COVID-19, la incertidumbre de los datos oficiales

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5 de agosto de 2020
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12:35 am
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COVID-19, la incertidumbre de los datos oficiales

COVID-19, la incertidumbre de los datos oficiales

COVID-19, la incertidumbre de los datos oficiales, Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario

Tras casi cinco meses de confinamiento y ante la falta de una adecuada estrategia de combate, control y mitigación frente a la pandemia del COVID-19, Honduras continúa con el proceso de reactivación económica sin la claridad de lo que puede suceder en el futuro inmediato, ni siquiera los mismos médicos están en la capacidad de predecir y proyectar sencillamente porque nunca existió un plan de contingencia, el país no tiene un liderazgo sólido y creíble al frente de la crisis, no hay fundamento que permita concebir la magnitud de la problemática, las pruebas procesadas no son las suficientes y por tanto es difícil conocer los porcentajes reales de casos totales, recuperados o tasa de letalidad.

A pesar de la tardía iniciativa, que por cierto ha funcionado en otras ciudades del mundo, de lanzar brigadas médicas casa por casa en barrios y colonias de Tegucigalpa, San Pedro Sula y varios municipios de alta incidencia, aunque en el caso nuestro, entregando tratamientos de manera indiscriminada, sin un diagnóstico previo y sin aplicar las pruebas rápidas respectivas, el pasado mes de julio fue día a día, el más crítico vivido en el país desde que el 11 marzo anterior se confirmaran los primeros dos casos positivos, (una mujer de 42 años y una de 37 que ingresaron vía aérea procedentes de España y Suiza respectivamente).

Las proyecciones para el mes de agosto no distan mucho, los casos positivos y la letalidad seguirán en incremento, difícilmente podremos observar el famoso pico de la pandemia o el aplanamiento de la curva, los datos que nos muestra SINAGER no son un punto de partida y si bien el colapso del sistema hospitalario parece disminuir, esto es en gran medida, fruto de la presión mediática y social para habilitar centros de triaje que permitan acercar la atención primaria a la gente en las comunidades.

Bueno hubiese sido para el país y sus ciudadanos contar con una plataforma veraz, eficiente y transparente de los datos que se generan a diario con el fin de auditar los mismos y entender adecuadamente el comportamiento de la pandemia como ya se ha implementado en otros países de la región, este tipo de información sistematizada y comprobada es fundamental no solo para el gobierno, también para la empresa privada y población en general, para tomar las mejores decisiones en tiempo y forma de cara a lo que se viene.
En crisis como la actual, los datos abiertos son necesarios en función de transparencia y ejercicio ciudadano en cada uno de sus ámbitos, sanitario, legal, económico financiero, educación, empleo, sostenibilidad de las inversiones y otros que se han visto directamente afectados por la emergencia y por las malas decisiones adoptadas desde el gobierno.

Aún conociendo y tomando como base la poco creíble información oficial, esta es suficiente para mostrar a Honduras como uno de los países que más dinero ha destinado para la atención de la pandemia en América Latina, y así lo refleja un informe publicado por la Universidad de Columbia en Estados Unidos, que ubica a este país centroamericano en el ranking de los diez que más fondos aprobó y recibió (estamos ubicados en la posición 9) por encima de países como México, El Salvador, República Dominicana, Costa Rica, Bolivia, Ecuador y Uruguay entre otros.

Por otro lado también los escuetos datos del SINAGER ponen a esta nación entre las que peor ha manejado la emergencia sanitaria, baja cantidad de pruebas, alta mora en los resultados de las mismas, escasez de personal, ineficiente atención de las necesidades hospitalarias, protestas por no contar con el respectivo equipo de bioseguridad y protección personal (muchos se han visto obligados a comprar el propio), incumplimiento en el pago de salarios y bonos, manejo inadecuado de los recursos públicos y una lista interminable de desaciertos que tienen al país ante un panorama sombrío y desalentador.

Queda claro entonces que no hay que confundir cantidad con efectividad, lo importante no es cuánto dinero se gasta, sino en cómo se gasta, en qué se gasta y qué resultados se obtienen, aquí es donde radica la importancia de la transparencia en los datos, para ayudar a la gente a entender dónde está el dinero y qué se viene en el corto plazo.

@aldoro/[email protected]

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