punto” que se aparcaban en la calle que conduce a la iglesia Los Dolores.

Antes había administrado el hotel Panamericano, frente al parque La Libertad en Comayagüela. Terminó siendo gerente del hotel Honduras Maya. Lamentablemente ya fallecido.

Durante el mes de junio de 1965, el Concejo del Distrito Central -así se llamaba- ordena su demolición en un plazo improrrogable de treinta días. La Dirección General de Salud Pública, lo declaró insalubre e inhabitable.

La demolición debía efectuarse el jueves 22 de julio de 1965, fecha en que comenzarían a desentejarlo. Al acercarse el día señalado, algunos negocios poco a poco iban siendo desalojados. Como el caso del hotel que todavía funcionaba, con el nombre de Columbus.

Dos días antes de la demolición, se reportaba que no se había notado ninguna anormalidad. Se informó que para el jueves 22, todos esos establecimientos serían cerrados judicialmente, sino se mudaban antes de iniciar la demolición.

Años 50s. Así lucían los negocios en “Los Corredores”.

ALARMA

Se alertaba a la ciudadanía a tener precaución si transitaba por la zona con el fin de evitar cualquier accidente.

La noche del 21 de julio, la calma se fugó del centro de Tegucigalpa. La alarma se inició con disparos al aire hechos en las vecindades. A escasas once horas de que empezara su demolición, se incendió el vetusto edificio de “Los Corredores”.

El incendio se inició a las 9 y 10 minutos de la noche. Las primeras llamas surgieron en la zona central del edificio, precisamente donde estaban situadas las cocinas de los negocios de bar y restaurantes que había en ese lugar.

La reacción de los Bomberos Permanentes y Voluntarios fue rápida. Duró alrededor de 2 horas y media, combatido desde varios frentes, entre ellos desde el Palacio Municipal. Las mangueras fueron subidas por las gradas hasta su terraza. No tenían escaleras portátiles.

Sin embargo, afectó al Palacio Municipal, especialmente el Archivo de la Sección de Contabilidad, situado en el tercer piso. Fue necesario sacar toda la documentación y equipo.

Total, quedaron destruidos los negocios que ahí operaron por años. Cafetería “Café de París”, cantina “La India”, el bar “Coloneño”, “La Chispa”, billares “Piri”, restaurante “El Rubí”, tienda “La Selecta”, entre otros.

Hoy esto es historia. Cuando pases por el actual Midence Soto habrás de recordar qué pasó aquí. Tal vez, no habías nacido o eras un adolescente.

HUELLAS de la historia contados paso a paso. En el camino de un ya largo trajinar.

¡QUE DIOS NOS CUIDE A TODOS!

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Ayer y hoy. Aquel famoso “Café de París” en sus tiempos de gloria. Y hoy como luce esta parte del edificio Midence Soto.

TODO CAMBIA

Debido a la plata y otros minerales que contenían los cerros que rodeaban la capital, crecería en tamaño e importancia. Así, adinerados personajes de la época, aprovecharon situarse en lugares estratégicos cerca del parque Central.

Nunca imaginaron los conquistadores españoles, ni sus criollos y mestizos descendientes, que el pequeño poblado indígena a orillas del río Choluteca llamado Teguzgalpa, se convertiría en una capital rasgando a cosmopolita. Se asentaron a mediados del siglo 16.

Hoy, Tegucigalpa, sigue con sus arrastrados problemas sin una verdadera urbanización, invasiones, falta de agua, empleo e inseguridad por la delincuencia. En donde los árboles, que otrora abrazaban el aire puro y la hacían fresca y confortante, dieron paso a mastodontes de cemento que se le impusieron a su belleza.

Pero como todo cambia. Para mal o para bien, los políticos de patio siguen haciendo lo que les da la gana con el medio ambiente en una capital que es de todos. Y merecedora de mejor suerte.

Se lo digo a María para que lo entienda Tito puente…

Edificio Midence Soto. Antes “Los Corredores”.
“Los Corredores”. 22 de julio de 1965. Horas antes de ser pasto de las llamas.
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